Muchos birmanos afirman que la única esperanza de su país es Aung San Suu Kyi, la líder de la Liga Nacional para la Democracia, premio Nobel de la Paz en 1991, hija del general Aung San, arquitecto de la independencia birmana y, sin duda, el rostro más visible de la oposición democrática del país. Es una pesada carga que esta mujer menuda y de apariencia frágil parece llevar con toda naturalidad. A principios de agosto, y en un momento de enorme incertidumbre política en Birmania, tuvimos la oportunidad de conversar con ella en Rangún sobre el futuro del país, el funcionamiento de su partido y su ideario político.

 

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FP en español: En este momento, ¿cuáles son los objetivos a corto y medio plazo de la Liga Nacional para la Democracia?

Aung San Suu Kyi: Somos un partido no violento, creemos en la negociación y nuestro empeño es conseguir una verdadera democracia. Mientras sigamos creyendo que el país no experimenta un proceso democratizador, trataremos de hacer comprender a la gente por qué es necesario trabajar para lograrlo. No basta con alcanzar la democracia; incluso si se instaurase mañana, podría haber un golpe de Estado al día siguiente. Tenemos que educar a la población sobre su significado. Y no se trata sólo de los derechos que va a conseguir, sino de las responsabilidades que tiene que asumir para salvaguardar esos derechos.

FP. Se ha reunido recientemente con un alto funcionario del nuevo Gobierno. ¿Cuál es su valoración de esa reunión?

ASSK. Ya me había reunido con él anteriormente, cuando pertenecía al Gobierno militar anterior. Tengo una impresión muy positiva de estas conversaciones, pero creo que debemos esperar para ver cómo evolucionan. [Algunas semanas después de esta entrevista, Aung San Suu Kyi se reunía por primera vez con el presidente Thein Sein.  No se ha hecho público el contenido de las conversaciones, pero ella ha declarado que cree que Thein Sein quiere un “cambio positivo y real”].

FP. Seis meses después de la instauración del nuevo Gobierno civil, ¿qué cambios ha apreciado en el Gobierno?

ASSK. Ha expresado su intención de dar pasos hacia la democratización del país, pero aún no hemos visto nada sólido. Siempre digo que soy cautelosamente optimista. Si uno realiza el tipo de trabajo que hacemos nosotros, debe hacerlo con cierto grado de optimismo, ha de creer que sus objetivos no sólo son necesarios, sino también posibles. Creemos que podemos cambiar las cosas y que sólo es posible mediante la negociación y la reconciliación nacional. También somos optimistas con respecto a la posibilidad de que este Gobierno se esfuerce en ello.

FP. ¿Qué entiende usted exactamente por “reconciliación”?

ASSK. Se trata de llegar a una situación en la que la población sea, de nuevo, una sola y esté unida, que ya no esté profundamente dividida en torno a ideas fundamentales. Naturalmente, siempre hay diferentes opiniones, es algo que debemos aceptar, pero las diferencias se pueden resolver mediante un proceso democrático. La reconciliación está unida a la democracia, ya que es un sistema que acepta las diferencias y además incluye la responsabilidad de todas las partes para resolverlas pacíficamente.

FP. Hablando de democracia, ¿hasta qué punto es democrático el funcionamiento interno de la Liga Nacional para la Democracia? ¿Cómo se toman las decisiones en el partido?

ASSK. Se consulta a las bases en la medida de lo posible, pero no se nos permite convocar reuniones a todos los niveles. El Gobierno ha declarado que no estamos registrados correctamente como partido político, por lo que no podemos organizar congresos. Pero celebramos reuniones de forma regular en las diferentes divisiones y Estados, de las juventudes o de la sección femenina del partido, y todo el mundo tiene la oportunidad de hablar con todo el mundo.

Antes teníamos establecidos una serie de procedimientos para tomar las decisiones. Se hacían propuestas y consultas en los pueblos, y estás se transmitían a los distritos, a las divisiones o estados hasta llegar a la sede central. Pero ahora no nos permiten hacerlo. Ni siquiera podemos abrir nuestras oficinas en los pueblos, por lo que la LND no tiene una presencia oficial en muchos de ellos y no podemos seguir esos procedimientos. Desde luego, no es la situación más satisfactoria del mundo, pero hemos decidido seguir adelante y hay que reconocer que no sólo hemos conseguido mantenernos en activo, sino que hemos logrado conservar el apoyo de la población, que es lo más importante para cualquier partido político a largo plazo.

FP. En diciembre algunos jóvenes miembros del partido se quejaron del papel que les tocaba desempeñar y pidieron tener más voz…

ASSK. Bueno, eso es algo que puede ver en cualquier organización. No todos los jóvenes lo dicen, también los hay que están dispuestos a aprender, a madurar y a prepararse para asumir los deberes que les aguardan en el futuro. Pero, por supuesto, algunos son más impacientes que otros.

Uno de nuestros problemas es que nuestros jóvenes adquieran la formación adecuada. Teniendo en cuenta la educación que muchos han recibido, nuestro partido ha tenido que hacer un gran esfuerzo para formarles. Ofrecemos cursos de inglés, política, economía, derecho, derechos humanos o servicios sociales. La LND ha tenido que desempeñar muchas tareas que, en circunstancias normales, no corresponderían a un partido político, sino al Estado. Tenemos que trabajar más de lo que sería necesario en un país con un buen sistema educativo.

FP. Mucha gente cree que usted es la única esperanza de Birmania. ¿No cree que depositar todas esas esperanzas en una sola persona puede ser peligroso? ¿No teme que se cree un culto a la personalidad?

ASSK. Por supuesto que es peligroso, pero esto sucede en cualquier movimiento, especialmente cuando la lucha se prolonga durante mucho tiempo; la atención se centra en un líder. En muchos sentidos, es la única manera de mantener unida a la organización. Pero siempre consulto a mis compañeros y las decisiones se toman por consenso, por lo que eso no supone realmente un problema. Debe recordar que he estado recluida más de quince años en arresto domiciliario y el partido ha seguido funcionando, así que creo que no debería subestimar su fuerza. Puede parecer que soy la única persona importante de la LND, pero si se tiene en cuenta que he estado bajo arresto domiciliario tres cuartas partes del tiempo que ha existido, hay que concluir que es capaz de funcionar por sí misma. Es cierto que no funciona de una forma tan activa como cuando estoy en libertad, pero eso también es normal.

Sí, apoyo las sanciones. La gente tiende a olvidar que son una herramienta política, no un arma económica

FP. El conflicto entre el Gobierno y los insurgentes de las minorías étnicas es el más antiguo y quizá el más grave de Birmania. ¿Cuál cree que sería la solución?

ASSK. La misma que para la división entre los militares y la población civil: la negociación y el diálogo.

FP. ¿Cree usted que la solución radica en concederles algún tipo de autonomía?

ASSK. No hay nada peligroso en la autonomía. Uno de los problemas de Birmania es que mucha gente confunde la autonomía con el derecho a la secesión y la independencia. Esto ha supuesto un gran obstáculo y algunos lo han explotado intencionadamente para hacer creer a la población que las nacionalidades étnicas reclamaban el derecho a la secesión cuando lo único que piden es un gobierno autónomo.

FP. Usted defiende las tácticas no violentas. ¿Por razones morales o prácticas?

ASSK. Por razones prácticas. Puede que se obtengan resultados más rápidamente empleando la violencia que con medios pacíficos, pero se producen heridas que tardan mucho tiempo en curar.

FP. Pero a veces la violencia es, por falta de una palabra mejor, necesaria…

ASSK. Inevitable, diría yo. Por eso nunca he condenado a los jóvenes que han decidido tomar las armas para combatir al régimen militar, al fin y al cabo, no podíamos garantizarles ningún tipo de seguridad. La revolución armada es prácticamente una tradición política en Birmania y muchos creen que es la única manera de cambiar las cosas. Debemos sentar un nuevo precedente y demostrar que realmente se puede conseguir el cambio sin emplear la violencia, mediante la negociación política pacífica. La situación resultante será menos dolorosa para todas las partes y, sin duda, mucho mejor para el país a largo plazo.

FP. Me gustaría aclarar su postura sobre las sanciones internacionales al régimen. ¿Usted las apoya?

ASSK. Sí, apoyo las sanciones. La gente tiende a olvidar que son una herramienta política, no un arma económica. Hay numerosos malentendidos sobre las sanciones; algunos creen que significan la prohibición de inversiones y no se trata en absoluto de eso. Las sanciones son muy limitadas, excepto las de Canadá, que son totales. Yo las respaldo porque pueden ayudar a traer la democracia a Birmania y a fomentar los derechos humanos en el país. También apoyo las inversiones. Y cuando digo que me gustaría que cualquiera que decida invertir en Birmania lo hiciera de una forma ética, no estoy pidiendo que se eliminen las sanciones. Éstas nunca han afectado gravemente a la economía birmana.

FP. El Gobierno birmano mantiene unas relaciones estrechas con China. ¿Qué cree usted que debería hacer Pekín con respecto a Birmania?

ASSK. La actitud que adopte China es de enorme importancia, sobre todo en el Consejo de Seguridad de la ONU. Hablando con total franqueza, nos gustaría que China apoyara un proceso de democratización en nuestro país, así de sencillo. Al fin y al cabo, siempre hemos mantenido unas relaciones excelentes con China, incluso cuando era un país comunista y Birmania un país democrático, tras nuestra independencia. De hecho, la Birmania democrática fue uno de los primeros países del mundo en reconocer oficialmente el Gobierno comunista chino a principios de los 50. El hecho de que siguiéramos caminos políticos diferentes no significa que no podamos ser buenos vecinos y amigos.

FP. ¿Qué le gustaría que hiciera la comunidad internacional por Birmania y no está haciendo ahora?

ASSK. Creo que deberían coordinar un poco más sus medidas. Ahora hay diferentes actitudes y políticas con respecto a Birmania. Estados Unidos, la Unión Europea y, hasta cierto punto, Australia y Nueva Zelanda mantienen más o menos el mismo tipo de política. Por otro lado, los países de la ASEAN sostienen otras muy diferentes y países como India, China y Japón tienen las suyas. Por supuesto, hay muchos países que no tienen ningún tipo de política con respecto a Birmania, por ejemplo los de Oriente Medio y África. Creo que sería bueno que pudiéramos conseguir que todos los países se pusieran de acuerdo en adoptar una política concreta y, por supuesto, nos gustaría que consistiera en apoyar el proceso de democratización.

 

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