Son varias las insurgencias, contrainsurgencias, grupos paramilitares y secciones de autodefensa que han contado con la importante participación de mujeres. En diferentes funciones, ellas han formado parte de diversos conflictos modernos que han puesto a Estados contra las cuerdas. Algunas de esas luchas se han extinguido hoy en día, pero sigue habiendo facciones de mujeres integrando las contiendas contemporáneas. Algunas son de creación reciente, y otras forman parte de conflictos históricos en los que siguen participando.

 Naxalitas (India)

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La insurgencia naxalita en India, de inspiración maoísta, lleva años actuando en varios territorios del este y el centro del país. Según las estimaciones del Gobierno indio, las mujeres son mayoría (60%) en este grupo insurgente, mientras que hace tres años la cifra se situaba en el 40%, y en 2008 estaba por debajo del 25%. No se trata sólo de una contribución relevante en términos cuantitativos, sino también en lo que se refiere al rango de las acciones. Algunos de los ataques más sonados de los naxalitas recientemente han sido perpetrados por mujeres, como el secuestro y posterior ejecución en mayo de Nand Kumar Patel, un alto representante del gobernante Partido del Congreso, junto a más de una veintena de sus acompañantes. Al Gobierno le preocupa que las mujeres continúen engrosando las filas naxalitas, una tendencia ascendente que no remite a pesar de los abusos ocasionales que sufren entre los insurgentes.

Las mujeres que viven en las zonas de acción naxalita sufren una fuerte injusticia económica y social, así como violencia física, lo que las convierte en víctimas propicias de la desesperación y las lleva a rebelarse contra el sistema tradicional y a empuñar las armas para proteger sus intereses, más allá de los múltiples aspectos sociopolíticos del argumentario naxalita. Además de esta atracción natural hacia la causa maoísta, los naxalitas buscan activamente la participación femenina en un contexto en el que muchos hombres abandonan las zonas de operación insurgente para buscar trabajo en las ciudades. Este déficit de potenciales insurgentes se salda parcialmente con mujeres (y niñas) a las que se asignan tareas de combate desde que cumplen los 12 años, y que a los 18 son ya expertas guerrilleras instruidas en el manejo de herramientas de destrucción como los dispositivos explosivos improvisados.

 

Sección femenina de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (Siria)

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Los kurdos que defienden su cultura y autonomía en el noreste de Siria, constituidos bajo la denominación de Unidades de Protección del Pueblo, dependen en buena medida de la participación femenina para afianzar sus defensas contra la amenaza de algunos grupos radicales islámicos coaligados con los rebeldes. A medida que los kurdos del país sienten que disminuye el peso del régimen sobre su cultura y ven la oportunidad de relanzarla y de apuntalar sus anhelos de autonomía, la nueva amenaza para su identidad y desarrollo como pueblo proviene de grupos vinculados a Al Qaeda que, al calor de la rebelión, merodean su territorio. De los alrededor de 50.000 miembros que integran estas unidades de protección, más de la mitad son mujeres. Pero muchas de las que se unen a la lucha contra el intruso tienen presente un objetivo que va más allá de proteger la identidad kurda; luchan también por su libertad y por sus derechos como mujeres, que sienten amenazados si llegaran a extenderse las ideas de los grupos islamistas radicales que cercan los bastiones kurdos de una Siria fuera de control. Este doble objetivo ha sido un señuelo para atraer a las mujeres a este grupo de autodefensa que, a día de hoy, constituye la única membrana de protección de los kurdos sirios frente al radicalismo.

 

FARC (Colombia)

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Según el Gobierno colombiano, alrededor del 30% de los 7.000 integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) son mujeres. Como sucede con grupos insurgentes en otros países, el aumento en el reclutamiento de mujeres para la lucha armada obedece en parte a una voluntad activa de la guerrilla para suplir a los combatientes muertos en combate o que han desertado, y que han hecho descender drásticamente el número de integrantes en los últimos años. Por su parte, las guerrilleras, que proceden de zonas rurales con pocas oportunidades y donde la violencia de género está muy extendida, encuentran refugio en las armas. Hoy el fenómeno ha crecido hasta hacer que la facción femenina de las FARC sea un colectivo clave dentro de esta insurgencia, con sus intereses particulares, y sobre el que recaen críticas específicas de las autoridades y detractores de la guerrilla para tratar de desacreditarlas.

Aparentemente, las autoridades tienen buenos motivos para centrarse en desincentivar la actividad guerrillera femenina, ya que desactivarla se considera clave en el proceso de desmovilización del grupo insurgente. Tal ha sido la indignación de las guerrilleras ante ese descrédito que perciben como premeditado, que el pasado octubre las FARC lanzaron una página web expresamente dedicada a las mujeres que forman parte del grupo guerrillero, con objeto de retratar sus vidas como rebeldes y acabar con el supuesto mito de los abusos que sufren a manos de sus camaradas. En la web se incluye una declaración en la que defienden su condición de guerrilleras y el compromiso de la mujer con la revolución, y en la que también señalan el motivo por el que los enemigos de las FARC las presentan como víctimas de sus compañeros: desmotivar la vinculación de la mujer colombiana al combate revolucionario.

 

Leonas para la Defensa Nacional (Siria)

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Mientras Siria se desangra entre los partidarios del régimen y los rebeldes, las fuerzas de Bachar al Assad han encontrado una manera de engrosar sus filas y hacer frente a las crecientes bajas y deserciones, así como al desgaste de un conflicto que se alarga y que le enfrenta a un enemigo que encuentra más formas de alistar nuevos combatienes de muy diverso perfil. Frente a esa situación de vulnerabilidad, varias adeptas al régimen comparten armas en un grupo conocido como Leonas para la Defensa Nacional, integrado a su vez en la Fuerza para la Defensa Nacional, constituida recientemente para potenciar la antiinsurgencia. Armada y entrenada por las fuerzas gubernamentales, esta facción femenina de leales a Al Assad, que opera ya en la ciudad de Homs, centra sus actividades fundamentalmente en labores de seguridad como ocupar puestos de control, de tal forma que queden brazos masculinos liberados para la guerra. Algunos rebeldes sostienen que, más allá de agrandar el contingente gubernamental, la incorporación de mujeres al conflicto obedece también a motivos propagandísticos, ya que, en caso de que alguna de ellas pierda la vida a manos de los insurgentes, ello podría convertirse en un poderoso elemento para desacreditarlos ante la opinión pública internacional.

 

Las ‘viudas negras’ (Chechenia y Daguestán)

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La insurgencia islámica en los territorios de Chechenia y Daguestán tiene un impacto social y cultural muy concreto sobre las mujeres, lo que explica que un número cada vez mayor de ellas se una al movimiento y perpetre sus acciones, normalmente mediante la fórmula del terrorismo suicida. Muchas de estas mujeres se unen a la insurgencia para honrar la memoria de sus maridos e hijos rebeldes asesinados por las fuerzas de seguridad rusas. En otros casos, es el trauma de la soledad y la viudedad, junto a una base cultural en sí misma permeable a la radicalización, lo que empuja a estas mujeres a un sistema de adoctrinamiento que las lleva a adoptar la ideología salafista y a abrazar la violencia. Bautizadas por la prensa rusa como las viudas negras, estas mujeres buscan a veces, por medio de la radicalización, una conexión espiritual con los seres queridos muertos a manos del enemigo.

Tal es la gravedad que las autoridades rusas atribuyen al papel de las mujeres en las insurgencias del Cáucaso Norte, que recientemente han tomado muestras de saliva de varias mujeres musulmanas conservadoras de la zona para poder identificar su ADN en caso de que decidan autoinmolarse. Es una de las medidas de prevención antiterrorista que está adoptando Rusia de cara a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, no lejos del bastión insurgente. Puede parecer una cautela excesiva, pero en los últimos trece años se han registrado ya en la región 49 ataques suicidas a cargo de mujeres. El caso más sonado registrado en los últimos años tuvo lugar en 2010, cuando dos mujeres de Daguestán se inmolaron en el metro de Moscú.