Un avión de combate estadounidense sobre la ciudad siria de Kobane. Aris Messinis/AFP/Getty Images)
Un avión de combate estadounidense sobre la ciudad siria de Kobane. Aris Messinis/AFP/Getty Images)

La comunidad internacional sigue buscando una respuesta adecuada contra Daesh, ¿qué nos pueden enseñar grandes estrategas como Von Clausewitz o Sun Tzu?

El mundo busca una estrategia que le sirva para luchar contra Daesh. Una solución puede estar en los pensadores clásicos de la estrategia y la política como Nicolás Maquiavelo, Sun-Tzu o Carl von Clausewitz quienes pueden tener respuestas para combatir esta nueva faceta del terror yihadista.

¿Dar una respuesta contundente o apostar por la contención? ¿Qué papel deben tener los actores regionales? Aunque estas obras fueron concebidas en otros momentos históricos, su consideración de clásicos hace que sus planteamientos puedan ser válidos para el escenario actual en Oriente Medio.

 

Tucídides y los límites de la venganza

Tucídides se considera el padre del realismo en las relaciones internacionales. En su obra referente Historia de la Guerra del Peloponeso narra el debate en Atenas sobre qué represalia tomar contra la ciudad de Mitilene que se había rebelado buscando una alianza con Esparta. La cuestión que se discutía era si exterminar a todos los ciudadanos hombres y esclavizar a las mujeres y los niños.

Diódoto, político ateniense, defiende la moderación, y que a la hora de aplicar un castigo debe primar buscar la estabilidad a largo plazo, antes que cualquier posible ventaja inmediata. Si se traslada al escenario actual en Oriente Medio, se trata de evitar dejarse llevar por la venganza a la hora de plantear una intervención militar, y no contemplar solo la destrucción de Daesh. Se debe buscar conseguir un clima de mayor seguridad para toda la región, un ejemplo a evitar sería repetir los errores que se produjeron tras la invasión de Irak de 2003.

“La guerra consiste no solamente en las armas, sino también en el dinero”, estas palabras de Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso demuestra que en el siglo V a. C. ya tenían claro que la financiación movía los conflictos bélicos. Por lo tanto, puede considerarse una referencia para todos aquellos que defiende que atacar las fuentes de financiación del Estado Islámico es la clave para conseguir su derrota.

 

Sun Tzu, la sutileza como arma

Mientras que las enseñanzas de Maquiavelo y Clausewitz se consideran poco adecuadas para tratar una amenaza tan nueva como Daesh por centrarse demasiado en los enfrentamientos clásicos entre estados, Sun Tzu y su archiconocido El Arte de la Guerra pueden ser más útiles, ya que van más allá de los aspecto puramente militares a la hora de buscar la derrota del enemigo.

Sun Tzu considera que antes de entrar en combate hay que tener una estrategia global clara, si no, el riesgo de derrota es muy alto: “la estrategia sin táctica es el camino más lento a la victoria, las tácticas sin estrategia son solo ruido ante la derrota”.

Pero para el estratega chino, la clave es someter al enemigo sin luchar. Trasladar esta máxima al conflicto con el Estado Islámico sería intentar cortar las fuentes de financiación de los yihadistas.

Su máxima más conocida es  “conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y en cien batallas, nunca saldrás derrotado”, algo que no se ha aplicado hasta ahora, ya que nadie en Occidente supo predecir hacía donde derivaría Al Qaeda en Irak, el germen de Estado Islámico, incluso algunas decisiones torpes ayudaron a que cogiera fuerza.

También se puede aplicar esta máxima en la situación actual, recordando que más allá de realizar un potente despliegue de efectivos militares, a la coalición internacional le conviene plantearse seriamente cómo mejorar notablemente su inteligencia sobre el terreno.

 

Maquiavelo, ¿un referente para Putin?

El pensamiento de Nicolás Maquiavelo (1469-1527) es un referente tentador por los paralelismos que se pueden aplicar entre los conflictos actuales en Oriente Medio y las guerras entre los diferentes Estados en la Italia de finales del siglo XV y principios del XVI (y también con las correspondientes intervenciones de las grandes potencias de la época).

La campaña de bombardeos limitados contra Daesh en Irak y Siria no habría sido del agrado del florentino. Según Maquiavelo, la fuerza debía emplearse con total determinación para conseguir una victoria indiscutible, ya que si no, simplemente se genera unas ganas de venganza en el enemigo que a la larga es perjudicial.

Este uso contenido de la fuerza tiene ejemplos en la actualidad de que aporta resultados cuestionables. En el caso de los ataques con drones en Pakistán sí que consiguen a corto plazo reducir la actividad de estos grupos armados, pero a largo plazo aumentan el sentimiento antiestadounidense y generan más violencia, tal y como apunta este informe conjunto entre Rand Corporation y la Universidad de Minnesota.

Otros actores distintos a la coalición internacional liderada por EE UU parece que han sumido mejor las máximas maquiavélicas. Por ejemplo Rusia, que deja de lado cuestiones morales (apoyar a un régimen como el de Bachar al Assad) para conseguir su objetivo (seguir manteniendo la influencia en Siria y en Oriente Medio).

A su vez, el propio Daesh está siguiendo una máxima maquiavélica para conseguir el control del territorio: “es mejor ser temido que amado, si no puedes conseguir ambas cosas”.

 

Carl Von Clausewitz y la necesidad de una estrategia definida

Von Clausewitz es uno de los pensadores que más han influido en el estamento militar estadounidense, en especial desde el final de la guerra de Vietnam. Por ejemplo, los mandos de este país han dado mucha importancia al concepto “centro de gravedad” para referirse a la fuente de la fuerza de un enemigo. Este militar prusiano en su clásico De la Guerra se fijó especialmente en los conflictos entre naciones, por lo que para algunos sus planteamientos han quedado anticuados para las nuevas amenazas como Daesh.

Según Von Clausewitz, si se quiere destruir la fuerza armada del enemigo, siempre tienes que atacar su núcleo principal, atacar sus recursos materiales y para conseguir el apoyo popular a las operaciones hacen falta grandes victorias, como ocupar la capital enemiga. Tras los atentados de París, medios como The Daily Beast valoraron la posibilidad de un asalto directo sobre Raqqa, la capital del Estado Islámico.

Pero Clausewitz indica un consejo que hasta ahora parece que la coalición internacional no ha tenido muy presente: toda acción militar debe tener una estrategia clara que le marque el objetivo a conseguir y emplear la fuerza con decisión. El militar prusiano también señala la importancia de tener la iniciativa en un conflicto, un factor que tampoco se ha dado de momento en la lucha contra Daesh, y los países occidentales se han limitado a reaccionar a acciones de los yihadistas como la decapitación de rehenes, el asedio de la ciudad de Kobane o los atentados en París.

 

Lawrence de Arabia y la importancia de los aliados locales

T.E Lawrence se ha considerado como uno de los referentes clásicos más útiles para buscar soluciones contra Daesh. Se ha comparado su éxito al conseguir unir a las tribus árabes contra el Imperio Otomano con la necesidad de crear una gran coalición con los actores locales (kurdos, oposición siria no yihadista, Gobierno iraquí…) para acabar con Estado Islámico.

Pero el rol de estos actores no debe limitarse a combatir a los yihadistas, sino que también deben ser parte activa en buscar la solución a los conflictos en Irak y Siria. Lawrence tenía muy claro que Occidente debía tener una influencia limitada en Oriente Medio.

Nuevamente aparece la importancia de contar con un gran conocimiento del entorno donde se va a intervenir. De su obra Los Siete Pilares de la Sabiduría, se desprende que Lawrence era un gran experto en Oriente Medio, al fin y al cabo estuvo más de una década conociendo la región antes del estallido de la Primera Guerra.

Otro punto que se puede extraer de las enseñanzas de Lawrence es la importancia del empleo de fuerzas especiales y la aplicación de estrategias que realmente sorprendan al enemigo. Los bombardeos sin una intervención militar terrestre parecían una línea de acción bastante previsible, viendo otros precedentes de intervención como Libia. Aunque tras los ataques a París, aparecen voces que piden ir un paso más allá para luchar contra el Estado Islámico, un ejemplo es la apuesta por intensificar las acciones con comandos de élite para atacar a líderes y estructuras claves de los yihadistas.