Masud Khalili es uno de esos personajes insoslayables para todo el que quiera conocer la historia reciente de Afganistán y comprender sus entresijos. Lingüista y diplomático, acompaña su discurso moderado y conciliador con una sonrisa y una sensibilidad digna del hijo del famoso poeta afgano Ustad Khalilullah Khalili. Fue amigo y asesor de política internacional del carismático líder de Alianza del Norte, Ahmad Sha Madoud, con el que compartió sus últimas horas de vida y al que vio morir aquel 9 de septiembre del 2001. Poco horas antes del ataque, Khalili le leía versos premonitorios del poeta Hafiz y discutían sobre el avance de Al Qaeda y los talibanes, preocupados por un posible ataque a EE UU dos días antes de los atentados del 11-S.

Khalili recibe a FP en español en su residencia de Madrid, donde acaba de llegar como el primer embajador de la República Islámica de Afganistán nombrado para España. Fue embajador en Turquía, India, y por un breve periodo en Pakistán.

FP en español. Han pasado nueve años desde aquel 9 de septiembre. ¿Qué recuerdos tiene del líder de la Alianza del norte y de aquellos días previos al 11-S?

Masud Khalili. Era uno de esos líderes que se crecen ante la adversidad. La noche antes de morir le leía en persa unos poemas del poeta Hafiz elegidos al azar. Estábamos mirando al cielo y los versos decían: “disfruta porque esta noche no existirá más”. El pegó un bote y se asustó. Le dije que significaba que hay que vivir día a día, pero él ya no vivió más. Al día siguiente tenía aquella entrevista y se vistió de forma tan elegante que me dejó perplejo. Sería su mortaja. Entramos juntos en una habitación a la que llegaron los dos periodistas, chicos jóvenes y guapos que parecían europeos y que resultaron ser terroristas suicidas. Sospeché algo porque empezaron a hacer preguntas y todas eran sobre Al Qaeda. De pronto hubo una explosión y lo único que recuerdo es estar en la cama de hospital con mi familia. Pensé que no sobreviviría, pero al final perdí sólo la visión de un ojo y me han quedado señales de metralla en todo el cuerpo. Allí me enteré del 11-S y pensé en lo que dijo Masoud en Francia en el mes de abril del 2001, cuando fue invitado por la Unión Europea: “si no nos ayudan en la lucha contra Al Qaeda, abróchense los cinturones”.

FP. ¿Cree usted que se han producido avances en Afganistán desde entonces hasta hoy?

M. K. Tras el 11-S los estadounidenses y la OTAN llegaron a tiempo para cortar el paso a Al Qaeda, para ayudar al mundo y al pueblo afgano e impedir que los talibanes se extendieran por otros países de la región. Los afganos no podíamos con ellos, éramos un país pobre y abandonado por Occidente tras la salida de los soviéticos. Por eso el pueblo afgano aceptó muy bien la llegada de las tropas extrajeras y esperó expectante los resultados de sus promesas. Nueve años después, algunas de ellas se han cumplido, aunque sean invisibles, y otras no. Ahora tenemos tres millones de niños y niñas que van al colegio, soñábamos con un Parlamento y tenemos a 250 miembros, de cuales 75 son mujeres, soñábamos con una Constitución y tenemos una. Pero no hemos sabido movilizar al pueblo, ni solucionar los problemas económicos y de corrupción.

FP. Las tropas estadounidenses comenzarán a retirarse el año que viene. ¿Cree usted que deberían quedarse más tiempo y qué consecuencias puede tener el repliegue de la OTAN?

M. K. Tenemos un grave problema de seguridad y hemos sido lentos en todo, no hemos llegado hasta los campos de entrenamiento de Al Qaeda y ahora mismo en la frontera limítrofe con Pakistán, 200 kilómetros, sólo controlamos 8 kilómetros. Pero tenemos que darles tiempo y tener paciencia. Si las tropas se van ahora serán tiempos duros para Afganistán y no será bueno ni para nosotros ni para la OTAN, porque dejarán vía libre a Al Qaeda y será un mal ejemplo para los jóvenes ingleses, franceses o españoles. Las tropas extranjeras vinieron a hacerse cargo de nuestro enemigo, que es un enemigo global, pero si ellos mismos no pueden, imagínense nosotros. En Afganistán decimos que “indultar al lobo es crueldad con el cordero”, y el lobo global que es Al Qaeda tiene grandes dientes, largos brazos, puede moverse como quiera en el mundo y encima mata en nombre de Dios. Además, si la OTAN se va existe la posibilidad de que haya una guerra civil en el país, y eso no será bueno para la estabilidad de la región en su conjunto.

FP.  El presidente Karzai está iniciando una nueva ronda de negociaciones con los talibanes. ¿Cree usted que será bueno incluirlos en las instituciones democráticas?

M. K. En Afganistán creemos que siempre hemos de ser generosos con nuestros amigos, y amables con nuestros enemigos. Cuando Masoud hacía prisioneros soviéticos incluso decía que había que darles nuestra propia comida y nuestras propias sillas. Ahora estamos intentando negociar con los talibanes, y yo creo que es positivo para el país.

Si la OTAN se va existe la posibilidad de que haya una guerra civil en el país, y eso no será bueno para la estabilidad de la región en su conjunto

FP. ¿Considera usted a Pakistán un elemento desestabilizador para la seguridad de Afganistán?

M. K. Los enemigos de Afganistán han vivido siempre fuera del país, no dentro. Los campos de entrenamiento, financiación, organización, etc. Es como si estando en Madrid ¡Barcelona estuviera entrenando a tu propio enemigo! Está claro que Pakistán es una zona de acogida de talibanes. Los paquistaníes son gente muy culta, hablan inglés y son educados, pero por culpa de la mala política han creado un monstruo incontrolable.

Todo empezó a mediados de la guerra fría, cuando los talibanes y Al Qaeda comprobaron que el mejor arma del mundo es la religión. Entonces había alrededor de 38 madrazas en Pakistán y ahora hay unas 25.000, con un centenar de alumnos cada una. Si contamos uno o dos terroristas suicidas en cada madraza, ¡Dios mío! ¿Se imaginan?

FP. En España existe el debate sobre si en Afganistán estamos en una misión humanitaria o en una de combate, en una guerra.

M. K. Lo que está haciendo España en Badghis es una misión humanitaria, porque aquella no es una zona de combate ni de guerra. La misión española es altamente útil y están haciendo una labor muy buena para el pueblo afgano. “El que ayuda a uno solo, ayuda al universo entero”, decimos nosotros. Los soldados españoles han muerto por una buena causa y contra un enemigo común, y no lo han hecho por un solo país, sino por todos los seres humanos. Yo creo que deberíamos poner un monumento a los soldados españoles, donde podrían ir los niños afganos a depositar una flor, porque están haciendo mucho por ellos.

FP. ¿Cuánto tiempo necesita el país para salir de la situación de inseguridad en la que se encuentra y encontrar la estabilidad?

M. K. Es imposible decir cuánto tiempo necesitamos, aunque Karzai dijo que las tropas deberían quedarse hasta 2015 como mínimo. Necesitamos movilizar al pueblo afgano y eso es una tarea que nos corresponde a nosotros. También hay que ser serios a la hora de buscar y atacar los campos de entrenamiento de Al Qaeda, sus fuentes de financiación, etc. Hay que enderezar la economía y es imperativo que exista una coordinación entre los diferentes miembros de la OTAN presentes en Afganistán, no puede haber malentendidos, tienen que saber que se trata de un solo Ejército y no de 42. Yo soy optimista porque aún no hemos sido abandonados, tenemos dinero, las naciones que nos rodean quieren la paz y en Afganistán son muy pocos los que quieren que los talibanes regresen al poder, casi nadie.

 

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