La compañía rusa se posiciona geopolítica y empresarialmente respecto al acuerdo de gas israelí.

 

AFP/Getty Images
Plataforma de extracción de gas natural Tamar, Israel.

 

El gigante gasista estatal ruso Gazprom firmó un acuerdo con Israel que no solo encaja en su estrategia de gas natural licuado, sino que altera a su favor el equilibrio geopolítico en la región estratégica del Mediterráneo.

El acuerdo le da derechos exclusivos a Gazprom para comercializar 3 millones de toneladas de gas natural licuado (LNG, en sus siglas en inglés) durante 20 años, equivalente a 84.000 millones de metros cúbicos (bcm) en total, del campo Tamar. Sería licuefactado in situ usando costosa tecnología de terminales flotantes en la que Gazpom invertiría o financiaría.

No se espera exportaciones antes de 2007 y Gazprom tiene seis meses para concluir las negociaciones, para determinar los volúmenes disponibles que Israel permitirá exportar, tomando en cuenta su prioritaria, la seguridad energética. El marco regulatorio se aprobará previsiblemente este año y será decisivo para desarrollar sus dos grandes descubrimientos recientes -de los más grandes del mundo en muchos años- los campos Tamar y Leviathan, con 270 bcm y 450 bcm, respectivamente.

Ambos son parte de la enorme cuenca Levante en el Mar Mediterráneo, que también comparten Grecia y Chipre. El marco determinará cuánto gas se requiere para satisfacer la demanda local durante 25 años y cuánto se puede exportar a mercados asiáticos.
Para Gazprom y Rusia, así como para Israel, el acuerdo es beneficioso empresarial y geopolíticamente. La empresa está expandiendo agresivamente su portafolio de LNG, tanto de suministro como de comercio, como también están haciendo los gigantes corporativos como Shell y BP. A través del acuerdo, Gazprom estará mejor posicionado para suministrar el lucrativo mercado asiático de LNG, que paga hasta 14 dólares MMbtu (millones de unidades térmicas Británicas), comparado a los 11 dólares MMbtu que Rusia obtiene de sus suministros a Europa, su mercado principal.

Gazprom tiene que proteger su participación en el mercado y sus precios de venta ante cualquier nuevo entrante, sobre todo en el mercado europeo. Por tanto, sabe que el destino más lógico para el gas es el Mediterráneo, lo cual perjudicaría su condición dominante.

Al controlar una parte importante de las exportaciones de gas israelí, Gazprom está limitando el impacto sobre sus ventas a Europa. Esto ocurre precisamente mientras Europa amplia su capacidad para recibir suministro de LNG  y así poder aflojar el monopolio de Gazprom. En la actualidad, ese gas viene de Qatar, y un hipotético suministro israelí estaría más cerca. Europa podría igualmente terminar importando gas chipriota, pero con la gasista rusa como vendedora.

Aún más, Rusia indirectamente mejora su margen de negociación y sus intereses estratégicos en el Mediterráneo y Oriente Medio al fortalecer sus lazos diplomáticos con Israel. Podría también retomar la iniciativa en el Norte de África, que fue truncada por la guerra de la OTAN contra Muammar Gaddafi en Libia.

Israel podría también beneficiarse de lazos más estrechos con Rusia. Gazprom tiene el músculo financiero para desarrollar los costosos proyectos que utilizan tecnología flotante de LNG, además de la capacidad para comercializar el gas. No es la única empresa, pero puede sumar a su oferta el poderío diplomático de asociarse con una empresa estatal rusa.

Rusia e Israel comparten la necesidad estratégica de contener las aspiraciones de Turquía, Moscú no quiere que este país se convierta en un competidor de mercados energéticos por su condición geográfica natural, conectando el Caspio y Oriente Medio a Europa, ni en un freno a las ambiciones expansivas del Kremlin. Israel, por su parte, desconfía de las intenciones turcas en Medio Oriente y cada vez más en el Mediterráneo. En definitiva, Rusia defendería a Gazprom, de lo cual la mayoría de empresas extranjeras no podrían presumir.

Entrelazar intereses comerciales con temas de seguridad puede ser productivo para Israel, como una manera de que Rusia presione más a Irán en temas de seguridad, aunque su influencia esté limitada.

El acuerdo con Gazprom es secundario a la seguridad energética de Israel, que se está quedando sin reservas propias de gas. Mientras las importaciones desde Egipto irremediablemente disminuirán y su consumo aumentará a raíz de un mayor consumo industrial y eléctrico. El campo Yam Tethys de Israel está prácticamente vacío y el Mari pronto lo estará. Su producción y las importaciones egipcias suplen la enorme mayoría del gas del país. Pero las importaciones de Egipto disminuirán no solo a raíz de disputas políticas y en torno al precio de venta, sino porque el país árabe también está quedándose sin gas para suplir su consumo interno y sus contractos de exportación.

Para mejorar su seguridad energética, Israel aprobará su plan regulatorio con el fin de limitar las exportaciones de sus nuevos descubrimientos. Un comité estimó que el país necesitará 450 bcm durante 25 años, lo cual equivale a alrededor de la mitad del producción combinada esperada de Tamar y Leviathan.

Si los campos producen como es esperado, la estrategia de LNG de Gazprom tendría un gran impulso. Dependiendo de su habilidad para desarrollar otros ambiciosos proyectos de LNG en el mundo, que a menudo son retrasados, podría impulsar el negocio de LNG.

Sin embargo, la exploración reciente no está dando los resultados que se esperaban, poniendo en duda el potencial de los campos israelíes. Una revisión más conservadora de la producción real de sus campos puede traducirse en cambios regulatorios que limiten las exportaciones.

En todo caso, es poco probable que Israel llegue a exportar su gas esta década, ya sea como LNG o a través de gasoductos, tomando en cuenta complicaciones técnicas y políticas. Pero mientras, Gazprom se asegura su ventaja estratégica.

 

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