Personas en un mercado de Kinshasa en República Democrática de Congo. (Papy Mulongo/AFP/Getty Images)
Personas en un mercado de Kinshasa en República Democrática de Congo. (Papy Mulongo/AFP/Getty Images)

Está cifrado en 14,3 billones de dólares. Si la violencia mundial disminuyera un 10% repartido de manera uniforme, se incorporarían 1,43 billones de dólares a la economía mundial cada año.

Entre 2013 y 2014, el gasto global de contención de la violencia se incrementó ligeramente hasta alcanzar su máximo nivel desde 2008. En la actualidad, el gasto total de esta partida, sin tener en cuenta el efecto multiplicador, asciende a 7,16 billones de dólares en paridad del poder adquisitivo (PPA), un 15,3% superior al de 2008. El PIB mundial, en comparación, aumentó un 18,8% durante el mismo periodo. La repercusión económica total de la violencia en 2014 fue de 14,3 billones de dólares, que equivale a las economías combinadas de todos los miembros del G-7 menos Gran Bretaña y Estados Unidos. Estas cifras incluyen los gastos directos e indirectos, con los costes justificados en el año actual.

La violencia afecta a los individuos y las sociedades de diversas formas. Los costes asociados a la violencia y el conflicto pueden medirse en función de su impacto directo e inmediato y de los costes indirectos que se producen como consecuencia. Entre los costes directos están los gastos judiciales y penitenciarios que pagan los individuos o el Estado, la destrucción de capitales debido a la actividad terrorista y los gastos en fuerzas policiales y de seguridad.

Los costes indirectos relacionados con la violencia y el conflicto incluyen la pérdida de lo que se habría producido si no hubiera habido esa violencia y ese conflicto. En este apartado figuran las ganancias no obtenidas y los efectos psicológicos que afectan a la productividad como consecuencia de la criminalidad. Cuando existe un mayor riesgo de ser víctima de un delito, el individuo altera su patrón de conducta y, a menudo, reduce el consumo.

Impacto económico de la violencia
Impacto económico de la violencia

Si bien toda violencia tiene un coste indirecto, la metodología del IEP solo incluye los costes indirectos asociados a los homicidios, el terrorismo, las agresiones graves y los delitos sexuales. Como los costes indirectos son difíciles de medir, el estudio utiliza solo cálculos autorizados. La valoración de los costes económicos de la violencia permite asimismo medir los posibles ahorros y beneficios directos e indirectos que se obtendrían en caso de disminuir la violencia. Los beneficios directos son los costes que se ahorran como consecuencia de esa disminución: por ejemplo, un menor gasto en el sistema de justicia penal gracias a la reducción de la delincuencia repercute de forma positiva en el gasto público. Los beneficios indirectos son el aumento de la actividad económica que puede derivarse de la mejora de la productividad. Si se redujera la población carcelaria gracias a la disminución de la criminalidad, quienes están cumpliendo condena en la actualidad podrían, en lugar de ello, contribuir de forma productiva a la economía nacional.

El IEP aplica un multiplicador de uno por uno a los costes tanto directos como indirectos para hacer una valoración moderada de todo el impacto económico que tendría la disminución del nivel de violencia en el mundo. De esa forma se detallan los efectos que tendría el traslado de los fondos empeñados en actividades menos productivas, relacionadas con la prevención y el tratamiento de las consecuencias de la violencia, a inversiones más productivas, orientadas al crecimiento.

Si la violencia mundial disminuyera un 10% repartido de manera uniforme, se incorporarían 1,43 billones de dólares a la economía mundial cada año. Esta cifra equivale a más de seis veces el valor total del rescate y los préstamos concedidos a Grecia por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y otros países de la eurozona. Equivale también a ocho veces el gasto federal de Estados Unidos en educación. Reducir el gasto de contención de la violencia permitiría dedicar fondos a áreas más productivas como el desarrollo empresarial, la sanidad, la educación y las infraestructuras. La consecuencia serían más mejoras del capital humano y más bienestar social.

 

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.