Máquinas
asesinas:
Corea del Sur quiere desplegar
un ejército de robots en la zona desmilitarizada.

A los dirigentes de Corea del Sur les encanta pensar a lo grande. Pero la mayoría de sus habitantes viven en casas muy pequeñas sin electrodomésticos básicos como el lavavajillas. Aún así, el año pasado su Gobierno declaró que para 2020 quiere que haya un robot en cada hogar, como parte de un plan para convertir al país en uno de los principales fabricantes globales de estas máquinas.

¿Dónde está el límite en su búsqueda por ser el líder mundial en robótica? En su propia frontera, en el reino ermitaño de Kim Jong Il. La Agencia pública de Desarrollo de la Defensa está invirtiendo cerca de 26 millones de euros para crear tres tipos de robots –uno para la detección y eliminación de minas, otro de vigilancia y un tercero de combate– que espera desplegar en la zona desmilitarizada de 241 kilómetros de longitud, a finales de este año. Uno de ellos consiste en una máquina con ocho piernas al que han denominado gyeonma o equinoperro, con funciones de guardián y de mula de carga. Provisto con sensores infrarrojos, cámaras de reconocimiento y un rifle automático. Según el Gobierno, estas cibercriaturas patrullarán en la frontera. El camino hacia la robótica militar pretende compensar la falta de soldados. A la vez que EE UU está reduciendo la presencia de tropas en la península, los legisladores surcoreanos quieren recortar el número de soldados en su Ejército de 680.000 a 500.000 para el año 2020. Lo peor es que Corea del Sur está repleta de prófugos del servicio militar obligatorio de 26 meses. Lo que significa que pronto serán los robots los que estén en la línea de fuego.