El ex presidente estadounidense cuenta a Foreign Policy qué leer, en quién fijarse y por qué existe una verdadera posibilidad de que haya paz en Oriente Medio en 2010.

Si uno quería saber lo que pensaba Bill Clinton cuando era presidente, tenía que ignorar los discursos preparados y, en cambio, escucharle hablar de forma espontánea en algún acto para recaudar fondos. De noche, rumiaba sin venir a cuento sobre temas de raza, religión, ciencia y la naturaleza del alma humana. Su mente divagaba de forma increíble y, sin embargo, se las arreglaba para unir temas que no tenían nada que ver en un relato coherente como ningún otro político de su generación. Hoy, el sitio para oírle pensar en voz alta es la conferencia anual de la Clinton Global Initiative en Nueva York, donde reúne a cientos de jefes de Estado, magnates de los negocios, directivos de ONGs, profesores e incluso estrellas de Hollywood, no sólo para hablar de los problemas del mundo, sino para hacer algo sobre ellos.

Peter Baker, corresponsal de The New York Times en la Casa Blanca, y Susan Glasser, directora ejecutiva de Foreign Policy, se reunieron allí con Clinton para mantener una franca conversación sobre la identidad, la virtud y lo que le gustaría recorrer las estepas con Gengis Khan. Lo que sigue es una versión editada de la entrevista.

 

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FP edición española: El año pasado, no esperábamos que la economía se derrumbara como lo hizo. Este año, no esperábamos que el pueblo de Irán fuera a salir a la calle después de las elecciones. Con la vista puesta en 2010, ¿qué sorpresas estratégicas debemos esperar?

Bill Clinton: Debemos observar el mundo y ver si hay algún sitio en el que pueda ocurrir el equivalente político a la crisis financiera. Es decir, lo que sabemos de todos los sistemas sujetos a una combinación de tensión y dinamismo es que existen fracturas y vulnerabilidades que no se ven de forma inmediata porque la gente cuenta con que mañana sea una réplica de ayer y de hoy. Siempre digo que, en un entorno muy dinámico, es evidente que hay que trabajar para que ocurra lo mejor y prepararse para lo peor. Es fácil decirlo, pero ¿cómo se hace? ¿Y cuáles son las señales de alarma? Por ejemplo, ¿puede torcerse algo en Nigeria como consecuencia de una mezcla de conflictos económicos y políticos?

Por otro lado, ¿qué otros lugares del mundo pueden sorprendernos con algo verdaderamente inteligente y positivo? Creo que todavía existe alguna posibilidad de que los israelíes, Hamás y el Gobierno palestino lleguen a un acuerdo. Porque las perspectivas a largo plazo, en mi opinión, son malas para todos los que están en posición de llegar a ese acuerdo. En estos momentos, Hamás está bastante desacreditado tras la operación de Gaza, y, en cambio, [la Autoridad Palestina] está aumentando claramente su capacidad. Ahora están en buena situación pero, si no son capaces de ofrecer avances económicos y políticos sostenidos, no les irá bien. Las perspectivas a largo plazo para los israelíes son aún peores, porque pronto van a dejar de ser una mayoría. Entonces tendrán que decidir si quieren seguir siendo una democracia y dejar de ser un Estado judío, o seguir siendo un Estado judío y dejar de ser una democracia. Ése es un gran acicate.

La otra cosa que no se ha valorado lo suficiente es la inevitable curva de la capacidad tecnológica aplicable al armamento militar, igual que a los ordenadores, los videojuegos y todo lo demás. Sé que los cohetes volvieron locos a los israelíes, y no les reprocho que se sintieran indignados y frustrados; fue horrible. Pero seamos sinceros: no tenían gran precisión. Así que no es más que cuestión de tiempo que los equipen con sistemas de localización GPS. Y, cuando ocurra eso y el número de víctimas empiece verdaderamente a aumentar, ¿no les será más difícil a los palestinos firmar un acuerdo de paz? Hay que tener en cuenta que entonces sufrirán aún más presiones de los grupos radicales, que dirán: "Mirad, acertamos ocho de cada 10 lanzamientos. Vamos a seguir como estamos". Creo que una de las sorpresas que podrían producirse este año [2010] es un acuerdo importante. Nadie cree que vaya a suceder, y seguramente no sucederá, debido a la complejidad política del Gobierno israelí. Pero puedo decir que, cuando era presidente, pasé mucho tiempo intentando distinguir entre los titulares y las tendencias a largo plazo. Y, si hay un sitio en el que el estudio de las tendencias puede llevar a la conclusión de que más vale llegar a un acuerdo cuanto antes, es allí.

 

FP: ¿Quién cree que es el pensador más inteligente y penetrante que conoce (quizá aparte de su familia)? ¿Hay alguien que debiera estar en la lista de los 100 pensadores más importantes elaborada por nuestra revista?

BC: Paul Krugman.No siempre estoy de acuerdo con él, pero siempre es bueno. David Brooks es muy acertado. Thomas Friedman es el periodista estadounidense con más talento para examinar de cerca lo que ocurre en el mundo, imaginar cómo va a afectar al futuro y dar con una forma de expresarlo que es inteligente y se te queda grabada; como "los hombres de verdad suben los impuestos sobre la gasolina". ¿Ven lo que digo?

Malcolm Gladwell se ha vuelto muy importante. La clave del éxito fue un libro muy bueno de observación sobre lo que ocurría y cómo se producían los cambios. Pero creo que su última obra, Fuera de serie, es todavía más importante para comprender cómo nos desarrollamos y para explicar que, incluso en el caso de personas a las que consideramos genios, la vida es más una carrera de relevos que una aventura de una noche de un solo hombre o una sola mujer. Me pareció un libro excepcional.

Robert Wright, el tipo que escribió The Evolution of God, The Moral Animal, y el libro que escribió entre los dos, que me causó una enorme impresión cuando era presidente, Nonzero,. Este libro sobre Dios es básicamente una continuación de su argumento en Nonzero,, que es, en definitiva, que el mundo está cada vez más unido, no más separado. Y, a medida que hay círculos cada vez más amplios de interconexión -es decir, más amplios geográficamente, abarcan más personas, y más amplios en ancho de banda, abarcan cada vez más aspectos-, se empieza con un conflicto y se acaba con alguna resolución, alguna unión. Dice que no existe un conflicto intrínseco entre la ciencia y Dios, y explica por qué. Dice que no, que lo religioso y los científico pueden acoplarse. En Nonzero, alega que, desde que los seres humanos salieron de las cuevas y formaron clanes, siempre han chocado unos con otros, siempre han buscado una expansión de la identidad, la identidad subconsciente. Se pasa del conflicto a la cooperación de una forma u otra. Y, hasta ahora, la lucha entre el conflicto y la cooperación ha surgido antes de que la humanidad hiciera realidad su capacidad de autodestrucción. Es decir, la idea que llenaba Nonzero, se ha traducido ahora en un argumento sobre Dios, y creo que es un autor muy importante.

Otra persona que creo que ha escrito libros muy interesantes sobre el imperativo supremo de la cooperación en la especie humana y otras especies es Matt Ridley. El que me influyó mucho fue The Origins of Virtue. Y cuando habla de virtud no se refiere a no beberse nunca una copa, por ejemplo, el sábado por la noche. Se refiere a la virtud cívica. ¿Cómo nos tratamos unos a otros de manera constructiva, cómo trabajamos juntos? Creo que éstos son algunos entre muchos. Están reflexionando sobre cómo funciona el mundo y cómo podría ser al mismo tiempo. En este momento de la historia, necesitamos personas que comprendan de manera extraordinaria las dos cosas, cómo funciona el mundo y cómo podría ser mejor, cómo podría ser más armonioso.

 

FP: La Guerra Fría duró casi 40 años. ¿Cree que la lucha contra el extremismo, la llamemos como la llamemos, la guerra contra el terrorismo, durará tanto tiempo, o cree que cambiará en algún sentido en los próximos años?

BC: Su duración dependerá de que los sitios desde los que operan los grandes grupos terroristas sigan siendo países sin Estado. Los territorios en Pakistán y la zona fronteriza con Afganistán no son parte de un Estado centralizado. Robert Kaplan ha escrito muchos libros sobre lo que pasa en el mundo actual y, si uno lee Los confines de la Tierra y otros libros que dicen que, de hecho, independientemente de lo que digan las leyes, vemos que estamos convirtiéndonos en naciones de megaciudades-Estado llenas de gente realmente pobre, enfadada, sin educar y muy vulnerable en en todo el mundo, que tenemos un montón de slumdog millionaire s . Si eso es verdad, el terrorismo -es decir, los asesinatos, los robos, las coacciones por parte de personas que no tienen la autoridad del Estado y que traspasan las fronteras de su país- podría acompañarnos durante mucho tiempo. Por otra parte, el terrorismo necesita angustia y oportunidad para florecer. Por eso, una de las cosas que Estados Unidos y otros deben hacer es tratar de ayudar a esas naciones-Estado a adaptarse a las realidades del siglo XXI para poder salir adelante.

Aunque parezca irónico, resolver el problema energético podría contribuir enormemente a reducir el atractivo del terrorismo, porque, si cambiamos nuestra forma de producir y consumir energía en todo el mundo, crearíamos oportunidades para la educación, para los empresarios, para obtener trabajo, para la participación de las mujeres y las niñas en situaciones económicas positivas, en todos los niveles de riqueza nacional, desde los países más ricos hasta los más pobres. Por eso creo que habría que reunir a los pensadores más creativos en materia de energía para que hicieran su aportación, porque un mundo que está integrándose necesita tener una fuente de nueva actividad económica. En los países más pobres, el mero hecho de poner la agricultura al día y conseguir que todos los niños vayan a la escuela significa ya varios años de trabajo. Pero este asunto de la energía podría proporcionarnos una década de increíble autodescubrimiento. Expertos en energía inteligentes, como Amory Lovins y Paul Hawken, personas que llevan dedicadas a esto 30 años, siempre han sabido, antes de que esto se convirtiera en un debate serio, que es imposible vender un futuro verde si no se demuestra que es bueno para la economía.

Debemos fijarnos en los grandes pensadores que han reflexionado sobre la cuestión de la identidad. Samuel Huntington escribió el famoso libro El choque de civilizaciones. Pero necesitamos hacer un esfuerzo para explicar y, si es posible, fundir, teorías de la identidad que sean biológicas, psicológicas, sociales y políticas, porque es evidente que, en una era de interdependencia, queremos la tesis de Wright, queremos que haya más subsoluciones distintas de cero. Queremos que sea así; confiamos en que tenga razón al decir que es posible conciliar la religión y la ciencia; esperamos que el discurso del presidente Obama en el El Cairo tenga razón, que sea sencillo reconciliar las diferencias religiosas. Yo pronuncié una serie de discursos sobre este tema tras el ll-S, y dije que era posible reconciliar nuestras diferencias religiosas y políticas. Creo que lo que dijo es que tenemos que respetar la duda.

Lo que yo siempre he dicho es que, si uno es religioso, eso significa por definición que existe una Verdad con mayúscula. Para que eso funcione en un mundo lleno de diferencias, hay que reconocer que existe una gran diferencia entre la existencia de la Verdad, con mayúscula, y la capacidad de cualquier ser humano de comprenderla por completo y traducirla en acciones políticas que se atengan totalmente a ella. Es lo que debemos hacer; se trata sólo de aceptar la fragilidad humana. No se puede decir a un creyente que sea relativo respecto a su fe. Él cree que hay una verdad. Pero otra cosa, muy distinta, es que pueda conocerla y convertirla en un programa político. Eso es un acto de arrogancia.

Me gustó el libro de Ken Wilber Una teoría de todo, porque intenta destacar que, a lo largo de toda la historia, siempre nos hemos relacionado con gente que es diferente a nosotros antes de que nos demos cuenta de lo que eso implica, y, en cuanto lo hacemos, aparece otro nivel paralelo de interconexión y tenemos que hacernos cargo de lo que representa eso. Todos los intelectuales públicos del mundo deben reflexionar sobre esta cuestión de la identidad y tienen que reconocer que, vistos los hallazgos sobre el genoma humano, las semejanzas entre todos nosotros, hasta el marido y la mujer, que, como mínimo, son iguales en un 99,5%… da miedo, ¿verdad?

 

FP: Una serie de preguntas relámpago: ¿Qué tres libros ha leído últimamente?

BC: Estoy leyendo el libro de H.W. Brands sobre Franklin Roosevelt, la nueva biografía de Gabriel García Márquez, y acabo de terminar el libro de Joshua Cooper Ramo, que me ha parecido muy bueno, aunque creo que debería escribir otro en el que reflexione sobre las aplicaciones prácticas de sus análisis estratégicos y teóricos.

 

FP: Los tres líderes a los que deberíamos prestar atención, aparte de Obama.

BC: El primer ministro de Australia, Kevin Michael Rudd; es verdaderamente listo. Tiene un ansia de saber y averiguar cómo hacer las cosas.

Creo que la gente debería estudiar lo que hizo Paul Kagame en Ruanda. Es el único país del mundo que tiene más mujeres que hombres en el Parlamento (por supuesto, parte de ese reparto demográfico se debe al genocidio). Puede que no sea perfecto, pero Ruanda tiene la mayor capacidad que he visto en ningún país en vías de desarrollo de aceptar la ayuda exterior y utilizarla. Es difícil aceptar ayuda. Ellos lo han hecho. ¿Y cómo demonios ha conseguido que todos los adultos del país pasen un sábado de cada mes limpiando las calles? ¿Y cuáles han sido las repercusiones psicológicas de eso? ¿Las consecuencias sobre la identidad? El presidente dice que no es nada vergonzoso, que no es una tarea indigna, que es una forma de expresar su lealtad a su país y su orgullo por él. ¿Cómo se cambian las actitudes sobre algo que uno cree que sabe lo que significa? ¿Cómo lo ha conseguido?

Hay muchos dirigentes fascinantes que merece la pena estudiar en Latinoamérica. Pero me parece que conviene fijarse en Colombia. ¿Cómo se ha devuelto Medellín al pueblo colombiano? Todos sabemos que el presidente Uribe ha sido criticado en Estados Unidos, pero ¿cómo ha pasado Medellín de ser la capital mundial de la droga, uno de los lugares más peligrosos de la Tierra, a ser la ciudad anfitriona del 50º aniversario del Banco Interamericano de Desarrollo? Habría que estudiarlo.

Habría que fijarse en otra persona, José Ramos-Horta, el presidente del primer país del siglo XXI, Timor Oriental. ¿Es demasiado pequeño para ser una nación? ¿Se puede ser demasiado pequeño? ¿Puede una valerosa lucha por la independencia y la libertad desembocar en una unidad económica que no va a tener una población ni una base geográfica lo suficientemente grande como para proteger a la gente? ¿Cómo van a evitar eso los kosovares?

 

FP: ¿Hay algún país al que no haya ido todavía y al que le gustaría ir?

BC: Quiero ir a Mongolia y montar a caballo a través de las estepas y fingir que pertenezco a una horda de Gengis Khan; ¡pero no estoy dispuesto a hacer daño a nadie! Quiero ir a la Antártida. Hay sitios en los que he estado sólo por trabajo. Me gustaría llevar a Hillary a subir al Kilimanjaro, mientras todavía quede nieve en la cima.