Satanizada como herramienta propagandística y como portavoz
de Osama Bin Laden, se la odia tanto en los palacios de Riad como en la Casa
Blanca. Pese a todo, como ya saben millones de telespectadores, Al Yazira promueve
un grado de libertad de expresión y de disenso que rara vez se encuentra
en el mundo árabe. Con sus planes para globalizarse, podría convertirse
en su próximo canal de televisión favorito.

"Al Yazira apoya el terrorismo"

Mentira, aunque no se esfuerza mucho por desvincularse de quienes sí lo
hacen. Éste es uno de los argumentos más rotundos esgrimidos
por sus detractores occidentales desde que comenzara sus emisiones hace 10
años, cuando Al Yazira se comprometió a difundir todos los puntos
de vista. Como reza su lema ("la opinión y la otra opinión"),
ha cedido tiempo incluso a figuras políticas y extremistas odiados,
destacados miembros de Al Qaeda entre ellos. Es esta voluntad de presentar
a los terroristas como comentaristas políticos legítimos lo que
ha provocado que críticos enérgicos de la cadena, como el secretario
de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, se refieran a su cobertura de las guerras
de Afganistán e Irak como "inexacta e inexcusable".

Cuando Al Yazira emite entrevistas en exclusiva con Osama Bin Laden para sus
50 millones de telespectadores, es fácil confundir el acceso a la información
con aprobación. Y cuando un periodista que las realiza es encarcelado
por colaboración con Al Qaeda, como ocurrió con Taysir Alony
a instancias de un tribunal español en 2005, la línea entre observador
imparcial y apasionado partidario resulta poco nítida. Asimismo, Al
Qaeda no es la única organización terrorista que recurre a Al
Yazira. Aparte de las infames cintas de Bin Laden —seis de las cuales,
como mínimo, aún no ha retransmitido— la cadena también
ha recibido grabaciones de grupos insurgentes de Irak, caudillos afganos renegados
y de los terroristas suicidas de Londres.

Nunca ha apoyado la violencia contra EE UU. Y sus corresponsales no han alabado
los ataques contra las fuerzas de coalición en Irak. Al Yazira nunca
ha grabado en directo ningún ataque contra la coalición, y no
existen pruebas de que haya sabido de antemano que se fuera a producir ninguno.
Nunca ha emitido una decapitación. En cuanto a Alony, todavía
han de presentarse a la opinión pública pruebas concluyentes
de su culpabilidad. Además, no hay indicios de que su financiación
proceda de fuentes ilegítimas.

"Es antisemita"

Incorrecto. De la misma manera que la cadena ha demostrado estar dispuesta
a presentar la "perspectiva" de Al Qaeda, también ha cedido
tiempo a Israel. Al Yazira fue el primer canal árabe que permitió a
los israelíes plantear su situación en sus propias palabras,
en hebreo, inglés o árabe. Este paso supuso un importante punto
de inflexión y escandalizó a la opinión pública árabe.
Hasta el desembarco de Al Yazira, la mayoría nunca había oído
una voz israelí. El canal ofrece con regularidad noticias de representantes
de ese Gobierno en sus boletines informativos y realiza entrevistas en directo
con entre seis y diez ciudadanos de ese país al mes. La cadena da una
amplia cobertura a asuntos de Israel, donde cuenta con numerosos telespectadores.
De hecho, les concede más tiempo que ninguna otra cadena fuera del territorio
israelí.

Pese a que Israel ha acusado a Al Yazira de parcialidad y de antisemitismo
(y algunos de sus invitados cumplían esos requisitos), su cobertura
ha reportado alguna que otra vez un beneficio concreto para los israelíes.
Cuando invadieron Yenín en la primavera de 2002, los reportajes exclusivos
de Al Yazira desde la ciudad sitiada disiparon los rumores de masacre y condujeron
a la disolución de un comité especial de investigación
de la ONU nombrado por el secretario general.

Muchos israelíes incluso la consideran una importante nueva fuerza
para el cambio en el mundo árabe. Gideon Ezra, ex subdirector del Servicio
de Seguridad General de Israel, señaló en una ocasión: "Ojalá todos
los medios árabes fueran como Al Yazira". No todos los árabes
estarían de acuerdo.

Aunque muchos occidentales piensan que adolece de una parcialidad proárabe,
muchos árabes creen lo contrario y sostienen que Al Yazira es financiada
y dirigida por el Mossad, el MI5 o la CIA. Al igual que Bahrein le prohibió informar
desde dentro debido a una aparente parcialidad sionista en 2002, a menudo se
han cerrado oficinas de la cadena en los países árabes, acusadas
de mancillar a los palestinos o de difundir otros tipos de propaganda imperialista
antiárabe.

"Está expandiendo la libertad política"

Mera ilusión. Es cierto que Al Yazira estableció la tradición
del periodismo de investigación en el mundo árabe y redujo las
fronteras del debate en su seno, acabando con todo tipo de tabúes sobre
lo que podía hablarse en televisión. Superando a las complacientes
cadenas de noticias anteriores a 1996, Al Yazira informa mejor a la sociedad árabe
sobre sus líderes y ofrece a sus gentes un foro a través del
cual pueden plantear más fácilmente a sus dirigentes: "¿Por
qué estamos metidos en este lío?".

De hecho, sus programas sobre la política occidental han hecho más
para informar a los árabes sobre la democracia que ningún otro
país o canal. Después del 11-S, la delegación de Al Yazira
en Washington empezó a emitir dos programas de entrevistas semanales
dirigidos a una audiencia extranjera y diseñados para arrojar luz sobre
la democracia estadounidense: From Washington, en el que el delegado entrevistaba
a políticos estadounidenses, incluidos miembros de la Administración
Bush, y U.S. Presidential Race, con una cobertura en profundidad de las elecciones,
incluidas la mayoría de las primarias más importantes.

Sin embargo, dar por sentado que la televisión por satélite
transformará las sociedades árabes en democracias transparentes,
justas e igualitarias equivale a suponer que la actual situación en
el mundo árabe es la consecuencia de un déficit de información,
lo que no es cierto. Excepto en los países árabes más
autoritarios, los ciudadanos que se han empeñado han tenido acceso a
las noticias a través de la BBC o de la radio La Voz de América,
y ninguna ha cambiado la región.

Al Yazira fomenta la libertad de expresión en Oriente Medio, pero ése
no puede ser un sucedáneo para la reforma política real. El mero
hecho de que una mujer en Arabia Saudí pueda ver un debate en televisión,
e incluso pueda participar en tiempo real, no significa que pueda votar en
unas elecciones o pertenecer a un partido. Los autócratas se han dado
cuenta de que aunque su información no se pueda manipular como los medios
estatales, Al Yazira puede no ser una amenaza tan terrible como temieron. Aún
pueden prohibirle abrir una oficina, como en Arabia Saudí y Túnez,
o apelar a leyes de emergencia para confiscar equipos o detener periodistas,
como en Egipto.

"Es una televisión parcial"

Cierto, pero no más que la Fox News o la CNN. Al Yazira utiliza los
mismos rigurosos procesos editoriales que los medios de comunicación
occidentales, pero termina elaborando un producto diferente. Durante la guerra
de Irak, el tono del canal era cordial hacia los iraquíes y hostil hacia
los estadounidenses. En Afganistán, los talibanes solían ser
presentados como nobles desvalidos y EE UU como el vengativo agresor colonial.
Se puede detectar un cinismo general respecto a los regímenes árabes
que son aliados de Estados Unidos, y aunque tiene empleados de muchas religiones,
incluida la judía, la cadena simpatiza claramente con los palestinos.

Esta parcialidad no invalida en absoluto sus noticias. Consciente de que es
sometida a una lupa más rigurosa que cualquier otro canal informativo,
Al Yazira es muy exigente a la hora de presentar todas las caras de la noticia.
Si la comparamos con la mayoría de las demás cadenas árabes,
sigue siendo un modelo de profesionalidad y objetividad. Los periodistas de
todo el mundo la tratan con el mismo respeto que a cualquier otra importante
cadena internacional. Tiene acuerdos de colaboración con la CNN, la
ABC, la NBC, la Fox, la BBC, la NHK de Japón y la ZDF de Alemania, que
utilizan con asiduidad imágenes y reportajes de la cadena qatarí.

Si Al Yazira es parcial, lo es desde el punto de vista comercial. Aunque dispone
de un presupuesto anual cercano a 80 millones de euros, subvencionados en gran
parte por el emir qatarí —y magnate del gas— Sheikh Hamad
bin Khalifa Al-Thani, la televisión quiere aumentar su cuota de audiencia
y vender publicidad. Ha perdido dinero desde su lanzamiento, lo que no resulta
sorprendente, dado que ningún canal árabe registra beneficios.
Al Yazira tiene como objetivo un público concreto (hombres árabes
de más de 25 años), y al igual que las grandes televisiones por
cable o las emisoras de radio de frecuencia modulada en EE UU, se esfuerza
por conquistar a los espectadores con trailers y avances de gran efecto. A
menudo emite montajes de violencia de los territorios palestinos, Afganistán
o Irak, con música machacona, que según sus críticos son
deliberadamente incendiarios. La cadena alega que su trabajo no consiste en
dulcificar las imágenes de la guerra. Lo indiscutible es que tiene unos
gustos diferentes a los de las cadenas occidentales a la hora de mostrar imágenes
de víctimas.

"Sufre censura"

Todavía no. Al Yazira ocupa un espacio peculiar en los medios de comunicación árabes.
Se presenta como un modelo de libertad de expresión e independencia editorial
en la región. Sin embargo, el presidente del consejo de administración
es Sheikh Hamad bin Thamer Al-Thani, ex viceministro de información qatarí.
No hay duda de que Al Yazira sigue siendo muy dependiente del emir. Y él
ha demostrado ser un resuelto impulsor. Cuando llegó al poder en 1995,
calculó que patrocinar una cadena de televisión popular ayudaría
a su país a conservar el apoyo de Occidente en el caso de que Irán,
Irak o Arabia Saudí decidieran invadirlo. La apuesta compensó tanto
al canal como al dirigente.

Pese a su dependencia del Estado, Al Yazira critica con frecuencia a los regímenes árabes,
incluido el qatarí. Por ejemplo, cuando en febrero de 1996 se frustró un
golpe para deponer al emir y se llevó ante los tribunales a los conspiradores,
el juicio fue emitido en directo por la cadena, hecho sin precedentes en el
mundo árabe. Los telespectadores ocuparon un asiento de primera fila
cuando el abogado de la defensa alegó que los acusados habían
sido sometidos a tortura, y cuando un portavoz de Amnistía Internacional
que había sido invitado a asistir al juicio atacó al sistema
de justicia penal. En los programas de entrevistas se ha debatido sobre si
está bien o mal que en Qatar haya una base aérea americana.

Sin embargo, todavía sigue existiendo el profundo convencimiento, desde
los ministros hasta los ciudadanos árabes de a pie, de que la familia
qatarí que gobierna el país es el auténtico poder que
está detrás de Al Yazira. La naturaleza exacta de la relación
sigue siendo poco clara, pero el hecho de que el emir haya sido tolerante,
por lo menos hasta ahora, es prueba de su clarividencia. Si seguirá evitando
entremeterse en el canal está por ver.

"Quiere competir con la CNN y la BBC"

, y tiene planes para ello. Aunque no formaba parte de la estrategia
de despegue original de noviembre de 1996, su increíble éxito
durante la última década ha hecho que el emir amplíe sus
objetivos para Al Yazira. Este verano, se lanzará en todo el mundo una
cadena llamada Al Yazira International o AJI, hermana de la original y que
emitirá en inglés. Espera llegar a entre treinta y cuarenta millones
de hogares en su primer día de emisión. AJI compite directamente
con la BBC World y la CNN International por los mil millones de telespectadores
que integran la audiencia mundial de habla inglesa.

Pese a que ha contratado a un gran número de periodistas occidentales,
no se parecerá mucho a la CNN. La cobertura de la cadena "seguirá al
Sol" a lo largo del día, emitiendo desde Kuala Lumpur durante
4 horas, 11 horas desde Doha, 5 desde Londres y las 4 restantes desde Washington.
Los reporteros y redactores de cada lugar presentarán los contenidos
desde la perspectiva de su región, y todo el mundo verá el mismo
material por satélite al mismo tiempo. "Somos el primer canal
informativo radicado en Oriente Medio que devuelve noticias a Occidente",
afirma Nigel Parsons, director ejecutivo de AJI. "Queremos establecer
una agenda de noticias diferente". Tanto la CNN como la BBC se están
tomando en serio la nueva competencia global. La británica ha desvelado
sus planes de poner en marcha un servicio en árabe, cuyo lanzamiento
está programado para principios de 2007, y ambas cadenas están
volviendo a examinar cómo cubren la información del mundo en
vías de desarrollo.

"Sólo los árabes verán Al Yazira International"

No tan deprisa. Esta empresa constituye el mayor de los retos asumidos hasta
ahora por la cadena. Mientras que el lanzamiento de la cadena árabe
significaba competir con sus iguales, esto es, con las de Egipto, Líbano
y Arabia Saudí, las occidentales son rivales de mucho más peso,
y Al Yazira se enfrentará a ellas en su propio territorio, en inglés.

Por su parte, AJI ha manifestado que se centrará en cuestiones del
mundo en vías de desarrollo y que utilizará más reporteros
y freelancers autóctonos que otras cadenas. Se espera que conquiste
una gran cuota de mercado en Asia, donde la marca ya disfruta de una reputación
y donde hay más hablantes de inglés que de árabe. Pakistán
tiene 160 millones de musulmanes, e Indonesia, el país islámico
más poblado del mundo, 215 millones, muchos de los cuales estarán
interesados en seguir de cerca los acontecimientos del mundo árabe.
Por supuesto, no será tan fácil abrirse camino en América.
Incluso garantizar la distribución de AJI ha sido difícil: en
junio, ni una sola empresa estadounidense de televisión por cable se
había ofrecido para incluir el canal como parte de su paquete general
de noticias. Irónicamente, el mercado de medios más libre es
el que plantea el mayor reto para la qatarí.

Nada de esto cambia el hecho de que Al Yazira haya reestructurado para siempre
el panorama de las noticias mundiales hacia —y pronto desde— el
mundo árabe. En una región donde Estados Unidos está enfrascado
en una prolongada guerra en un país y Occidente en su conjunto se enfrenta
a un impasse nuclear en otro, no tiene mucho sentido cambiar de canal y seguir
confinado en una cámara de resonancia de opiniones recicladas. Si Al
Yazira International salta a la pequeña pantalla este verano, Estados
Unidos (y Occidente) haría bien en sintonizarla.

 

¿Algo más?
Además de la obra de Hugh Miles, varios
libros recientes examinan el impacto revolucionario de la cadena
qatarí en el periodismo global. Se pueden consultar Al
Jazeera: How the Free Arab News
Network
Scooped the World and Changed the Middle East
,
de Mohammed El-Nawawy y Adel Iskandar (Westview, Cambridge,
2002), y The Al Jazeera Phenomenon:
Critical Perspectives on New Arab
Media ,
editado por Mohamed Zayani (Paradigm, Boulder, 2005).

Poco después del 11-S, Fouad Ajami ataca a la cadena árabe
en ‘What the Muslim World Is Watching’ (New York
Times Magazine,
18 de noviembre
de 2001). En ‘Watching Al Jazeera’, Marc Lynch analiza
el reciente éxito de la cadena y su a menudo acalorada
relación con Occidente (Wilson Quarterly, verano
de 2005). En Control Room (Magnolia
Pictures), documental estrenado en 2004 y aclamado por la crítica,
Jehane Noujaim se centra en el papel del canal informativo durante
la guerra de Irak en 2003. El editor adjunto de la edición
estadounidense de FP Mike Boyer entrevista al director ejecutivo
de Al Yazira Wadah Khanfar en ‘Al Jazeera’s
Brand Name News’ (Noticias con la marca Al Yazira) (www.ForeignPolicy.com,
18 de abril de 2005). Para saber más acerca de las perspectivas
de Al Yazira International fuera del mundo árabe, se puede
consultar ‘Al
Jazeera’s (Global) Mission’ (Fast Company, abril
de 2006), de Linda Tischler, y ‘Coming to America:
Is Al Jazeera the Next PBS?’ (The New Republic, 1
de mayo de 2006), de Spencer Ackerman.

 

Satanizada como herramienta propagandística y como portavoz
de Osama Bin Laden, se la odia tanto en los palacios de Riad como en la Casa
Blanca. Pese a todo, como ya saben millones de telespectadores, Al Yazira promueve
un grado de libertad de expresión y de disenso que rara vez se encuentra
en el mundo árabe. Con sus planes para globalizarse, podría convertirse
en su próximo canal de televisión favorito.

"Al Yazira apoya el terrorismo"

Mentira, aunque no se esfuerza mucho por desvincularse de quienes sí lo
hacen. Éste es uno de los argumentos más rotundos esgrimidos
por sus detractores occidentales desde que comenzara sus emisiones hace 10
años, cuando Al Yazira se comprometió a difundir todos los puntos
de vista. Como reza su lema ("la opinión y la otra opinión"),
ha cedido tiempo incluso a figuras políticas y extremistas odiados,
destacados miembros de Al Qaeda entre ellos. Es esta voluntad de presentar
a los terroristas como comentaristas políticos legítimos lo que
ha provocado que críticos enérgicos de la cadena, como el secretario
de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, se refieran a su cobertura de las guerras
de Afganistán e Irak como "inexacta e inexcusable".

Cuando Al Yazira emite entrevistas en exclusiva con Osama Bin Laden para sus
50 millones de telespectadores, es fácil confundir el acceso a la información
con aprobación. Y cuando un periodista que las realiza es encarcelado
por colaboración con Al Qaeda, como ocurrió con Taysir Alony
a instancias de un tribunal español en 2005, la línea entre observador
imparcial y apasionado partidario resulta poco nítida. Asimismo, Al
Qaeda no es la única organización terrorista que recurre a Al
Yazira. Aparte de las infames cintas de Bin Laden —seis de las cuales,
como mínimo, aún no ha retransmitido— la cadena también
ha recibido grabaciones de grupos insurgentes de Irak, caudillos afganos renegados
y de los terroristas suicidas de Londres.

Nunca ha apoyado la violencia contra EE UU. Y sus corresponsales no han alabado
los ataques contra las fuerzas de coalición en Irak. Al Yazira nunca
ha grabado en directo ningún ataque contra la coalición, y no
existen pruebas de que haya sabido de antemano que se fuera a producir ninguno.
Nunca ha emitido una decapitación. En cuanto a Alony, todavía
han de presentarse a la opinión pública pruebas concluyentes
de su culpabilidad. Además, no hay indicios de que su financiación
proceda de fuentes ilegítimas.

"Es antisemita"

Incorrecto. De la misma manera que la cadena ha demostrado estar dispuesta
a presentar la "perspectiva" de Al Qaeda, también ha cedido
tiempo a Israel. Al Yazira fue el primer canal árabe que permitió a
los israelíes plantear su situación en sus propias palabras,
en hebreo, inglés o árabe. Este paso supuso un importante punto
de inflexión y escandalizó a la opinión pública árabe.
Hasta el desembarco de Al Yazira, la mayoría nunca había oído
una voz israelí. El canal ofrece con regularidad noticias de representantes
de ese Gobierno en sus boletines informativos y realiza entrevistas en directo
con entre seis y diez ciudadanos de ese país al mes. La cadena da una
amplia cobertura a asuntos de Israel, donde cuenta con numerosos telespectadores.
De hecho, les concede más tiempo que ninguna otra cadena fuera del territorio
israelí.

Pese a que Israel ha acusado a Al Yazira de parcialidad y de antisemitismo
(y algunos de sus invitados cumplían esos requisitos), su cobertura
ha reportado alguna que otra vez un beneficio concreto para los israelíes.
Cuando invadieron Yenín en la primavera de 2002, los reportajes exclusivos
de Al Yazira desde la ciudad sitiada disiparon los rumores de masacre y condujeron
a la disolución de un comité especial de investigación
de la ONU nombrado por el secretario general.

Muchos israelíes incluso la consideran una importante nueva fuerza
para el cambio en el mundo árabe. Gideon Ezra, ex subdirector del Servicio
de Seguridad General de Israel, señaló en una ocasión: "Ojalá todos
los medios árabes fueran como Al Yazira". No todos los árabes
estarían de acuerdo.

Aunque muchos occidentales piensan que adolece de una parcialidad proárabe,
muchos árabes creen lo contrario y sostienen que Al Yazira es financiada
y dirigida por el Mossad, el MI5 o la CIA. Al igual que Bahrein le prohibió informar
desde dentro debido a una aparente parcialidad sionista en 2002, a menudo se
han cerrado oficinas de la cadena en los países árabes, acusadas
de mancillar a los palestinos o de difundir otros tipos de propaganda imperialista
antiárabe.

"Está expandiendo la libertad política"

Mera ilusión. Es cierto que Al Yazira estableció la tradición
del periodismo de investigación en el mundo árabe y redujo las
fronteras del debate en su seno, acabando con todo tipo de tabúes sobre
lo que podía hablarse en televisión. Superando a las complacientes
cadenas de noticias anteriores a 1996, Al Yazira informa mejor a la sociedad árabe
sobre sus líderes y ofrece a sus gentes un foro a través del
cual pueden plantear más fácilmente a sus dirigentes: "¿Por
qué estamos metidos en este lío?".

De hecho, sus programas sobre la política occidental han hecho más
para informar a los árabes sobre la democracia que ningún otro
país o canal. Después del 11-S, la delegación de Al Yazira
en Washington empezó a emitir dos programas de entrevistas semanales
dirigidos a una audiencia extranjera y diseñados para arrojar luz sobre
la democracia estadounidense: From Washington, en el que el delegado entrevistaba
a políticos estadounidenses, incluidos miembros de la Administración
Bush, y U.S. Presidential Race, con una cobertura en profundidad de las elecciones,
incluidas la mayoría de las primarias más importantes.

Sin embargo, dar por sentado que la televisión por satélite
transformará las sociedades árabes en democracias transparentes,
justas e igualitarias equivale a suponer que la actual situación en
el mundo árabe es la consecuencia de un déficit de información,
lo que no es cierto. Excepto en los países árabes más
autoritarios, los ciudadanos que se han empeñado han tenido acceso a
las noticias a través de la BBC o de la radio La Voz de América,
y ninguna ha cambiado la región.

Al Yazira fomenta la libertad de expresión en Oriente Medio, pero ése
no puede ser un sucedáneo para la reforma política real. El mero
hecho de que una mujer en Arabia Saudí pueda ver un debate en televisión,
e incluso pueda participar en tiempo real, no significa que pueda votar en
unas elecciones o pertenecer a un partido. Los autócratas se han dado
cuenta de que aunque su información no se pueda manipular como los medios
estatales, Al Yazira puede no ser una amenaza tan terrible como temieron. Aún
pueden prohibirle abrir una oficina, como en Arabia Saudí y Túnez,
o apelar a leyes de emergencia para confiscar equipos o detener periodistas,
como en Egipto.

"Es una televisión parcial"

Cierto, pero no más que la Fox News o la CNN. Al Yazira utiliza los
mismos rigurosos procesos editoriales que los medios de comunicación
occidentales, pero termina elaborando un producto diferente. Durante la guerra
de Irak, el tono del canal era cordial hacia los iraquíes y hostil hacia
los estadounidenses. En Afganistán, los talibanes solían ser
presentados como nobles desvalidos y EE UU como el vengativo agresor colonial.
Se puede detectar un cinismo general respecto a los regímenes árabes
que son aliados de Estados Unidos, y aunque tiene empleados de muchas religiones,
incluida la judía, la cadena simpatiza claramente con los palestinos.

Esta parcialidad no invalida en absoluto sus noticias. Consciente de que es
sometida a una lupa más rigurosa que cualquier otro canal informativo,
Al Yazira es muy exigente a la hora de presentar todas las caras de la noticia.
Si la comparamos con la mayoría de las demás cadenas árabes,
sigue siendo un modelo de profesionalidad y objetividad. Los periodistas de
todo el mundo la tratan con el mismo respeto que a cualquier otra importante
cadena internacional. Tiene acuerdos de colaboración con la CNN, la
ABC, la NBC, la Fox, la BBC, la NHK de Japón y la ZDF de Alemania, que
utilizan con asiduidad imágenes y reportajes de la cadena qatarí.

Si Al Yazira es parcial, lo es desde el punto de vista comercial. Aunque dispone
de un presupuesto anual cercano a 80 millones de euros, subvencionados en gran
parte por el emir qatarí —y magnate del gas— Sheikh Hamad
bin Khalifa Al-Thani, la televisión quiere aumentar su cuota de audiencia
y vender publicidad. Ha perdido dinero desde su lanzamiento, lo que no resulta
sorprendente, dado que ningún canal árabe registra beneficios.
Al Yazira tiene como objetivo un público concreto (hombres árabes
de más de 25 años), y al igual que las grandes televisiones por
cable o las emisoras de radio de frecuencia modulada en EE UU, se esfuerza
por conquistar a los espectadores con trailers y avances de gran efecto. A
menudo emite montajes de violencia de los territorios palestinos, Afganistán
o Irak, con música machacona, que según sus críticos son
deliberadamente incendiarios. La cadena alega que su trabajo no consiste en
dulcificar las imágenes de la guerra. Lo indiscutible es que tiene unos
gustos diferentes a los de las cadenas occidentales a la hora de mostrar imágenes
de víctimas.

"Sufre censura"

Todavía no. Al Yazira ocupa un espacio peculiar en los medios de comunicación árabes.
Se presenta como un modelo de libertad de expresión e independencia editorial
en la región. Sin embargo, el presidente del consejo de administración
es Sheikh Hamad bin Thamer Al-Thani, ex viceministro de información qatarí.
No hay duda de que Al Yazira sigue siendo muy dependiente del emir. Y él
ha demostrado ser un resuelto impulsor. Cuando llegó al poder en 1995,
calculó que patrocinar una cadena de televisión popular ayudaría
a su país a conservar el apoyo de Occidente en el caso de que Irán,
Irak o Arabia Saudí decidieran invadirlo. La apuesta compensó tanto
al canal como al dirigente.

Pese a su dependencia del Estado, Al Yazira critica con frecuencia a los regímenes árabes,
incluido el qatarí. Por ejemplo, cuando en febrero de 1996 se frustró un
golpe para deponer al emir y se llevó ante los tribunales a los conspiradores,
el juicio fue emitido en directo por la cadena, hecho sin precedentes en el
mundo árabe. Los telespectadores ocuparon un asiento de primera fila
cuando el abogado de la defensa alegó que los acusados habían
sido sometidos a tortura, y cuando un portavoz de Amnistía Internacional
que había sido invitado a asistir al juicio atacó al sistema
de justicia penal. En los programas de entrevistas se ha debatido sobre si
está bien o mal que en Qatar haya una base aérea americana.

Sin embargo, todavía sigue existiendo el profundo convencimiento, desde
los ministros hasta los ciudadanos árabes de a pie, de que la familia
qatarí que gobierna el país es el auténtico poder que
está detrás de Al Yazira. La naturaleza exacta de la relación
sigue siendo poco clara, pero el hecho de que el emir haya sido tolerante,
por lo menos hasta ahora, es prueba de su clarividencia. Si seguirá evitando
entremeterse en el canal está por ver.

"Quiere competir con la CNN y la BBC"

, y tiene planes para ello. Aunque no formaba parte de la estrategia
de despegue original de noviembre de 1996, su increíble éxito
durante la última década ha hecho que el emir amplíe sus
objetivos para Al Yazira. Este verano, se lanzará en todo el mundo una
cadena llamada Al Yazira International o AJI, hermana de la original y que
emitirá en inglés. Espera llegar a entre treinta y cuarenta millones
de hogares en su primer día de emisión. AJI compite directamente
con la BBC World y la CNN International por los mil millones de telespectadores
que integran la audiencia mundial de habla inglesa.

Pese a que ha contratado a un gran número de periodistas occidentales,
no se parecerá mucho a la CNN. La cobertura de la cadena "seguirá al
Sol" a lo largo del día, emitiendo desde Kuala Lumpur durante
4 horas, 11 horas desde Doha, 5 desde Londres y las 4 restantes desde Washington.
Los reporteros y redactores de cada lugar presentarán los contenidos
desde la perspectiva de su región, y todo el mundo verá el mismo
material por satélite al mismo tiempo. "Somos el primer canal
informativo radicado en Oriente Medio que devuelve noticias a Occidente",
afirma Nigel Parsons, director ejecutivo de AJI. "Queremos establecer
una agenda de noticias diferente". Tanto la CNN como la BBC se están
tomando en serio la nueva competencia global. La británica ha desvelado
sus planes de poner en marcha un servicio en árabe, cuyo lanzamiento
está programado para principios de 2007, y ambas cadenas están
volviendo a examinar cómo cubren la información del mundo en
vías de desarrollo.

"Sólo los árabes verán Al Yazira International"

No tan deprisa. Esta empresa constituye el mayor de los retos asumidos hasta
ahora por la cadena. Mientras que el lanzamiento de la cadena árabe
significaba competir con sus iguales, esto es, con las de Egipto, Líbano
y Arabia Saudí, las occidentales son rivales de mucho más peso,
y Al Yazira se enfrentará a ellas en su propio territorio, en inglés.

Por su parte, AJI ha manifestado que se centrará en cuestiones del
mundo en vías de desarrollo y que utilizará más reporteros
y freelancers autóctonos que otras cadenas. Se espera que conquiste
una gran cuota de mercado en Asia, donde la marca ya disfruta de una reputación
y donde hay más hablantes de inglés que de árabe. Pakistán
tiene 160 millones de musulmanes, e Indonesia, el país islámico
más poblado del mundo, 215 millones, muchos de los cuales estarán
interesados en seguir de cerca los acontecimientos del mundo árabe.
Por supuesto, no será tan fácil abrirse camino en América.
Incluso garantizar la distribución de AJI ha sido difícil: en
junio, ni una sola empresa estadounidense de televisión por cable se
había ofrecido para incluir el canal como parte de su paquete general
de noticias. Irónicamente, el mercado de medios más libre es
el que plantea el mayor reto para la qatarí.

Nada de esto cambia el hecho de que Al Yazira haya reestructurado para siempre
el panorama de las noticias mundiales hacia —y pronto desde— el
mundo árabe. En una región donde Estados Unidos está enfrascado
en una prolongada guerra en un país y Occidente en su conjunto se enfrenta
a un impasse nuclear en otro, no tiene mucho sentido cambiar de canal y seguir
confinado en una cámara de resonancia de opiniones recicladas. Si Al
Yazira International salta a la pequeña pantalla este verano, Estados
Unidos (y Occidente) haría bien en sintonizarla.

 

¿Algo más?
Además de la obra de Hugh Miles, varios
libros recientes examinan el impacto revolucionario de la cadena
qatarí en el periodismo global. Se pueden consultar Al
Jazeera: How the Free Arab News
Network
Scooped the World and Changed the Middle East
,
de Mohammed El-Nawawy y Adel Iskandar (Westview, Cambridge,
2002), y The Al Jazeera Phenomenon:
Critical Perspectives on New Arab
Media ,
editado por Mohamed Zayani (Paradigm, Boulder, 2005).

Poco después del 11-S, Fouad Ajami ataca a la cadena árabe
en ‘What the Muslim World Is Watching’ (New York
Times Magazine,
18 de noviembre
de 2001). En ‘Watching Al Jazeera’, Marc Lynch analiza
el reciente éxito de la cadena y su a menudo acalorada
relación con Occidente (Wilson Quarterly, verano
de 2005). En Control Room (Magnolia
Pictures), documental estrenado en 2004 y aclamado por la crítica,
Jehane Noujaim se centra en el papel del canal informativo durante
la guerra de Irak en 2003. El editor adjunto de la edición
estadounidense de FP Mike Boyer entrevista al director ejecutivo
de Al Yazira Wadah Khanfar en ‘Al Jazeera’s
Brand Name News’ (Noticias con la marca Al Yazira) (www.ForeignPolicy.com,
18 de abril de 2005). Para saber más acerca de las perspectivas
de Al Yazira International fuera del mundo árabe, se puede
consultar ‘Al
Jazeera’s (Global) Mission’ (Fast Company, abril
de 2006), de Linda Tischler, y ‘Coming to America:
Is Al Jazeera the Next PBS?’ (The New Republic, 1
de mayo de 2006), de Spencer Ackerman.

 

Hugh Miles es autor de Al Jazeera: The
Inside Story of the Arab News Channel that Is Challenging the West
(Grove Press, Nueva
York, 2005).