El futuro de la OTAN

El 30 de mayo de 1982 España se convirtió en el miembro número dieciséis de la OTAN. La cuestión levantaba polémica entre las fuerzas políticas del país, todavía inmerso en la Transición. A finales de ese año, el Partido Socialista ganó las elecciones. El PSOE se había mostrado contrario a formar parte de la organización, pero una vez en el Gobierno, suavizó su postura porque abandonar la Alianza podía perjudicar las negociaciones para ingresar en la Comunidad Económica Europea (CEE).

Estados Unidos quería que España permaneciera en la OTAN, más en unos momentos en los que la tensión con el bloque comunista volvía a estar en cotas altas desde la invasión de Afganistán en 1979 por parte de la Unión Soviética. La organización no podía arriesgarse a mostrar fisuras en el escenario internacional.

Con este panorama, el Ejecutivo de Felipe González convocó un referéndum en 1986 para que los ciudadanos decidieran seguir o no en la OTAN. En cualquier caso, la permanencia de España estaba vinculada a no entrar en la estructura militar y a no admitir el despliegue de armamento nuclear en las bases en territorio español.

La convocatoria del referéndum se vio en la época como una jugada arriesgada del Gobierno socialista que tuvo que convencer a sus ciudadanos. Finalmente, el sí ganó, y España continuó en la OTAN. A pesar de la tensión política vivida, la permanencia en la Alianza y el ingreso en la CEE en ese mismo año se interpretaron como la ruptura del aislamiento internacional al que el país se había visto sometido durante la dictadura franquista (1939-1975).

Tras estos turbulentos inicios, los sucesivos gobiernos de Madrid fueron aumentando su participación en las misiones de la OTAN. Por ejemplo, aviones españoles tomaron parte en las operaciones de vigilancia aérea en Bosnia amparadas por la ONU, en los bombardeos contra posiciones serbobosnias y también enviaron tropas al país balcánico para apoyar los acuerdos de paz de Dayton de 1995.

En diciembre de ese mismo año se produjo un aumento de la implicación de España en la OTAN con el nombramiento del hasta entonces ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, como secretario general, cargo que ocupó hasta 1999. Durante su mandato, la Alianza bombardeó Yugoslavia para detener las matanzas en Kosovo, una acción militar que no contó con el aval de Naciones Unidas.

Esta mayor implicación en las operaciones culminó con la incorporación de España a la estructura militar en 1999. Desde entonces, ha seguido participando en la mayoría de misiones. Además de los mencionados bombardeos contra Yugoslavia, se enviaron fuerzas a Kosovo (misión KFOR en 1999) y Afganistán (ISAF en 2001), hubo aviones en la intervención militar en Libia de 2011 y en la operación de Policía Aérea en los países bálticos.

Actualmente, los efectivos españoles colaboran en misiones como Ocean Shield (acciones contra la piratería somalí), Active Endeavour (vigilancia antiterrorista en el Mediterráneo) y Resolute Support (apoyo a las fuerzas de seguridad de Afganistán). Su despliegue más reciente ha sido la batería de misiles Patriot que colabora en la defensa del espacio aéreo de Turquía. En 2015, de los 2.100 militares que Madrid tiene desplegados en el exterior, 683 están implicados en acciones de la Alianza Atlántica, según datos del Estado Mayor de la Defensa.

Además de su participación en estas misiones, y debido a su situación geográfica, España tiene otros roles en el marco de la OTAN. Por ejemplo, colabora en la seguridad y defensa de zonas estratégicas como el Estrecho de Gibraltar, el océano Atlántico Oriental y el Mediterráneo Occidental. Asimismo, la Alianza cuenta con uno de sus Centros Combinados de Operaciones Aéreas en Torrejón de Ardoz (Madrid), que se encarga de la defensa aérea del sur de Europa.

España aporta infraestructura de mando a diversos contingentes de la OTAN, como el buque de asalto anfibio Castilla que ha servido de cuartel general marítimo a la Fuerza de Respuesta de la Alianza Atlántica en 2015. También forma parte con 3.000 efectivos en la Fuerza de Muy Alta Disponibilidad, cuyo mando ostentará en 2016.

Además tiene un importante papel en el escudo antimisiles. En 2011, los gobiernos de Washington y Madrid anunciaron el acuerdo para que la base de Rota albergase a cuatro de los destructores de EE UU, equipados con el sistema de defensa aérea, Aegis, que permitiría interceptar proyectiles balísticos.

España también tiene que cambiar algunos aspectos si quiere consolidar su posición dentro de la organización. De entre los países miembros, cuenta con uno de los gastos en Defensa más bajos en relación a su PIB, un 0,9% (se ha fijado un objetivo del 2% para 2024). Está en la línea de Estados como Hungría, Lituania o Letonia, y solo tiene por detrás a Luxemburgo con un 0,4%. Por otro lado, Madrid contribuye con un 5,2% del presupuesto total de la Alianza y sus Fuerzas Armadas (122.000 militares) ocupan el séptimo puesto en cuanto a tamaño, por detrás de Estados Unidos, Turquía, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia.

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