El presidente Obama se ha comprometido a cerrar el centro de detención de Guantánamo. Eche un vistazo a cinco de las cárceles más brutales y polémicas que siguen funcionando en el mundo.

PIERRE-FRANCK COLOMBIER/AFP/Getty Images
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La Santé

País: Francia

Condiciones: La última cárcel que queda en París –se encuentra cerca de la zona de Montparnasse– fue construida en 1867 y ha albergado toda clase de presos, desde el poeta surrealista Guillaume Apollinaire al legendario asesino Carlos el Chacal. El nombre del centro, que significa “la salud”, puede parecer irónico dadas las condiciones de vida en su interior. Los colchones están infestados de piojos, y como no se permite a los reclusos más que dos duchas frías a la semana, las enfermedades en la piel están extendidas. El hacinamiento en las celdas, las plagas de ratas, las violaciones y las humillaciones a las familias de los presos también son comunes.

En 1999 se produjeron 124 intentos de suicidio en La Santé, casi cinco veces más que en todas las cárceles de California (EE UU) durante el mismo período. Estos hechos se conocieron en 2000 cuando la jefa de cirugía del centro, Véronique Vasseur, publicó un exitoso libro relatando los abusos en la prisión. Esta obra provocó una ola de indignación y una campaña promovida por famosos para mejorar las cárceles de todo el país, pero pocos resultados tangibles. Las condiciones de las prisiones galas fueron condenadas por el Comité de Derechos Humanos de la ONU y por el propio ministro de Justicia francés en 2008.

Black Beach

País: Guinea Ecuatorial

Condiciones: Un representante de Amnistía Internacional (AI) describió la reclusión en esta prisión, situada en una isla volcánica, como “una sentencia de muerte lenta y prolongada”. Las torturas, que incluyen quemaduras, palizas y violaciones, son brutales y sistemáticas. Las raciones de comida son tan ínfimas –a veces los presos llegan a estar seis días sin comer– que la muerte por inanición es habitual. AI también relata que a los internos se les niega atención médica y visitas del exterior.

La cárcel cobró notoriedad internacional el año pasado, cuando el mercenario británico Simon Mann (izquierda) fue condenado a 34 años de cárcel en Black Beach por conspirar para derrocar al gobierno de Guinea Ecuatorial. Los abogados de Mann intentaron en vano impedir su extradición al país, alegando que probablemente sería torturado o asesinado.

Prisión Central de Vladímir

MAXIM MARMUR/AFP/Getty Images
MAXIM MARMUR/AFP/Getty Images

País: Rusia

Condiciones: Esta lóbrega construcción en el centro de Rusia fue levantada por Catalina la Grande para encerrar a presos políticos y, en la actualidad, alberga principalmente delincuentes violentos. Entre sus presos famosos estuvieron el hijo de Stalin, Vasily Dzhugashvili, el disidente Natan Sharansky y Francis Gary Powers, el piloto del U-2 estadounidense derribado en 1963. Después de la Segunda Guerra Mundial los soviéticos recogieron uniformes de los campos de exterminio nazis en Polonia y los utilizaron para los presos de Vladímir. Aún hoy el uniforme de los internos está inspirado en aquel diseño. Durante la época comunista, el nombre de la prisión se convirtió en sinónimo de persecución a los disidentes políticos.

En la actualidad, la cárcel funciona también como un museo abierto al público. En realidad los visitantes no pueden acceder al centro penitenciario, pero ven unos búnkers acondicionados al efecto donde se imita la vida en la prisión y se muestran objetos personales de antiguos reclusos famosos. Sin embargo, tras este decorado, las condiciones de internamiento en Vladímir siguen siendo tan duras como siempre. En cada celda se hacinan seis presos y las informaciones sobre abusos por parte de los guardias son comunes. El sida y la tuberculosis también están muy extendidos.

Campo 1391

País: Israel

Condiciones: Oficialmente el Campo 1391 no existe, pero se han filtrado a los medios de comunicación descripciones de sus condiciones. No se permite a la Cruz Roja visitarlo, y los prisioneros no tienen ni idea de dónde están ni cuándo podrían ser liberados. A menudo se lo califica como el “Guantánamo israelí” pero, a diferencia de la instalación estadounidense, no se encuentra en una base militar en el exterior. Está a menos de una hora en coche de Tel Aviv.

Fue creado por los ingleses como centro de detención para los judíos y los árabes que conspiraban contra el gobierno colonial, pero en 2004 un historiador israelí que estaba estudiando unos mapas antiguos para un artículo descubrió que el campo aún existía. Cuando se supo de la existencia de este centro secreto para interrogar a sospechosos de terrorismo se desató una tormenta mediática en Israel. Parece que, al igual que en la cárcel estadounidense de Abu Ghraib en Irak, en el Campo 1391 se utilizan las humillaciones sexuales e incluso las violaciones como técnicas de interrogatorio a los detenidos, en su mayoría musulmanes. Pero, según algunos ex prisioneros, la peor tortura son el aislamiento y la incertidumbre. “Empiezas a sentir que la cárcel existe sólo para ti, que no hay nadie más”, explicó uno de ellos en la revista Newsweek.

El gulag norcoreano

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CARL DE SOUZA/AFP/Getty Images

País: Corea del Norte

Condiciones: La dictadura de Kim Jong Il tiene a unas 200.000 personas presas en sus centros de detención. Uno de ellos, el de Haengyong, es mayor que el distrito de Columbia (EE UU) y alberga a más de 50.000 internos. Familias enteras e incluso vecindarios son enviados allí como castigo por una infracción cometida por uno de sus miembros. En algunos de los campos, han llegado a morir en un año el 25% de los reclusos, que serán sustituidos y su lugar ocupado por nuevos internos. La mayoría de las cárceles están situadas a lo largo de la frontera con China y Rusia, y los presos sufren las adversas condiciones meteorológicas, así como un trato inhumano.

Prácticamente todo lo que se sabe sobre estos campos proviene de desertores como Shin Dong Hyuk (derecha), que nació en 1982 en el Campo Nº 14 después de que sus padres fuesen encarcelados por tener parientes que habían salido del país. Vivió toda su vida encerrado allí hasta que en 2006 se fugó. Shin vio cómo los guardias ejecutaban a sus padres por intentar huir, y también él fue golpeado como castigo por ello. A fecha de hoy Shin es la única persona que se conoce que haya escapado del Campo Nº 14.

 

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