Hace tres años, Teherán decidió utilizar software de código abierto
para el sistema informático del Gobierno. Había empleado durante mucho tiempo
copias piratas de los programas de Microsoft, debido al embargo de Washington
que prohíbe a las empresas estadounidenses proporcionar soporte técnico al país
musulmán. Funcionarios iraníes han afirmado que el cambio les libraría de otra
forma de hegemonía por parte de EE UU, pero probablemente nunca imaginaron que
también conseguirían el pelotón más avanzado de programadoras (en femenino)
del mundo.

Un estudio reciente de la Unión Europea ha descubierto que sólo el 1,5% de
los codificadores europeos de software abierto son mujeres, a diferencia
de la República Islámica, donde la mitad de los ingenieros informáticos que
se licencian son chicas. Dos de los tres programadores que desarrollaron el
primer proyecto oficial de código abierto en Irán son mujeres.

Programación islámica: en
Oriente Medio las programadoras son mucho más numerosas que en Occidente.

¿Qué se esconde tras el auge de chicas en el movimiento de software
libre iraní? Con las limitaciones que sufren en Oriente Medio, la tecnología
es una opción muy atractiva para las que desean una carrera profesional. El
trabajo tecnológico, y la codificación en particular, puede hacerse desde casa,
lo que permite que las más ambiciosas se hagan conocidas en su sector sin romper
tabúes en sus comunidades. “Se sienten más libres y el anonimato les permite
acceder a carreras más serias e interesantes”, sostiene Mahnaz Afkhami, una
activista iraní por los derechos de la mujer. Patrones similares están surgiendo
en otros países del área. En Siria, que también padece un embargo de EE UU,
ellas hacen el 50% del trabajo de codificación. No es una coincidencia. Para
la programadora iraní Mahsa Mojtahedi, era una elección natural. “Me proporciona
un montón de oportunidades, y buenas ofertas”, afirma. Es un aspecto en el que
la tecnología podría estar venciendo a la tradición.