piratas
PARK JI-HWAN//AFP/Getty Images

Los piratas de Somalia van camino de culminar otro año récord en 2011, con 199 ataques llevados a cabo hasta octubre, frente a los 126 realizados en el mismo periodo de 2010. Y, por desgracia, la piratería moderna, que parecía contenida en otros lugares en los últimos años, no es un fenómeno limitado a los corsarios somalíes en el Golfo de Adén. La piratería globalizada ha vuelto por la puerta grande.

La nueva zona más atractiva para los piratas es África Occidental, en cuyo Golfo de Guinea, con toda su riqueza en petróleo, han aumentado los ataques este año. En 2011 se denunciaron 19 ataques frente a la costa de Benín, donde no se había producido ninguno en 2010. También hubo 6 frente a la costa de Nigeria y tres frente a la de Ghana. Es de suponer que se producen muchos más que no se denuncian. En octubre, los presidentes de Nigeria y Benín celebraron la primera cumbre de jefes de Estado de la región dedicada a la piratería.

Los piratas de África Occidental son un poco más tradicionales que sus homólogos somalíes: suelen ir detrás del cargamento de un buque, más que llevar a cabo un secuestro para pedir rescate. A los marineros los atan, los golpean con las culatas de los fusiles y los azotan con cables eléctricos. En algunos casos, han disparado contra toda la tripulación. Si en el caso de Somalia se considera que la piratería está relacionada con la inestabilidad del país, no ocurre lo mismo en Ghana, una de las democracias más estables y pacíficas de África, con un crecimiento previsto del 13,5% en 2011. Parece que el auge del petróleo en la región atrae a los piratas modernos.

Y no pasa solo en África. La Cámara Internacional de Comercio de Indonesia ha informado de que este año ha habido más ataques piratas que nunca desde 2007. Incluso en Perú, donde la piratería es prácticamente inexistente, un pesquero de arrastre japonés sufrió el ataque de una banda de criminales que se llaman a sí mismos los piratas del mar. En total, en los nueve primeros meses del año hubo 352 ataques, una cifra récord. En los dos últimos años, Estados Unidos, Europa e incluso China han lanzado iniciativas militares para combatir la piratería. Pero, como se ve, las posibles riquezas que ofrece el crimen en alta mar hace que sea muy difícil detener el ascenso de los bucaneros de la nueva era.