Sus oscuras transacciones suelen pasar inadvertidas. Pero, desde Nairobi hasta São Paulo, muchas bandas urbanas están volviéndose más sofisticadas, brutales y poderosas que nunca.

Los Mungiki, Kenia

STRINGER/AFP/Getty Images

Miembros: Hasta 100.000 hombres pertenecientes a los kikuyu, el mayor grupo étnico de Kenia.

Bastión: Los barrios bajos de Nairobi, desde los que dirigen redes multimillonarias de crimen organizado que controlan desde la electricidad hasta el transporte público.

Conocidos por: Antes, por llevar peinado rasta y bañarse en sangre; ahora, por practicar la circuncisión femenina y decapitar a cualquier persona que se les oponga, sean miembros de grupos étnicos rivales o conductores de minibuses desleales.

¿Por qué son peligrosos? Los Mungiki son una más de las muchas bandas étnicas armadas con machetes que existen en Kenia; otras tienen nombres como los “Kosovo boys” o los “Talibanes” (una banda cristiana que, por lo visto, pensó que era un nombre que daba una imagen dura). Sin embargo, en los últimos años, los Mungiki, cuyo nombre significa “multitud” en la lengua kikuyu, se han convertido en toda una fuerza política. Hace poco tuvieron un papel crucial en la violencia y el caos que asolaron el país en el periodo anterior y posterior a las elecciones presidenciales. Siete meses antes de los comicios de diciembre, empezaron a aparecer en Nairobi cabezas cortadas colocadas sobre postes, el peor momento de una espiral de violencia Mungiki que los analistas atribuyen al aumento de la desconfianza entre los líderes de la banda y los políticos kikuyu. La policía keniana reaccionó deteniendo o matando a numerosos miembros del grupo. Pero, después de la controvertida elección del 27 de diciembre, en la que el presidente saliente, el kikuyu, Mwai Kibaki, proclamó una victoria sospechosa sobre su rival Raila Odinga, esta banda reapareció con toda su fuerza y empezaron a matar brutalmente a mujeres y niños de los grupos étnicos partidarios de la oposición. En estos momentos, Kenia está en paz, por ahora, después de que Kibaki y Odinga llegaran a un acuerdo de reparto del poder. No obstante, si vuelve la inestabilidad, los Mungiki podrían sumir de nuevo al país en un mar de violencia

Primeiro Comando da Capital (PCC), Brasil

AFP/Getty Images

Miembros: 6.000 personas que cotizan y 140.000 presos y otros compañeros de viaje.

Bastión: El sistema penitenciario estatal de São Paulo y las favelas de toda la ciudad.

Conocidos por: El control brutal de la vida carcelaria, los constantes secuestros y haber puesto a São Paulo de rodillas durante cuatro días seguidos en mayo de 2006.

¿Por qué son peligrosos? La banda nació como un equipo de fútbol de la liga de prisiones, pero hoy el PCC es quien dicta la ley en las cárceles de São Paulo y, si algún preso se opone, puede perder la cabeza, literalmente. Ahora bien, la influencia de la banda se extiende mucho más allá de los muros carcelarios. Además de organizar transacciones de drogas con redes ilícitas de traficantes como el Comando Rojo de Río y las FARC colombianas, en la primavera de 2006, el PCC hizo saber al mundo que era algo más que un puñado de presos descontentos. El viernes 12 de mayo, la ciudad de São Paulo se vio sitiada cuando unos atacantes anónimos incendiaron autobuses, bancos y edificios públicos, dispararon contra la policía y crearon el caos a su paso. Al mismo tiempo, 73 centros penitenciarios de todo el Estado estallaron en una revuelta. Durante varios días, la ciudad y las cárceles estuvieron paralizadas y los dirigentes locales no supieron qué decir ni cómo reaccionar. Al final, murieron al menos 150 personas y el secretario de prisiones cesó en su puesto. Luego, casi un año después, el PCC difundió rumores sobre posibles ataques mortales, una muestra de fuerza que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llamó “terrorismo” y de la que dijo que había que “ocuparse con la mano dura del Estado brasileño”.  Claro que, con la estructura de poder descentralizada del PCC, la mano dura podría no tener demasiado a lo que agarrarse.

Mara Salvatrucha (MS-13), Estados Unidos y Centroamérica

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Miembros: 70.000 en el mundo (60.000 en El Salvador, Honduras, Guatemala y México, más 10.000 en Estados Unidos, repartidos entre 42 Estados y la ciudad de Washington.

Bastión: Centroamérica y las barriadas estadounidenses.

Conocidos por: Tatuajes elaborados (que hacen que sea casi imposible dejar de pertenecer a la banda), peleas sangrientas en los barrios y una red flexible pero muy extensa de grupos subsidiarios, perfectos para diseminar las drogas y la violencia.

¿Por qué son peligrosos? La MS-13 se desarrolló a partir de un grupo (mara) de pandilleros salvadoreños (Salvatruchas) que huyeron a California en los 80, tras la guerra civil de su país. Con cada nueva oleada de inmigrantes vulnerables procedentes de Centroamérica, la MS-13 fue aumentando su fuerza y tamaño y formó una cohorte flexible de bandas subsidiarias semiautónomas que se extienden por Estados Unidos y Centroamérica. Aunque sus tatuajes característicos y sus estallidos violentos están presentes en toda Norteamérica, los analistas no saben aún con certeza hasta qué punto las maras están interconectadas. En Estados Unidos, las más fuertes son las del sur de California, el noreste y la costa atlántica central, incluida el área metropolitana de Washington. La primavera pasada, unos Salvatruchas hicieron pedazos a un miembro de una banda rival en Alexandria, Estado de Virginia, a las afueras de Washington. Pero las maras de Estados Unidos no son nada comparadas con las de más al sur. Nutridas de miembros deportados desde Estados Unidos, las de El Salvador, Honduras y Guatemala aterrorizan a la policía y a los vecinos en cientos de comunidades de toda la región.

Bambú Unido (Zhu Lien Bang), Taiwan

PATRICK LIN/AFP/Getty Images

Miembros: 10.000 miembros y asociados, sobre todo de etnia china, residentes en Taiwan.

Bastión: Taiwan.

Conocidos por: Narcotráfico, contrabando de personas y acciones para callar a periodistas en lugares tan alejados como el norte de California. Por regla general: si algo es ilegal, lo hacen.

¿Por qué son peligrosos? Bambú Unido fue implantado como la mayor de varias máquinas de matar respaldadas por Pekín después de que los comunistas se hicieran con el poder en China continental. En 1984, su caza de disidentes les llevó a las afueras de San Francisco, donde asesinaron al periodista chino-americano Henry Liu en su propio garaje. Los gángsteres de esta organización siguen siendo muy internacionales, pero además ahora tienen relación con “prácticamente todas las facetas de actividad ilegal imaginables”, como el tráfico de personas, armas y drogas, según el periódico digital Asia Times. El alcance de su comercio ilícito es aún mayor por la amplitud de sus turbias redes, que les enlazan directamente con otros grupos como las tríadas chinas, la Yakuza japonesa y bandas activas en Estados Unidos, Europa y Australia. La Oficina Nacional de Seguridad de Taiwan cree que el tráfico de drogas de Bambú Unido ha llegado incluso a Corea del Norte, con la aprobación del régimen de Kim Jong Il. Es un grupo bien estructurado y clandestino, lo cual permite que sus actividades suelan pasar inadvertidas. No obstante, en mayo de 2005, para el funeral del antiguo líder de la banda Hsu Hai Ching (que, a los 93 años, había muerto ahogado con un trozo de sushi), se formó una procesión de 10 kilómetros compuesta por hombres vestidos con camisa negra que recordó a Taipei que Bambú Unido y sus homólogos de la Yakuza seguían siendo una fuerza temible.

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