• The Night Wanderers: Uganda’s Children and the Lord’s Resistance Army
    Wojciech Jagielski
    288 páginas
    Seven Stories Press, Nueva York, 2012

La edición inglesa del último libro del reportero polaco Wojciech Jagielski, dedicado al conflicto que se vivió en la región norte de Uganda hasta 2005, llega en un extraño momento: con medio mundo hablando de Joseph Kony. Algo impensable hace tan sólo unos meses.

El revuelo mediático causado por el vídeo Kony2012 -producido por la ONG estadounidense Invisible Children- ha conseguido poner de actualidad el conflicto que se vivió en la región norte de Uganda desde finales de los 80. Durante casi dos décadas, las milicias de Joseph Kony, la Lord’s Resistence Army (LRA), operaron en la región Acholi del país, asesinando, incendiando aldeas y secuestrando miles de niños y niñas que integraban en su desquiciado ejército como soldados o como esclavas sexuales. En 2005, la Corte Penal Internacional abrió una causa contra Kony y varios de sus comandantes acusándoles de la comisión de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

El libro de Jagielski se centra en los años más oscuros de aquel conflicto sin ofrecer en ningún momento explicaciones simplistas, como sí hace el vídeo de la ONG estadounidense: obligado a ello, en cierto modo, por su propia naturaleza publicitaria. Con su estilo característico, que planea a cotas más altas de las habituales en la mayoría del periodismo que se escribe en la actualidad, Jagielski logra tejer el complejo relato de una historia de atávicos conflictos étnicos y tribales, enraizados en el dominio colonial inglés y que se han ido perpetuando desde la independencia del país. Uganda no ha tenido suerte con sus gobernantes. Milton Obote e Idi Amin establecieron gobiernos etnocentristas, brutales y sangrientos, mientras que el actual presidente ugandés, Yoweri Museveni, en su juventud un revolucionario, se ha convertido en uno de los más longevos dictadores del continente. Jagielski nos cuenta en su obra la campaña electoral vivida desde Kamapla que permitió a Museveni ser reelegido por tercera vez en 2006. En 2011 consiguió su cuarta reelección.

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El vídeo Kony2012 ha propiciado que se hable también de las operaciones militares en curso llevadas a cabo por el Ejército ugandés para cazar al violento señor de la guerra.  A mediados de octubre de 2011, Barack Obama firmaba una carta dirigida al Congreso de Estados Unidos en la que anunciaba de que unos días antes había partido hacia Uganda el primer grupo asesores militares estadounidenses encargados de ayudar al Ejército ugandés a capturar a Kony. Con el envío de asesores militares, Obama reforzaba la existencia de AFRICOM -que a día de hoy sigue sin contar con una base operativa en el continente africano- al tiempo que prestaba ayuda al régimen de Museveni. Una contrapartida, según muchos analistas, por el trabajo que están llevando a cabo en Somalia las tropas ugandesas: forman el grueso del contingente militar enviado por la Unión Africana para evitar la caída del débil Gobierno somalí en su lucha contra las milicias de Al Shabab, que cuestionan la legitimidad de su poder. Conviene también recordar que está previsto que en 2013 comiencen a extraerse los primeros barriles de petróleo en Uganda.  Esta producción le otorgará -ya se lo ha otorgado- un nuevo estatus geopolítico al país africano, que se acrecentaría si se confirma  como tierra de paso de los dos oleoductos proyectados para llevar el crudo ugandés y el de Sudán del Sur hasta la costa keniana.

Se supone que Kony y sus hombres -unos cientos de milicianos como máximo- se refugian en estos momentos en el sur de la República Centroafricana. Aunque dada su histórica movilidad no se descarta que crucen la frontera con República Democrática del Congo. En The Night Wanderers, Jagielski explica cómo el grupo del mesiánico Kony -apoyado durante años, entre otros, por el Gobierno de Juba encabezado por Al Bashir, enemigo declarado de Museveni-  ha logrado sobrevivir a las circunstancias cambiantes que se han vivido en las últimas décadas en la región de África central.  Al Ejército ugandés no le está resultando fácil capturarlo, ni siquiera con la ayuda prestada por los asesores militares estadounidenses.

El título del libro, The Night Wanderers, hace referencia a los miles de niños que, durante los peores años de actividad del LRA, entraban cada tarde en la ciudad de Gulu: vagabundos nocturnos que en ocasiones recorrían varios kilómetros desde sus pueblos y aldeas -e incluso desde alguno de los varios campos de refugiados de la zona, objetivos frecuentes de Kony y de sus hombres- para llegar a Gulu antes de la caída del sol, en busca de la protección nocturna que les ofrecía el centro urbano en el que permanecía destacado un amplio contingente de soldados ugandeses.

Jagielski dedica la mayor parte de su obra a hablarnos del triste protagonismo involuntario que tuvieron  esos miles de niños en el horror que se vivió en aquellos años: aunque  resulta difícil establecer una cifra exacta de niños damnificados de una u otra forma por las acciones del LRA, se calcula que la cifra pudo ascender a unos 40.000. Algunos permanecieron secuestrados durante meses, o incluso años, hasta que conseguían desertar o eran liberados por las ONG que trabajaban en la zona. Otros, los más afortunados, escapaban a las pocas horas de haber sido secuestrados. Algunos cálculos cifran en 20.000 los niños asesinados hasta 2005, año en el que el LRA cesó de operar en el norte de Uganda, una región habitada por la etnia Acholi, a la que pertenece el propio Kony. Jagielski entrevista a varios de estos niños y también a algunos de los terapeutas que se ocuparon durante años de su rehabilitación y cuidado.

The Night Wanderers es una obra muy valiosa a la hora de acercarnos a la realidad política y social de un país que cada vez tendrá más importancia por lo que respecta al equilibrio geopolítico de una región convulsa. Es, sobre todo, un libro sobre los ugandeses: sobre su sufrimiento y sobre las secuelas que muchos niños soldados y también adultos tendrán que sobrellevar hasta el final de sus días con independencia de que se logre o no capturar a Joseph Kony.

 

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