He aquí  el día a día en la Palestina gobernada por Hamás.

 

AFP/Getty Images
Un policia palestino delante de unos anuncios que lanzan una campaña contra la colaboración con Israel.

 

No colaborarás con Israel. Filtrar información a los servicios secretos de Israel se paga con la vida en Gaza desde que estallara la Primera Intifada. Durante el último enfrentamiento entre las milicias de la Franja e Israel el noviembre pasado, ocho colaboracionistas fueron ejecutados públicamente por el brazo armado de Hamás, las Brigadas Izzadin al Qassam. La imagen de uno de ellos, atado con cuerdas a una motocicleta y arrastrado la calles de la ciudad, recorrió las portadas de medio mundo. En abril, la milicia islamista impulsó otra de sus campañas de amnistía en distintos medios de comunicación de la Franja para que aquellos colaboradores de Israel que aún no hubieran sido identificados por sus servicios de información pudieran acogerse a un programa de “rehabilitación”, consistente en identificar a otros posibles colaboracionistas, además de proporcionar cualquier información relativa a los métodos de captación del enemigo. Israel utiliza frecuentemente informadores residentes en la Franja para identificar posibles objetivos.

Si luchas y mueres por Palestina, mártir serás. En la batalla por la liberación nacional de Palestina todo activista se convierte en potencial shahid, un mártir, la más poderosa afirmación de compromiso con la causa nacional y una expresión de identidad con la que los sectores más extremistas persiguen la movilización de las conciencias, a menudo entre los sectores más desprotegidos de la población. Bajo este marco, las ejecuciones son variadas. Desde el llamado francotirador de Ofra, que logró abatir a siete soldados israelíes y tres colonos armados durante la Segunda Intifada haciendo uso de una carabina de la segunda guerra mundial, o del terrorista suicida del Hotel Park en Netanya, que asesinó a sangre fría a 29 civiles israelíes que celebraban pacíficamente la víspera de Pascua, también en el mismo periodo. La casuística es amplísima, fluctuando entre la guerra de guerrillas y el terrorismo más brutal. Los términos de “sacrificio” y “lucha” pretenden evocar el sentimiento nacional de un pueblo que ve difuminarse su territorio bajo la ocupación.

No vestirás a lo occidental. Usar pantalones vaqueros al estilo rapero (caídos muy por debajo de la cintura), llevar el pelo largo o peinárselo con gomina hacia arriba –estilo pincho– puede costarte una detención en Gaza.  La Comisión Independiente de Derechos Humanos denunciaba el mes pasado el intento por parte del gobierno de Hamás de islamizar las costumbres y los patrones de vestimenta de los jóvenes de la Franja. El Ministerio de Cultura del siempre negó oficialmente la existencia de tal campaña, pero son decenas los Ejecutivo jóvenes que han afirmado haber sido detenidos y amonestados por la policía, acusados de no seguir apropiadamente la tradición islámica. Unas medidas que recuerdan, no por menos extremas igual de coercitivas, las adoptadas por las monarquías del Golfo Pérsico, quienes están financiando, tras la última guerra, los proyectos de reconstrucción más ambiciosos de la Franja.

No revelarás el lugar donde se esconden los cohetes. Además de las comisarías y campos de entrenamiento de las fuerzas de seguridad regulares –de Seguridad Nacional, Policía y Seguridad Interior– cuya localización es pública, existe toda una infraestructura clandestina de fabricación, almacenamiento y plataformas de lanzamiento de los cohetes. La destrucción de esta infraestructura fue la lógica que puso en marcha la llamada operación Pilar Defensivo el pasado mes de noviembre, después de que los servicios de inteligencia israelíes llegaran a la conclusión de que las capacidades militares de las milicias habían aumentado considerablemente respecto de la operación Plomo Fundido. Especialmente las Brigadas Izzadin Al Qassam –milicia clandestina de Hamás– disponen de una red de silos subterráneos en donde están ocultos cientos de cohetes que apuntan hacia Israel. Revelar su localización puede pagarse con la muerte.

Resistirás, aunque seas niño. Dos guerras en cuatro años dejan invariablemente su huella en la psique de los niños. Entre un 15 y un 40% de los infantes de Gaza padece el trastorno de estrés postraumático (temor a perder a un nuevo miembro de la familia, miedo, auto-hipnosis, trastornos de la conducta, etcétera) y entre un 80% y un 90% presentan síntomas, según los expertos. Secuelas que pueden afectar a su desarrollo posterior, generando personas depresivas, con dificultad para relacionarse con los demás y a menudo ejecutoras de patrones violentos en cuanto que los padres, debido a sus propios traumas por la guerra, pueden proyectar sus frustraciones en su prole. Durante la última guerra, ha habido un aumento significativo de los casos de violencia de género, de acuerdo a los datos proporcionados por expertos del Programa de Salud Mental Comunitaria en Gaza.

No se llama Israel,  dirás “régimen sionista”. El término Israel queda muchas veces eclipsado por el de “régimen sionista”. Dado que Hamás se niega –al menos de momento, pues también lo hacía la OLP durante los 70 y 80, para luego enmendar su carta fundacional– a reconocer a su vecino como Estado judío, también tiende a evitar pronunciar su nombre. Más ahora en que ha aumentado la influencia de Irán, país en el que se trata de un término tabú desde que el Ayatolá Jomeini liderara la revolución islámica. De esta forma el “régimen sionista” se convierte en la punta de lanza del colonialismo occidental dentro del mundo árabe e islámico, en una especie de cáncer que, de acuerdo a su ideología, debe ser extirpado.

No te prostituirás ni mantendrás relaciones fuera del matrimonio. Mantener relaciones sexuales con un hombre fuera del matrimonio o hacerlo simplemente por dinero puede pagarse con la cárcel en Gaza.  La precariedad de medios y la falta de recursos abocan a algunas mujeres sin recursos a prostituirse por algo menos de 50 euros en una sociedad altamente conservadora, donde las relaciones prematrimoniales están socialmente muy mal vistas. Desde que Hamás se hiciera con el poder en la Franja en 2007, la única prisión existente ha batido este año un récord en el número de reclusas. A menudo las familias ocultan el hecho de que uno de sus miembros se encuentre en la cárcel, excusando su ausencia por un inesperado viaje, frecuentemente a Egipto. Para algunas de ellas, acusadas de comportamiento inmoral por mantener relaciones sin estar casadas, la única salvación es que su familia pacte el matrimonio con el amante, una costumbre habitual cuando éste es conocido de la familia.

Reconstruirás una y otra vez. Los escombros, las obras y el abundante polvo son los tristes compañeros habituales de los habitantes de la Franja de Gaza. Durante la última guerra, la aviación israelí bombardeó la comisaría de policía, la residencia del Primer Ministro, Ismael Haniye, o el Ministerio del Interior, entre otras instituciones. Según la UNRWA, las casas de 55.000 familias resultaron dañadas. Para reconstruir estas y los cientos de negocios que fueron afectados, la Agencia de ONU cuenta esta vez con el mayor presupuesto de su historia, 670 millones de dólares (unos 520 millones de euros) que, sin embargo, resultan ineficaces. Para los expertos es contraproducente reconstruir fábricas y pequeñas empresas si después estas no pueden exportar sus productos al exterior debido al bloqueo impuesto por Israel.

Si eres niña, no te mezclarás con los varones. La nueva Ley de Educación, aprobada recientemente por el Gobierno, contempla a partir del próximo mes de septiembre, cuando dará comienzo el nuevo curso escolar, una estricta separación por sexos en los colegios privados de la Franja, que escolarizan al 7% de los niños y las niñas.  Otro 53% están matriculados en los centros gestionados por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA), donde hasta ahora niños y niñas permanecen juntos hasta los 9 años, periodo tras el cual son separados en clases distintas. El resto de los infantes, aproximadamente otro 40%, están adscritos a las escuelas supervisadas por el Ministerio de Educación del gobierno de Hamás,  donde se divide a niños y niñas desde el primer grado. Para algunos politólogos esta nueva ley, de ser aplicada, resultaría  inconstitucional en cuanto que ha sido aprobada sin suficiente quórum dentro del Consejo Legislativo Palestino (CLP), teniendo en cuenta que varias decenas de diputados de Hamás se encuentran detenidos en cárceles israelíes y constitucionalmente los diputados encarcelados no pueden delegar su voto en sus colegas de Gaza.

Recurre a los túneles si no encuentras lo que quieres. Los cientos de túneles que recorren la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto representan un medio vital de vida para los habitantes del enclave costero. La aviación israelí los bombardea periódicamente a fin de provocar su colapso y las autoridades egipcias, que tradicionalmente han mirado hacia otro lado, ejecutan, desde la muerte en agosto de 2012 de 16 guardas de fronteras egipcios, una política mucho más restrictiva en su uso, volando en ocasiones los accesos subterráneos al país vecino. Azúcar, ropa, cohetes, coches o camiones desguazados son habituales en los pasillos apuntalados de los túneles. Igualmente el cemento (cuya entrada legal por el paso israelí de Kerem Shalom se ciñe únicamente a los proyectos de construcción de organizaciones humanitarias) es el material más habitual con el que incluso están construyéndose mezquitas descomunales como la de Abd al Aziz al Khalidi. Incluso por los túneles se transporta comida rápida procedente de una de las sucursales egipcias de una conocida multinacional norteamericana de pollo frito.

 

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