Cinco tímidos golpes a los excesos del sector financiero.

Desde 2009, pasado ya lo peor de la tormenta financiera, se ha producido en Estados Unidos una oleada de investigaciones, demandas, acuerdos judiciales y multas contra el sector bancario. No solo relativas a la crisis, a las hipotecas o a los derivados. También por lavado de dinero o tráfico de información privilegiada. Para algunos se trata de un tímido ajuste de cuentas y consideran que lo pagado por las entidades financieras supone una ínfima parte de sus beneficios. Se preguntan por qué, con tanto delito de fraude cometido, no hay banqueros en la cárcel y se aceptan acuerdos judiciales por unos pocos centenares de millones de dólares cuando el daño provocado se estima en centenares de miles de millones. Del “banco demasiado grande para caer” (too big to fail) se ha pasado al “banquero demasiado importante para ser encarcelado”. Y sin embargo, la SEC (la Agencia del Mercado de Valores estadounidense) ha presentado cargos contra 133 empresas y personas, incluyendo 60 altos ejecutivos, que han pagado multas por valor de 2.600 millones de dólares (cerca de 2.000 millones de euros). Algunos entienden que la batalla es desigual, porque las entidades más poderosas pueden gastarse en abogados en un día lo que el Gobierno puede en un mes. Se trata, dicen, de ser prácticos y conseguir al menos cierta compensación.

He aquí cinco ejemplos de cómo Estados Unidos va ajustando cuentas con su sector financiero y sus banqueros fraudulentos:

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No blanquearás: HSBC y la droga mexicana

Por carretera o por avión. El dinero en metálico de los carteles de la droga mexicanos se trasladaba hacia Estados Unidos como hiciera falta. El banco HSBC no hacía preguntas y quitó todas las restricciones que estaba obligado a implementar en sucursales de lugares sospechosos como México. Así, mientras deceas de miles de personas han muerto en la guerra contra el narco y las mafias de la droga alcanzan cotas de crueldad inimaginables (decapitaciones en masa, violaciones, etcétera), la entidad con sede en Londres llegó, solo en 2008, a blanquear un total de 4.000 millones de dólares, según el Senado estadounidense. Entre 2006 y 2009 movió unos 15.000 millones de dólares en sus filiales de México, Rusia y otros países con altas probabilidades de estar involucrados en lavado de dinero.

El presidente Obama lanzó la campaña contra el lavado de dinero en 2009. Además del HSBC, otras entidades han tenido que abonar multas de centenares de millones de dólares por quebrantar, entre otras cosas, la Ley de Secreto Bancario y de la Ley de Comercio con el Enemigo: ING, 619 millones por llevar a cabo transacciones para entidades cubanas e iraníes;  Credit Suisse, 536 millones por la evasión de sanciones contra Irán y Sudán, entre otros.

¿Por qué no se presentan clamorosos cargos criminales en estos casos? Porque no se quiere desestabilizar el sistema financiero global, según el Departamento de Justicia.

No discriminarás: Wells Fargo y el racismo hipotecario

A la hora de conceder un crédito en Estados Unidos, se consulta una cifra concreta, la “puntuación de crédito”, un número normalmente entre 300 y 850 que calculan empresas privadas en función de lo bien que se pagan deudas anteriores o cuánto y cómo se usa la tarjeta de crédito. En función de ese valor se concede o no el préstamo. También se suele fijar el tipo de interés: más bajo si hay altas probabilidades de que el ciudadano lo devuelva (un valor más alto de la puntuación de crédito) y a la inversa.

Wells Fargo decidió, sin embargo, que ese sistema no era suficiente y aplicó por defecto intereses más altos a afroamericanos e hispanos, independientemente de que tuvieran una buena puntuación de crédito. Entre 2004 y 2009 violó las leyes federales contra la discriminación en al menos 36 estados. "La solvencia de un solicitante, y no el color de su piel, es lo que debe determinar lo que paga y los préstamos que puede conseguir. No vamos a tolerar préstamos discriminatorios en el mercado“, aseguró el Departamento de Estado. Wells Fargo ha aceptado pagar 175 millones de dólares, de los que 125 han ido a compensar a las víctimas. Aún así, niega ninguna discriminación y asegura haber aceptado el pago con el “único propósito de evitar un prolongado litigio con el Departamento de Justicia y para dedicar sus recursos a continuar otorgando opciones y servicios de crédito justos”.

No engañarás:  Bank of America y el fraude a sus clientes

Fue uno de los timos más generalizados durante la crisis financiera: bancos de inversión que aconsejaban un valor a sus clientes, mientras apostaban en su contra, o entidades que ocultaban la cantidad de valores tóxicos que poseían, con tal de mantener su valor bursátil.

Citigroup ha llegado a pagar 590 millones de dólares por engañar a sus clientes sobre cómo de contaminado estaba en deuda subprime (préstamos a personas con poco crédito). El dinero irá a parar a los inversores que compraron acciones entre 2007 y 2008 sin conocer toda la información sobre la salud de la empresa y que han perdido el 90% del valor de esas acciones cuatro años después. La multa, aunque es la más elevada ligada a la crisis financiera, supone tan solo un bocado de los 3.800 millones de dólares de beneficio que obtuvo la entidad en 2011. Citi aceptó 45.000 millones de rescate del Gobierno en 2008 y 2009 para poder sobrevivir.

Prácticamente, todos los grandes bancos estadounidenses han tenido que pagar alguna multa de este tipo. Goldman Sachs, por ejemplo, entregó 550 millones de dólares en 2010. Entonces algunas organizaciones de defensa del consumidor apuntaron a que esa cantidad era tan solo cinco veces lo que gana el CEO de Goldman Sachs o lo que la organización ingresa en un día de negocio.

Bank of America, el segundo mayor banco por activos de Estados Unidos, ha acordado pagar 1.000 millones de dólares por las estafa de Countrywide:  la entidad llevaba a cabo un esquema conocido como “Hustle”  (High Speed Swim Lane o línea rápida de natación, en realidad un juego de palabras de doble significado entre chanchullo o moverse deprisa). Eliminaba todos los criterios de examen de las hipotecas e instigaba con primas a vender cada vez más y más hipotecas. Sin cuidarse de su calidad. Después, vendía estas hipotecas a las empresas semi-estatales de protección de créditos Fannie Mae y Freddie Mac.

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No ejecutarás: Los cinco grandes bancos y las firmas automatizadas

Firmar la ejecución de una hipoteca que, probablemente, terminará en el desahucio de una familia debe de ser algo doloroso, pero sobre todo requiere una profunda revisión por parte de la entidad bancaria y el cumplimento de unos requisitos legales. Y, sin embargo, los cinco grandes bancos estadounidenses no estaban para perder el tiempo: en lo peor de la crisis financiera validaban las ejecuciones hipotecarias sin revisarlas, en ocasiones contratando personal externo sin preparar para firmarlas de forma robótica. Es lo que se dio a conocer como el robo-signing. Pero les pillaron. En casi todos los estados del país se empezó a perseguir esa conducta de las entidades financieras. Tal era la presión, que llegó a hacerse un frente interestatal y los bancos decidieron capitular: Ally, Bank of America, Citi, JPMorgan Chase y Wells Fargo han aceptado crear un enorme fondo de alivio financiero, un total de 25.000 millones de dólares, para ayudar a los hipotecados, reduciendo el montante de la deuda o ayudándoles a pagar algunas letras. Es el acuerdo de protección financiera del consumidor más alto de la historia del país. Bank of America asegura que ya ha completado o aprobado un alivio por un valor total de 15.800 millones de dólares para un total de 164.000 hipotecados. De nuevo, muchos se preguntan por qué, si hay caso claro de conducta criminal, no hay penas para los ejecutivos que las ordenaron o por qué no afectan a las pagas de los directivos responsables. Jamie Dimon, por ejemplo, consejero delegado de JP Morgan, cobra casi 25 millones de dólares al año.

No te aprovecharás

Curiosamente, el único frente que ha llevado a banqueros a la cárcel es uno que no tiene relación con la crisis financiera. Lucha contra el tráfico de información privilegiada ha habido siempre, y siempre ha existido ese tráfico: en Wall Street conocer la situación sobre una compañía es clave para saber si subirá o bajará y, por tanto, cualquier detalle que solo uno conozca (si va a ser comprada o si tiene problemas de liquidez, por ejemplo) puede marcar la diferencia.

Desde 2009, Obama lanzó una de esas luchas a lo Elliot Ness contra el insider trading. Al menos 70 personas han sido condenadas y hay siete altos ejecutivos de diversas compañías bajo investigación. El caso estrella fue el de Raj Rajaratnam. “Te llamo porque hay un rumor de que Goldman Sachs va a comprar un banco comercial”. “Sí, se ha hablado en la reunión”. Así comenzaba una de las centenares de conversaciones grabadas entre Rajaratnam y uno de sus clientes en su negocio de venta de información sobre la empresa. Ahora cumple 11 años de condena en una prisión federal de Massachusetts tras ser declarado culpable de 14 cargos de conspiración y fraude. Otro alto ejecutivo, y uno de los nombres clave en Wall Street, Rajat Gupta, ha sido condenado a  dos años en prisión.