Guinea Ecuatorial formará parte, a partir de julio, de la comunidad de países lusófonos.

El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, atiende a la VII Cumbre de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), Lisboa 2008. AFP/Getty Images

Ndowè, fang, bubi, pidgin, ambú o bisió. Son las lenguas que habla gran parte de la población de Guinea Ecuatorial; además claro del castellano, legado de los casi 200 años de colonialismo español. Pero a partir de julio, el país gobernado de manera autoritaria por Teodoro Obiang formará parte de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP). “La única explicación lógica sería que en la pequeña isla de Annobón se habla un criollo portugués semejante al que se habla en Santo Tomé; pero, sinceramente, temo que estas adscripciones lingüísticas desconocidas en el país obedecen más bien a la lógica de los negocios y, en el caso de la CPLP, al negocio del petróleo”, apunta Jacint Creus, profesor de Historia de África de la Universidad de Barcelona.

Guinea Ecuatorial es un país muy curioso lingüísticamente. Empezando porque es el único Estado nación africano castellanohablante, una singularidad cultural e histórica que le ha acarreado, entre otras consecuencias, un cierto aislamiento entre sus vecinos. Forma además parte de la Organización Internacional de la Francofonía a pesar de que, siendo lengua oficial, el francés apenas se habla en este país al oeste del continente africano. Y quiere, incluso, formar parte de la Commonweatlh anglosajona.

La última apuesta de Obiang, un dictador para muchos, es sumar alianzas con Mozambique, Angola, Santo Tomé, Timor Oriental, Cabo Verde, Guinea Bissau, Brasil y Portugal. Los nuevos amigos de Guinea Ecuatorial hablan portugués. “La CPLP ha dejado de ser una organización internacional basada en países de lengua común y a partir de ahora puede atraer a otros interesados. Existe otro factor: el valor económico de Guinea Ecuatorial, que podrá ser potenciado a través de alianzas interestatales”, apunta la investigadora de la Universidad de Lisboa Cátia Miriam Costa. Su opinión es compartida por varias de las fuentes consultadas: “Obiang no tienen el menor interés por el idioma portugués. Lleva décadas sintiendo una profunda soledad, una profunda sensación de aislamiento”, sostiene el secretario de Asodegue (Asociación para la Solidaridad Democrática con Guinea Ecuatorial), Adolfo Fernández Marugán.

 

Un país sin estadísticas claras

Guinea Ecuatorial es el tercer mayor productor de petróleo del África subsahariana. Descubiertas a inicios de los 90, las reservas de crudo empujaron rápidamente la economía del país: entre 1996 y 2005 su PIB creció el 38,4%, la mayor tasa mundial. Desde 2009 y según las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), esta cifra macroeconómica ha sufrido diferentes vaivenes. En 2013, el PIB descendió el 4,9% y las estimaciones para este año también son negativas: el 2,4% menos. Aun así, alrededor de tres cuartas partes del PIB estimado se debe a los hidrocarburos.

“Guinea Ecuatorial tiene el más alto nivel per cápita de ingresos en el África subsahariana”, de acuerdo con los registros del FMI. Los últimos datos conocidos indican unos 23.500 euros por persona, no sólo el mayor de África sino también uno de los más altos del mundo. Mientras tanto, “las estimaciones de pobreza más recientes sugieren que las tres cuartas partes de la población vivía por debajo de la línea nacional de pobreza en 2006”, añade el FMI.

Encontrar datos, fuentes e informaciones sobre Guinea Ecuatorial, gobernado por Obiang desde 1979, no es tarea sencilla. Como tampoco lo es conocer la verdadera realidad del país y de su población. “No hay estadísticas, no se sabe nada. Los datos de población varían, por ejemplo, entre el medio millón de personas y millón y medio, según las fuentes. No sabemos siquiera cuánta gente vive”, apunta la investigadora portuguesa del Centro de Estudios Africanos del ISCTE Ana Lúcia Sá, quien añade que, según sus últimas informaciones, los enfermos tienen que seguir llevando sus sábanas a los hospitales, la polio no está controlada y hay una gran mortalidad infantil. “Los datos macroeconómicos y sociodemográficos también son deficientes en la calidad, oportunidad y cobertura, e incluso es muy difícil para el público acceder a los datos más básicos”, confirma el FMI.

 

La sombra de Estados Unidos

Los dólares de los hidrocarburos escasamente llegan a la población, confirman las fuentes, más allá de la fiabilidad de las estadísticas. “Cuando descubrió el petróleo, en vez de desarrollar el país, se dedicó a construir complejos para impresionar a sus huéspedes, dignatarios extranjeros. Cree que es la mejor forma de hacerse querer o respetar. Su integración en la CPLP es la búsqueda de un escaparte para exhibir su poderío económico y romper su aislamiento. Quiere eternizarse en el poder y, cuando cualquier institución internacional le acoge, lo presenta a los guineanos como un aval de su gestión. Ser aceptado es un favor personal”, afirma tajante el escritor ecuatoguineano Juan Tomás Ávila.

Los petrodólares que ingresa tampoco se destinan a inversiones productivas. La CIA apunta en su World Fact Book que el Ejecutivo de Malabo ha solicitado inversión extranjera, en particular de Estados Unidos, para diversificar la economía. Precisamente son compañías estadounidenses las que controlan el lucrativo negocio del crudo. Y es aquí, en la necesidad de inversión extranjera, donde toma sentido la nueva alianza con los países lusófonos. “Obiang no invierte, sino que deja la explotación del petróleo guineano en manos de compañías sobre todo americanas, a cambio de un pellizco enorme. La entrada en la CPLP puede atraer nuevas inversiones a Guinea, como compañías que explotan el negocio en países como Angola, Sao Tomé, Brasil”, apunta Creus.

Muy crítico al respecto es el disidente Juan Tomás Ávila, quien afirma que “hay gente que cobra para hacer el favor a Obiang” de lograr entrar en la CPLP. Una cuestión que ha estado presente en la prensa portuguesa: la eurodiputada socialista Ana Gomes ha alertado incluso de blanqueamiento de capitales. “Hay gente comprada en todos lados”, ha declarado. Pero a pesar de la oposición inicial de Portugal a la entrada, ya existen negocios de capital luso en Guinea Ecuatorial y el año pasado Malabo abrió su embajada en Lisboa.

 

La pena de muerte y las relaciones con España

Fue en 2006 cuando Malabo solicitó formalmente la entrada en la CPLP. Desde entonces y hasta que se concrete su adhesión formal en julio, el país africano actúa como observador. En este tiempo ha tenido que adoptar una serie de condiciones a su entrada, como la promoción del portugués (ya se ha elevado esta lengua a la categoría de oficial) o la abolición de la pena de muerte.

Obiang ha regateado esta última condición anunciando una “moratoria temporal” del castigo capital, pero no su total abolición. Así, Amnistía Internacional denunció, el pasado mes de marzo, la ejecución de al menos cuatro, y posiblemente nueve, condenados a muerte.“Los Gobiernos portugueses se han mostrado siempre mucho más predispuestos a valorar el petróleo de Guinea que a tomar en consideración la persistente violación de los derechos humanos que Obiang y los suyos hacen en su país”, añade el secretario de Asodegue.

Mientras remata su entrada en la CPLP, Obiang dio una conferencia en la sede del Instituto Cervantes en Bruselas, en la que manifestó el “orgullo” de los ecuatoguineanos por el uso generalizado del español. Este acto, así como su presencia en el funeral del ex presidente español Adolfo Suárez, despertó los recelos y las críticas de España. “A la vista de la continuidad de este trato discriminatorio y de rechazo contra las instituciones ecuatoguineanas, declinamos toda responsabilidad sobre el futuro de las relaciones diplomáticas entre España y Guinea Ecuatorial”, respondió en un comunicado oficial el Ejecutivo africano.

“Los Gobiernos españoles tienen la sensación de haber perdido una oportunidad, al no participar en los negocios del petróleo y el gas”, considera Fernández Marugán. Menos reparos tienen otros países. La investigadora portuguesa Ana Lúcia Sá recuerda que la antigua colonia española tiene buenas relaciones con China, Estados Unidos, Brasil, Suráfrica, Israel o Marruecos, “pero nadie se hace fotos con él”.

 

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