Fiscal general | México

 

Después de que el fiscal general de Felipe Calderón dimitiera el año pasado, el presidente mexicano necesitaba como fuera demostrar que su Gobierno iba a tomar medidas definitivas contra la violencia del narcotráfico, que se ha cobrado más de 40.000 vidas desde que llegó al poder, en 2006. La nueva elección de Calderón, Marisela Morales, no solo era la primera mujer designada para el cargo sino que tenía una reputación internacional de ser dura ante el crimen. Fiscal de carrera, famosa por su mezcla de desparpajo y una enorme compasión por las víctimas, Morales, de 42 años, abordó la violencia de las bandas en Ciudad de México antes de tomar las riendas del organismo especializado en el crimen organizado, en 2008. Allí ayudó a crear el primer programa de protección de testigos del país, lanzó una iniciativa para reunir a víctimas del tráfico con sus hijos y despidió a más de dos docenas de funcionarios, entre ellos su predecesor, por dar soplos a cambio de dinero a una importante banda de narcos. En sus 100 primeros días como fiscal general, 462 funcionarios de su oficina acabaron despedidos y otros 111 imputados por cargos penales.