Desde la huelga de camioneros de Shanghai hasta las protestas en Grecia

 

Con razón o sin ella, estos combatientes de la libertad no han dejado que los poderosos les detuvieran, y eso nos ha beneficiado.David J. Rothkopf

 

 

Mención de honor: Wael Ghonim

Para empezar en tono serio, pocas personas capturaron el espíritu revolucionario de forma más completa que Wael Ghonim, el directivo egipcio de Google al que el propio presidente Barack Obama mencionó como un líder ideal para la era posterior a Mubarak. La página web de Ghonim, We Are All Khaled Said, llamada así por un joven egipcio que murió a manos del Gobierno, ayudó a movilizar a la oposición contra el autócrata. Pero su detención y sus apariciones tras quedar en libertad le convirtieron en el rostro de la Plaza Tahrir y contribuyeron a dar al mundo la esperanza de que la primavera árabe podía generar un auténtico cambio político en El Cairo y en toda la región.

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Mención de honor: Mohamed Bouazizi

El año comenzó con la muerte de Mohamed Bouazizi, el vendedor callejero de fruta de 26 años a quien los abusos cometidos por las autoridades le llevaron a prenderse fuego en señal de protesta. Murió el 4 de enero. Diez días después, el presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Alí, huyó del país, y, en pleno invierno, nació la primavera árabe. Bouazizi fue un revolucionario inesperado, pero eso fue lo que le convirtió en un símbolo tan poderoso y le dio la capacidad de ser quien prendió la chispa en toda la región, en un acto de desafío personal.

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Mención de honor: Los manifestantes contra las medidas de austeridad

Los manifestantes en las calles de Grecia, Inglaterra, Wisconsin y otros lugares del mundo en los que los programas oficiales de austeridad causaron drásticos recortes, han tenido este año tanto impacto como los de Oriente Medio. Igual que en el caso de los rebeldes de las calles árabes, la labor de estos manifestantes no ha hecho más que empezar. No obstante, han transmitido ya un firme mensaje, el de que los ciudadanos corrientes no van a dejar que unos políticos irresponsables y unos banqueros codiciosos les conviertan en víctimas de las locuras y los delitos de las clases dirigentes. Por desgracia, es poco probable que ni las protestas más enérgicas logren protegerlos de las consecuencias de la irresponsabilidad fiscal, reguladora y monetaria del pasado reciente, pero no hay duda de que contribuirán de manera fundamental a determinar los resultados políticos en todo el mundo en el futuro.

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Mención de honor: Los camioneros de Shanghai

Los camioneros de Shanghai que se pusieron en huelga en abril también merecen un puesto en esta lista, no sólo por lo visible de su huelga contra la inflación de los precios del combustible, sino porque las protestas, que comenzaron en el puerto local, tuvieron amplia resonancia en toda China. El impacto de la subida del coste de la vida en el país tiene muy preocupadas a las autoridades, que han tratado de suprimir las referencias a la primavera árabe en Internet y otros medios de comunicación.

El milagro económico chino está construido sobre unos cimientos sociales muy frágiles, y, teniendo en cuenta que para el año próximo está previsto un cambio de liderazgo y que China está cada vez más al tanto de la agitación en otros países, es posible que las réplicas de la huelga de los camioneros y otras protestas similares tengan repercusiones más profundas que ninguna otra revuelta callejera de las que hemos visto este año.

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Mención de honor: Masataka Shimizu

A veces, quienes ponen en marcha las revoluciones son revolucionarios accidentales. Uno de ellos es tal vez Masataka Shimizu, de 66 años, consejero delegado de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), la empresa responsable de los reactores nucleares de Fukushima. Shimizu tiene hueco en esta lista, por supuesto, como consecuencia de una gestión tan nefasta que las decenas de miles de millones que ha costado a su compañía pueden ser el menos malo de sus efectos. Después de la catástrofe para la que TEPCO no se había preparado y no supo contener, bastaron unas semanas para que el sector de la energía nuclear en todo el mundo se viera conmocionado. Dado que numerosas fuentes de energía renovables necesitan unos apoyos oficiales que muchos gobiernos de países desarrollados no pueden permitirse, es posible que, al final, Shimizu haya hecho más por la causa de los combustibles fósiles que ninguna otra persona desde John D. Rockefeller, lo cual demuestra sin lugar a dudas que los hidrocarburos proceden verdaderamente de los dinosaurios.

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Mención de honor: Los menos nobles

Por supuesto, hay muchísimos más candidatos merecedores de una mención por sus estrategias revolucionarias, con fines nobles o no. Por ejemplo, está Hamid Karzai y el Gobierno de Pakistán, que intentan abrir nuevos caminos en los anales de la diplomacia con su pretensión de ser aliados y enemigos de Estados Unidos al mismo tiempo, exigiéndole dinero y condenándolo de una sola vez. Están los revolucionarios culturales de nuestra generación que este año lograron hacer el Call of Duty: Black Ops, el videojuego más vendido de la historia en EE UU, y conspiraron para colocarlo en uno de cada ocho hogares del país (es como para tener miedo). Y, desde luego, está Lindsay Lohan, que vuelve a ser la Samuel Adams de su generación, una voz aislada que se enfrenta a la autoridad y exige, en su caso, que la estupidez se reconozca como argumento legal de defensa en el estado de California.

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Miss Simpatía: Michele Bachmann

En ningún concurso puede faltar Miss Simpatía y, en este caso, la ganadora lo es a la contra. El premio va a parar a la aspirante a candidata republicana a la presidencia de Estados Unidos Michele Bachmann, por no comprender los aspectos más básicos del espíritu revolucionario que confiaba encarnar cuando insinuó equivocadamente que las batallas de Lexington y Concord se produjeron en New Hampshire, y no en Massachusetts, como en realidad fueron. Habría sido fácil no advertir el error entre los muchos que comete, pero merece una distinción como símbolo de una idea más amplia y revolucionaria en su partido.

En una nación acosada por los problemas económicos, el fracaso escolar y la reducción de la mano de obra, necesitada de innovaciones tecnológicas y que intenta aprovechar las mejores enseñanzas del pasado, los republicanos decidieron este año hacer caso omiso de las ideas convencionales y proponer un programa que está en contra de las matemáticas, las ciencias, la historia y, dada la actuación de Bachmann, Palin y otros, parece que también de la lengua inglesa. Sostienen que es posible equilibrar los presupuestos sin aumentar los ingresos, que los datos científicos sobre la evolución y el clima son teorías y que los padres fundadores quisieron crear una teocracia, cuando, en realidad, fue eso lo que quisieron evitar. Se equivocan en su estrategia, su táctica, su lógica y sus datos… pero hay que reconocer que son osados.

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Segundo puesto: Las mujeres de Barbacoas

Las mujeres de Barbacoas, en Colombia, merecen un lugar especial en esta lista por haber sabido utilizar una táctica revolucionaria eficaz. Trescientas mujeres de ese pequeño pueblo en la costa del Pacífico se unieron para exigir el asfaltado de una carretera que iba hasta el siguiente pueblo, donde están los servicios médicos más próximos. Para lograrlo, pusieron en marcha lo que se ha denominado la huelga de piernas cruzadas: decidieron negarse a mantener relaciones sexuales con sus maridos hasta que no estuviera arreglada la carretera. Aunque los hombres no han respondido a la huelga iniciada a finales de junio y han sugerido que preferirían que sus esposas llevaran a cabo una huelga de hambre, se sabe que ese tipo de protestas han funcionado en otras ocasiones, tanto en el país andino como en otros. Da la impresión de que las colombianas han aprendido una lección que sus homólogas griegas han olvidado pero que quizá deberían revisar, como en Lisístrata, de Aristófanes, una comedia sobre una protesta similar para acabar con la Guerra del Peloponeso.

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Vencedor: Nadie

El vencedor no es nadie, es decir ninguna persona concreta. El revolucionario del año en 2011 no tiene nombre ni rostro, ha sido y es la gente que lucha contra los déspotas y los matones de los regímenes del norte de África y Oriente Medio… y que se enfrenta a los peces gordos y los grandes derrochadores de Occidente y los burócratas del partido en China. Ghonim comprendió bien la idea cuando comparó la revolución con Wikipedia y dijo: “Todo el mundo aporta contenidos, pero no sabemos los nombres de los que los presentan. Eso es exactamente lo que sucedió. La Revolución 2.0 en Egipto fue así. Todo el mundo concedió pequeñas cosas, y, todos juntos, crearon este gran cuadro de la revolución. Y en ese cuadro no hay un héroe”. Las batallas siguen activas y los resultados no están claros en ningún sitio. Pero la idea de que el pueblo pueda levantarse como grupo y, en el caso de Oriente Medio, conseguir derrocar a líderes que habían llegado al poder gracias a tradiciones de culto a la personalidad o dinastías, es, sin duda, el mensaje revolucionario más importante en lo que llevamos de año.

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