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Con el descontrol creciente de la violencia relacionada con la droga en el norte de México y las polémicas medidas del Estado de Arizona (EE UU) contra los inmigrantes ilegales, las tensiones son mayores que nunca en la frontera suroeste de Estados Unidos. Una tercera nación presente en la zona, la reserva de los indios Tohono O’odham, tampoco ha salido indemne.

El territorio Tohono O’odham está a caballo entre EE UU y México y es ideal para los contrabandistas, porque lo único que separa a los dos países es una cerca. Mientras el Washington reforzaba la seguridad en el resto de la frontera durante los 90 y, sobre todo, después del 11-S, los cárteles han prestado cada vez más atención a la reserva como lugar de paso relativamente poco seguro, en el que 65 agentes de la policía tribal son responsables de patrullar un territorio bastante amplio. Según el Departamento de Justicia de EE UU, entre el 5 y el 10% de la marihuana producida en México se introduce a través de la reserva (de 1.000 a 2.000 toneladas al año), y la nación Tohono O’odham se ha visto obligada a pedir la participación de agentes del cuerpo federal de lucha contra la droga. (La reserva Mohawk de St. Regis, al norte del Estado de Nueva York, cumple un papel similar en el caso del contrabando de marihuana hacia Canadá). El tráfico ha beneficiado enormemente a algunos miembros de la tribu, que pueden ganar hasta 2.000 dólares que les pagan los cárteles por un trayecto de 45 minutos a través de la frontera, según contó un contrabandista a McClatchy Newspapers.

Los traficantes están empezando a transportar también otras sustancias más duras. En mayo, la policía tribal detuvo a nueve miembros de Tohono O’odham tras una investigación de cinco meses durante la que varios agentes infiltrados compraron 250 gramos de cocaína. El número de miembros de la tribu detenidos por cargos relacionados con la droga se ha multiplicado por 60 en los veinte últimos años. Los contrabandistas, pertenecientes sobre todo al cártel mexicano de Sinaloa, emplean a guías para que les crucen la frontera. Casi todas las familias de la zona han tenido al menos un miembro encarcelado por drogas, según The New York Times.

La reserva también es un lugar de paso habitual de inmigrantes ilegales, a menudo con consecuencias mortales. Sólo en julio, se encontró muertos a 44 inmigrantes en el territorio Tohono O’odham. Los jefes tribales se quejan además de la basura que dejan esos transeúntes en el desierto. No obstante, el consejo tribal aprobó este verano una resolución que condenaba la nueva ley de inmigración de Arizona, porque pensaron que provocaría más discriminación contra la gente de color en el Estado, independientemente de a qué nación perteneciera.