Los eclipses mueven los mercados. No es broma.

 

Como los marineros, los corredores de bolsa son gente supersticiosa. Consultan el horóscopo, llevan siempre el mismo par de zapatos o la misma ropa interior durante una buena racha, y tienen a mano osos de peluche para que les den buena suerte. Pero un reciente estudio de Gabriele Lepori, profesor de finanzas conductistas de la Escuela de Negocios de Copenhague (Dinamarca), sugiere que los inversores deberían dejar de confiar de forma pasiva en lo misterioso. En realidad, el fundamento de sus inversiones son supercherías.

 

 

Lepori analizó datos de 80 años sobre los mercados estadounidenses y 10 países asiáticos para comprobar si las decisiones cambiaban durante los eclipses lunares y solares, considerados en todas las culturas como momentos poco propicios para asumir riesgos y empezar nuevas empresas. Los resultados muestran con claridad que un significativo número de brokers actúa de forma más conservadora durante los eclipses. Los tres días cercanos a un eclipse, la demanda cae, las ganancias son menores y cambian de manos menos acciones.

Lepori también descubrió que los brokers son más supersticiosos en tiempos como el actual, de conmoción en los mercados, cuando los inversores perciben que han perdido el control sobre los acontecimientos. Cuando los eclipses tuvieron lugar en situaciones de este tipo, el efecto fue tres veces más fuerte. La buena noticia, afirma Lepori, es que, en general, el mercado se corrige después. Pero, mientras tanto, probablemente lo mejor sea mantener un ojo en el ticker [el servicio de información instantánea de cotizaciones] y otro en la luna. —Mordchai Shualy