Soldados paquistaníes desfilando, Islamabad , marzo de 2015. Aamir Quereshi/AFP/Getty Images
Soldados paquistaníes desfilando, Islamabad, marzo de 2015. Aamir Quereshi/AFP/Getty Images

Los saudíes persiguen insistentemente la participación de las tropas paquistaníes en el conflicto de Yemen.

El pasado 26 de marzo, cuando la coalición liderada por Arabia Saudí comenzó sus bombardeos contra los huthíes en Yemen, anunció que Pakistán se uniría en breve a esta alianza. Se trataría del único país no árabe en la misma. Poco después, las autoridades de Islamabad matizaban las afirmaciones saudíes, diciendo que defenderían la integridad territorial de Arabia Saudí, pero sin comprometerse a una intervención militar o a una participación en la coalición.

Durante las más de dos semanas de intervención saudí, hasta el momento poco efectiva, se han reiterado los intentos de atraerse a Pakistán. Los intercambios diplomáticos y las visitas de altos dignatarios paquistaníes a Riad han sido continuos y, sin embargo, Islamabad se resiste a comprometerse en Yemen. Todo esto lleva a plantearse algunas preguntas.

 

¿Por qué Pakistán?

Islamabad y Riad tienen una larga historia de buenas relaciones y cooperación militar. Ya en los 60, oficiales paquistaníes entrenaron a los ejércitos de varios países árabes, entre ellos el saudí. El Ejército de Pakistán, como heredero del Ejército británico en India, era la fuerza mejor preparada de todos los recientemente creados Estados musulmanes de la región.

En los 70 y 80 y hasta la primera Guerra del Golfo, Pakistán mantuvo más de 15.000 soldados en territorio saudí, parte de ellos en una brigada de combate concentrada en las cercanías de Aqaba, en la confluencia de las fronteras jordana e israelí.

En los últimos años, ingenieros militares paquistaníes han construido fortificaciones en la frontera con Yemen, y cerca de 1.000 soldados de Pakistán se encuentran en territorio saudí entrenando a las tropas de este país.

En 2011, al hilo de las revueltas conocidas como “Primavera Árabe”, los saudíes emplearon a cerca de 2.500 policías y militares retirados de Pakistán para reprimir las protestas en el vecino Bahrein, país que sigue contando entre sus fuerzas de seguridad con un buen número de paquistaníes.

Finalmente, Islamabad cuenta con el mayor y mejor preparado Ejército de la zona, junto con Irán y Turquía, países con los que obviamente Arabia Saudí no puede contar.

 

¿No cuenta Arabia Saudí con una potentes Fuerzas Armadas?

Un buen número de estrategas de salón han repetido hasta la saciedad el poderío del Ejército saudí desde el comienzo de su intervención en Yemen. Si atendemos solamente a las cifras esto bien podría ser cierto. Riad ha incrementado en los últimos dos años su gasto en defensa en un 54 %, situándose a la cabeza de los importadores de material bélico a nivel mundial.

Estas grandes inversiones se vienen realizando desde los 90 y se han centrado en la compra de modernos equipos militares, procedentes sobre todo de naciones occidentales. Arabia Saudí cuenta con un gran número de modernos tanques estadounidenses y franceses, así como una fuerza aérea compuesta por F-15 norteamericanos y Typhoon europeos, además de Tornado británicos y una buena cantidad de otros aviones y helicópteros de combate modernos. Las características de otros tipos de armamentos son similares.

Sin embargo, la capacidad militar saudí es muy limitada. No sirve de nada tener muchas y modernas armas cuando no tienes quien las use. En buena medida como consecuencia de la estructura social saudí, un sistema educativo extremadamente deficiente y una política de subvenciones estatales que promueven la molicie de una gran parte de la población, las Fuerzas Armadas saudíes no cuentan con personal preparado o dispuesto a formar sus filas.

Como consecuencia, las capacidades combativas del Ejército saudí no son las que su equipamiento pudiera dar a entender. Particularmente sus fuerzas de tierra, que posiblemente resultarían vapuleadas en caso de intentar una invasión terrestre de Yemen.

Los saudíes siempre han dependido de otros para que libren sus guerras o protejan al Reino. Durante mucho tiempo, EE UU ha estado disponible para estas funciones, sin embargo, las relaciones con Washington se han deteriorado en los últimos años como consecuencia de las políticas de la Administración Obama. Dejar caer a Mubarak en Egipto, ser incapaces de intervenir en Siria tras el empleo de armas químicas por parte del régimen de Bachar al Assad o el acuerdo nuclear con Irán han demostrado a Riad que no puede fiarse de su antiguo aliado.

 

Y, ¿qué piensa Islamabad de todo esto?

Pakistán y, particularmente, su primer ministro, Nawaz Sharif, y su partido, la Pakistan Muslim League-Nawaz, mantiene estrechas relaciones con Arabia Saudí. Sin embargo, casi nadie en el país parece muy contento con la idea de mandar a sus soldados a una guerra que no les interesa. La cuestión es cómo rechazar la petición saudí sin dañar las buenas relaciones con Riad.

Además, el Ejército paquistaní, grande y potente sin duda, está atendiendo a varios frentes en la actualidad. Su principal función, guardar la frontera con India y estar preparados para una guerra con su vecino en cualquier momento, no puede ser puesta en peligro. Por otra parte, las tropas del país llevan cerca de un año combatiendo duramente en las áreas tribales fronterizas con Afganistán, en lo que podría ser la ofensiva definitiva para acabar con los terroristas talibanes que se refugian en esta zona.

El mejor indicativo de la reticencia paquistaní a intervenir en Yemen es el silencio de su Ejército. Los líderes militares del país, con el Jefe de Estado Mayor del Ejército, general Raheel Sharif, son el verdadero poder en Pakistán y decisores últimos en materias de seguridad y política exterior. Sin embargo, esta cuestión la han dejado en manos del Parlamento, la forma más efectiva de retrasar o paralizar la toma de cualquier decisión al respecto.

La decisión final, que será tomada por el Gobierno de acuerdo con lo que se decida en el Parlamento y que será, sin duda, lo que ya haya decidido el Ejército, está retrasándose a la expectativa de que se alcance algún tipo de acuerdo diplomático, posiblemente con mediación turca, que termine con la intervención saudí y libere a Pakistán de tener que tomar decisión alguna.

La petición de Arabia Saudí ha colocado a Pakistán en una posición incómoda. Por una parte, no quiere ofender a Riad y otros países del Golfo, cuya frecuente ayuda económica le resulta muy útil. Además, Islamabad no quiere poner en riesgo los trabajos de los más de dos millones de paquistaníes que viven en el reino saudí ni, especialmente, sus envíos de dinero de vuelta a casa que el año pasado superaron los 4.000 millones de euros.

Por otra parte, Islamabad tampoco quiere dañar sus relaciones con Irán, con el que comparte frontera y que representa un potencial suministrador de hidrocarburos para el maltrecho sector energético del país. Tampoco le interesa a Pakistán mostrarse como estrecho aliado de un Estado tan vinculado a EE UU como Arabia Saudí, lo que podría dañar sus relaciones con otros países musulmanes.

Arabia Saudí ha pedido un cuerpo de Ejército paquistaní, además de aviones de combate y buques de guerra por un periodo de entre tres y cuatro años. Es poco probable que Pakistán ceda tan importante parte de sus Fuerzas Armadas, y su participación en Yemen podría consistir quizás en una brigada y algunas unidades aéreas.

A los saudíes esto les puede salir caro. Islamabad pediría compensaciones en forma de gas y petróleo, además de en efectivo. Por otra parte, Pakistán podría intentar hacer que los saudíes compren sus tanques Al Khalid y sus aviones JF-17 Thunder, equipos muy inferiores al material con que ya cuenta Arabia Saudí, algo fundamental de cara a mantener la importante industria de defensa paquistaní.

Por desgracia para Islamabad, la presión diplomática saudí les está poniendo entre la espada y la pared. Si el conflicto no se soluciona de otro modo, es posible que Pakistán mande finalmente tropas en apoyo de Arabia Saudí. La cantidad y las limitaciones que se impongan están por ver, pero está claro que Islamabad tratará de obtener el mayor rendimiento posible de esas tropas.