El embajador Richard Holbrooke, ex subsecretario de Estado de EE UU y negociador jefe en los Acuerdos de Paz de Dayton, comparte sus reflexiones sobre el recientemente capturado Radovan Karadzic, la justicia internacional y qué hacer con Osama Bin Laden.

FP edición española: Radovan Karadzic ha sido capturado en Belgrado. Durante el Gobierno de Clinton, usted estuvo muy implicado en el tema de los Balcanes y se sentó a negociar frente a Karadzic. ¿Cómo le ha afectado su detención?

Richard Holbrooke: Me enteré a bordo de un tren de Nueva York a Washington. Pocas veces una noticia me ha impactado tanto, en su sentido positivo. Recibimos muchas malas noticias pero llevar a esta persona ante la justicia, a este hombre terrible, está a la altura de capturar a Sadam Husein. Sería fantástico si a él se unieran Mladic [ex general serbobosnio acusado de crímenes de guerra] y Bin Laden, que están entre las peores personas del mundo. He tenido que tratar con Mugabe, Ferdinand Marcos [ex presidente de Filipinas] y Milosevic, pero sentí que Karadzic era el peor de todos, así que me siento muy, muy alegre por esta noticia. Pero Mladic sigue suelto. No lo olvidemos nunca.

 

FP: ¿Cree que el Gobierno serbio supo durante todo este tiempo dónde estaba Karadzic?

RH: Creo que había miembros de los servicios de seguridad serbios que le protegían, igual que al general Mladic.

 

Radovan Karadzic: antes y después.
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Radovan Karadzic: antes y después.

FP: ¿Cómo cambió esta dinámica?

RH: La dinámica ha cambiado porque Boris Tadic [presidente de Serbia], un demócrata pro occidental, ha sido reelegido en unas elecciones decisivas y al frente de una plataforma europeísta. Por fin ha podido sustituir a algunos de los jefes de los cuerpos de seguridad, donde había gente que había estado protegiendo a Karadzic y a Mladic.

Permítame decirle que Karadzic debería haber sido arrestado en los primeros meses posteriores a la firma de los Acuerdos de Paz de Dayton, a principios de 1996. Aunque todo el mundo sabía dónde estaba, no fue llevado ante la justicia porque el almirante Leighton Smith [jefe máximo de la OTAN en Bosnia] no ejerció su autoridad. Smith dijo que eso no era misión de su mando, lo cual fue una decisión terrible. Si se hubiese detenido a Karadzic entonces, la historia de los Balcanes habría sido mucho más fácil durante los siguientes 13 años, porque no habría podido intentar socavar activamente la estabilidad política y la reconciliación en la zona.

 

FP: ¿Qué consecuencias tendrá para Boris Tadic esta actuación? ¿Esto le va a hacer impopular en su país?

RH: Sí y no. Muchos serbios tienen una visión mítica de su pasado y están sumidos en el victimismo, lo cual significa que algunos de ellos se enojarán porque consideran que se ha vendido a un serbio a la comunidad internacional. Sin embargo, los serbios tienen que elegir entre el pasado y el futuro, y su futuro está claramente en la Unión Europea. Pero para entrar en ella tienen que dejar su pasado en los libros de historia y no convertirlo en algo vivo. Esto afecta no solo a la guerra de Bosnia sino, más inmediatamente, a la situación en Kosovo, porque será muy difícil lograr ser miembro de la UE si mantienen reclamaciones territoriales sobre un vecino con permanente riesgo de guerra.

 

FP: Así que, ¿la captura de Karadzic no es el último obstáculo para entrar en la UE?

RH: No, en absoluto.

 

FP: Usted compara la acusación contra Karadzic dictada por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) con la dictada recientemente contra el presidente de Sudán, Omar al Bashir, por la Corte Penal Internacional (CPI). Pero, si ingresar en la UE es un aliciente tan poderoso como para que Serbia coopere con el TPIY, ¿qué incentivo equivalente tiene Sudán para colaborar con la CPI?

RH: Estoy de acuerdo en que ahora hay diferencias estructurales entre ambos casos. Pero en 1995, cuando Karadzic y otras personas fueron acusadas, la situación era bastante similar y hubo gente que lamentó que ya no podríamos negociar porque habían sido acusados. Pero nada de eso ocurrió. De hecho, utilizamos las acusaciones para evitar que Karadzic y Mladic acudiesen a Dayton. Cuando Milosevic dijo que quería invitarlos, le respondimos " ¡Claro, cómo no! Les arrestaremos en cuanto aterricen".

Ahora hay más gente que piensa que la acusación contra Bashir dañará las negociaciones en Sudán. Pero yo creo que, en primer lugar, Bashir no se ha mostrado muy cooperativo hasta ahora. Y en segundo lugar, la lección de [la detención de] Karadzic es que las cosas pueden llevar mucho tiempo. También es importante recordar, una vez acabado todo, que, tras ser acusado, Karadzic estuvo bajo constante presión durante 13 años. No pudo continuar su movimiento político, que era un movimiento genocida, y al final va a comparecer ante la justicia. Espero que Bashir esté pensando en esto. Quizá esté sentado con sus amigos, riéndose y diciendo: “Nunca me cogerán”, pero en el fondo debe estar dándole vueltas. Es valioso tener procedimientos internacionales que permitan perseguir a esta gente de manera legítima, porque significa que ya no necesitamos vengadores que se tomen la justicia por su cuenta. Mladic y Bin Laden son los últimos grandes prófugos.

 

FP: ¿Sería usted partidario de intentar que la Corte Penal Internacional acusase a Bin Laden?

RH: Sí.

 

FP: Así que, si Bin Laden fuese capturado, ¿acabaría en La Haya en vez de, por ejemplo, en Guantánamo?

RH: Hay un problema con La Haya respecto al tema de Bin Laden, y es que no dictará una condena a muerte. Pero, aún así, yo estaría a favor de procesarle a través de la CPI, porque creo que nos permitiría presionar a Pakistán para que participase en el proceso.

 

FP: ¿No cree que eso supondría un problema político para quien lo propusiera? ¿Qué pasaría si Barack Obama dijese: "Queremos que la CPI dicte una acusación contra Osama Bin Laden"?

RH: Simplemente añadiría más presión para que los paquistaníes ayudasen a encontrarle. Pero insisto, si alguien merece la pena de muerte, ése es Osama Bin Laden. Si fuese capturado, no me gustaría que se librase de ella.

 

Richard Holbrooke, ex subsecretario de Estado y embajador en Alemania, fue el principal artífice de los Acuerdos de Paz de Dayton que pusieron fin a la guerra de Bosnia.

 

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