Los observadores consultados en el ‘Índice del Terrorismo’ publicado en FP edición española (octubre/noviembre de 2008) han concluido que Pakistán no tardará en convertirse en el frente principal en la lucha contra el terrorismo. Pero (…) el mundo debe adoptar un enfoque sofisticado y matizado para trabajar con Pakistán.

Desde el 11-S, Islamabad ha pagado un alto precio por colaborar con Washington. Las regiones tribales occidentales de Pakistán, un amortiguador natural, han sido castigadas. Por respaldar a EE UU, el régimen de Pervez Musharraf perdió el apoyo de los líderes tribales, lo que ha contribuido directamente al recrudecimiento de los atentados terroristas. Sólo en 2007, Pakistán sufrió al menos 45 atentados suicidas con bomba, más del doble que entre 2002 y 2006, así como las muertes de varios líderes políticos, como Benazir Bhutto. Después de Irak y Afganistán, Pakistán ha registrado más víctimas mortales que ningún otro país por el terrorismo suicida.

Para neutralizar la amenaza, Pakistán precisa de la comprensión, la participación y el apoyo internacionales. A menos que se fortalezcan el Estado de derecho, el poder judicial y las autoridades que aplican la ley, los islamistas y los yihadistas ganarán la batalla. Occidente debe también fomentar su desarrollo económico y la reforma educativa.

Pakistán se enfrenta a una crisis sin precedentes. Con la insurrección de las áreas tribales extendiéndose hacia el centro del país, la seguridad mundial está en peligro. Ningún Estado es más importante que Pakistán en la lucha contra el terrorismo, y ya es hora de que la comunidad internacional respalde su preocupación con acción.

  • Rohan Gunaratna
    Director de El Centro Internacional de Investigación sobre Violencia Política y Terrorismo
    y profesor de Estudios sobre Seguridad,

    The S. Rajaratnam School of International Studies, Singapur

 

El Centro para el Progreso Americano responde:

Los expertos consultados en el Índice del Terrorismo también prevén que se desencadene un desastre en Pakistán, puesto que los grupos militantes extienden su autoridad más allá de las áreas tribales, amenazando al país, a la región y al mundo. (…) La mayoría de los expertos del Índice están de acuerdo en que hay que centrarse en aspectos como el Estado de derecho, el desarrollo económico y la educación del país. No hay respuestas fáciles para los problemas de Pakistán. Este verano, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, autorizó secretamente el uso de la fuerza dentro de este país sin la aprobación del régimen. Sin embargo, cuando esta primavera se pidió a los expertos que dieran su opinión acerca de si Estados Unidos debería emprender acciones militares en una situación idéntica, más de 6 de cada 10 de ellos optaron por “no sabe o no contesta”. A los diseñadores políticos de Pakistán, Estados Unidos y otros países se les está acabando el tiempo. Deben actuar con urgencia para crear una estrategia más eficaz, integral y coordinada para abordar la crisis paquistaní. Esa estrategia debe ser regional, ir más allá del enfoque militar y tener como objetivo las fuentes de la inestabilidad de Pakistán.

  • Caroline Wadhams
    Analista política senior de Seguridad Nacional The Center for American Progress
    Washington, EE UU