Smoke and Mirrors: An Experience of China

(Humo y espejos: una experiencia de China)

Pallavi Aiyar 288 páginas, Harper Collins,

Nueva Delhi, India, 2008 (en inglés)

Para muchos lectores, la comparación entre China e India no es nada nuevo. Si bien el ritmo vertiginoso de la economía del Imperio del Centro se enfrenta al crecimiento lento y modera- Pallavi Aiyar, la primera periodista india que habla chino, nacida en Nueva Delhi y afincada en Pekín, es autora de un nuevo e interesante libro sobre los dos países, y responde a la pregunta formulada anteriormente. La autora sostiene que la mejor opción sería la de ser un hombre indio de alta casta, ya que su libertad política sería mucho mayor que las oportunidades económicas de un ciudadano chino. Pero si eso no fuera posible, la autora elegiría ser una mujer china rica, porque no estaría tan coaccionada como sus do de la mayor democracia del mundo, así como el comunismo chino al complicado sistema democrático indio, ambos países están muy relacionados. Sin embargo, en medio del debate sobre cuál de los dos países vencerá al otro en su carrera hacia la industrialización, una pregunta muy sencilla resume deliberadamente la duda sobre qué país de los dos está consiguiendo una vida mejor para sus ciudadanos. Es una cuestión que pocos se atreven a realizar: ¿dónde le gustaría nacer, en China o en India?

Pallavi Aiyar, la primera periodista india que habla chino, nacida en Nueva Delhi y afincada en Pekín, es autora de un nuevo e interesante libro sobre los dos países, y responde a la pregunta formulada anteriormente. La autora sostiene que la mejor opción sería la de ser un hombre indio de alta casta, ya que su libertad política sería mucho mayor que las oportunidades económicas de un ciudadano chino. Pero si eso no fuera posible, la autora elegiría ser una mujer china rica, porque no estaría tan coaccionada como sus  homólogas indias, que sufren los bajos índices de alfabetización y límites a la participación en la vida pública. Si tuviera que ser pobre, se iría a China. Pallavi Aiyar dice que una limpiadora de lavabos india tendrá derecho a votar, pero una china no tiene tantas probabilidades de ser vista como algo infrahumano.

Parece que la estancia de Aiyar en Pekín durante cinco años la ha hecho reacia a dar una respuesta definitiva a esta pregunta –una cuestión que formula varias veces en Smoke and Mirrors: An Experience of China–, y así es. Al igual que otros muchos extranjeros que van descubriendo el Imperio del Centro poco a poco, sus opiniones cambian. El hecho de que tenga un punto de vista amplio sobre una China en auge y en constante proceso de globalización se debe a la mezcla de experiencias que ha vivido: ha residido tanto en Asia como en Occidente, ha trabajado en Pekín no sólo como periodista sino como profesora, y sabe tanto de lo que sus compatriotas piensan de los chinos como éstos de su país. Tomando una frase de Pico Iyer, otro autor cosmopolita, se podría decir que Aiyar es algo así como un “alma global” que nos tiene que guiar hacia una China que está transformándose y siendo transformada por el mundo. Y su libro, lanzado en India con críticas positivas en general, tiene información fresca que contarnos sobre aspectos que normalmente se pasan por alto, como la experiencia real de expatriados de ambos países.

El libro, por una parte reportaje y por otra biografía, transcurre entre 2002 y 2007, y describe desde las únicas oportunidades de negocio que ofrecía una China en auge a empresarios y profesores de yoga, el temor al SARS, pasando por la alta tecnología, hasta el tren situado a una gran altitud para ir a Tíbet, del que Aiyar fue una de las primeras pasajeras. Tras sus estudios en Reino Unido y en Estados Unidos, la autora se instaló en Pekín como profesora de inglés y se convirtió en la corresponsal en China de The Hindu. La perspectiva sobre el Imperio del Centro de cualquier escritor extranjero se basa en el país de procedencia de cada uno. Pero Aiyar es sincera ante este hecho, porque sabe que sus antecedentes indios le proporcionan un punto de vista mucho más interesante que otros, desde el que podrá observar el ascenso de China.

Para muchos indios, este país vecino está cerca geográficamente hablando pero es muy distante y desconocido en el aspecto filosófico, generando a menudo emociones diversas –incluida la repugnancia (la comida rara), el desdén (libertad limitada) y la envidia (los rascacielos, las carreteras, los Juego Olímpicos). Aiyar se muestra desdeñosa respecto a alguna de estas actitudes. Sin embargo, en lo que se refiere a la sensación de envidia ante la transformación de China en un lugar con aeropuertos espectaculares y autopistas sin baches, su reacción atemorizada nos ayuda a entender las preocupaciones de los países surasiáticos ante el ascenso del gigante asiático.

Aiyar describe a los habitantes, los lugares y las costumbres chinas, a la vez que cavila sobre sus compatriotas. Además, nos permite conocer las opiniones de otros indios sobre China, y viceversa. En el libro, la autora nos presenta a Jayesh, “un comprador de Bombay” que trabaja en el mercado del botón: “Lo que necesitamos es un Gobierno como el de China. Nada de sindicatos ni tonterías de esas”. Nigami, representante de un banco indio, protesta sobre las relaciones transaccionales del gigante asiático por el tabaco y la bebida, que resultan “difíciles de adaptar en India. Los europeos, por supuesto, se divierten aquí…, muchos incluso se casan con mujeres chinas y disfrutan con la comida”.

Desde de un punto de vista occidental, puede parecer que la obra –con sus reflexiones sobre las tensiones entre los dos gigantes, las diferencias entre ambos países y sus booms económicos– ha llegado un poco tarde. Hace un año, la pareja totémica formada por China e India dominaba la prensa occidental. Un gran número de artículos mostraba preocupación ante el ascenso conjunto del dragón y el elefante, que amenazaría a Occidente. Alternativamente, algunos han tomado el enfoque de dragón contra elefante, exagerando los contrastes entre el desarrollo de ambos (y pasando por alto algunos paralelismos, como, por ejemplo, su pasión compartida por los planes quinquenales desde los 50). Analistas como el politólogo danés Georg Sorensen o el gurú estadounidense de los negocios Jack Welch hasta varias figuras públicas indias han utilizado a los dos países para apoyar tesis demasiado simplistas sobre la globalización, la democracia y el autoritarismo.

Por supuesto, esto ocurría antes de la crisis económica mundial, las elecciones presidenciales de Estados Unidos y los devastadores ataques terroristas en Bombay.

En la actualidad, la forma en la que China e India se han rehecho a sí mismas ya no recibe la misma atención que hace unos meses. Ahora, parece que el sonido de la caída en cascada de los mercados está apaciguando los comentarios exuberantes e inquitantes sobre la relación entre ambas. Probablemente no dure mucho este silencio y no ocurra de igual manera en cada país.

En relación a que estos comentarios no desaparecerán “de forma definitiva”, cabe destacar que en una búsqueda reciente en Google de “dragón y elefante” se obtuvieron casi 5 millones de resultados. Este silencio “no durará mucho”; aunque se produzcan cambios radicales en la crisis, está claro que seguiremos viendo a las dos economías buscando un lugar más central en los mercados globales, y algunos analistas han comenzado a especular con la idea de que los cracks financieros en un futuro pueden proporcionarles oportunidades para acercarse a las economías de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Japón. ¿Y con que “no será de igual manera en cada país”?

Puede que las portadas de los periódicos estadounidenses lo hayan ignorado, pero el pasado mes de octubre The Hindu informaba sobre el anuncio del plan de Rusia para que China e India reemplazaran a otros países europeos como sus principales socios comerciales.

En ese sentido, el lanzamiento de Smoke and Mirrors es de lo más oportuno. Cuando la obsesión con la intención de ascenso y competitividad mutua de China y la India vuelva a ponerse de moda en Occidente –y así ocurrirá–, nos beneficiaremos de tener la posición de ventaja y los detalles de Aiyar. El libro servirá como una guía para explorar aquellos temas poco frecuentes que no tienen cabida en el tópico dragón contra elefante. Y en lo que se refiere a dar una respuesta a aquellas preguntas tan importantes sobre cómo están mejorando la vida de sus ciudadanos, ¿quién mejor para ayudarnos que alguien que conoce ambos países desde el amor de un nativo y la curiosidad de un turista?