EL MEJOR CONSEJO que he recibido nunca es aprender. Aprender de los libros, de la gente, de los peligros, de los mendigos.

NO ENTIENDO A LOS CHINOS, DE VERDAD. Le dije a unos funcionarios chinos que vinieron a verme: “No os entiendo”. China es un gran imperio –la nación más poblada del mundo–, y Tíbet muy pequeño.
¿Por qué tienen que preocuparse por lo que está pasando allí? Es irracional.

CUANDO COMENZÓ LA GUERRA, en 1939, recuerdo que no significó mucho para mí –tenía unos 10 años–. Supe que iba a haber una guerra en Polonia, pero no era mi país. Sólo cuando la gente comenzó a cruzar las fronteras hacia mi ciudad, empezó a tomar forma en los rostros de aquellos pobres y desolados seres humanos ambulantes.

FUIMOS VÍCTIMAS no sólo de los asesinos, también de la indiferencia de las buenas personas en el mundo que, por alguna razón, no hicieron caso
de nuestra terrible situación.

EL PODER PUEDE SER BRUTAL y puede ser delicado. El poder puede destruir y puede curar. Depende de lo que se haga con él. Creo en el poder de la poesía, aun en aquellos lugares malditos, donde un simple soldado una vez tuvo el poder de matar a miles de poetas sin una sola protesta.

LA MEMORIA es lo que hace que la vida tenga sentido. Es cierto que una vez que el último superviviente [del Holocausto] se haya ido, habrá un
cambio en la historia. Pero creo que alguien que escucha a un testigo se convierte en testigo.

LO QUE ME PREOCUPA hoy es el fanatismo. Un fanático es alguien que no escucha [nada] excepto sus propias ideas. Nunca tiene ninguna pregunta, sólo respuestas.

ME GUSTARÍA SER RECORDADO como un profesor y como una víctima.

 

Elie Wiesel es catedrático en la Universidad de Boston (EE UU) y ganador del premio Nobel de la Paz en 1986.