¿Qué falla en la formación de postgrado acerca de la región que ofrecen las universidades españolas?

 

En 1999 se publica el estudio Estado actual de la investigación y la docencia americanista en España, en el que se destacan elementos como: la falta de una política científica; la producción científica no traspasa las fronteras de lo académico, permaneciendo la sociedad ajena a la misma; el peso excesivo de los historiadores; las instituciones que elaboran y ejecutan las políticas hacia América Latina, prescinden de los conocimientos de los investigadores y es necesario un reciclaje para responder a las necesidades de la sociedad. En definitiva, conclusiones que en alguna medida siguen estando vigentes.

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Desde entonces, se han producido cambios en los planes de estudios por causa de los ajustes presupuestarios, la débil financiación y la crisis actual, lo que ha provocado reducción de plantillas y restricciones en la investigación. El llamado Plan Bolonia trajo cambios negativos como la desaparición de los dos últimos años de la carrera, la pérdida de la especialización en Historia de América y el aumento de precio de los postgrados. La implantación del Plan a coste cero ha supuesto reajustes y recortes que han afectado al profesorado, así como los aumentos de las tasas han propiciado la caída de las becas y la consiguiente pérdida de alumnos.

Para una intervención en la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid, el académico Luis Rodriguez Yunta ha elaborado el documento "Estudios latinoamericanos en las universidades españolas. Formación de postgrado curso 2013/14”. En el mismo se incluyen 59 programas, de los cuales 22 están especializados exclusivamente en América Latina, 2 tienen un carácter iberoamericano y otros 35 citan expresamente la presencia de contenidos hispanoamericanos o latinoamericanos, en un contexto más general, junto a contenidos sobre España, Europa y otras regiones. En cuanto a la especialización por disciplinas, hay 9 programas multidisciplinares, 11 están centrados en la Historia, 10 en Desarrollo, 9 en Ciencias Políticas y Derecho Internacional, 5 en  Literatura, 4 en Economía y Negocios, y otros 7 en otras áreas. A la vista de esto, se observan importantes lagunas.

En cuanto a la localización, se citan programas en 28 universidades diferentes, si bien algunos son interdisciplinares e interuniversitarios. Se realizó una encuesta entre los responsables de estos 59 programas, de la que se obtuvieron 25 respuestas. Se pretendía explorar en qué medida estos cursos reciben la demanda de alumnos españoles, latinoamericanos o extranjeros, así como cuál es la percepción sobre sus conocimientos previos y su motivación para matricularse.

Con una media de 24 estudiantes, puede afirmarse que el porcentaje general de aquellos que son de España es inferior al 50%. De los 25 cursos, solo en 10 casos (40%) los españoles suponen más de la mitad de los matriculados, los latinoamericanos superan la mitad en otros 9 casos (36%), mientras en los 6 restantes (24%) hay una situación de mayor equilibrio entre españoles, latinoamericanos y otras nacionalidades.

Llama la atención que el predominio de los alumnos españoles es mayor en los cursos dedicados a Latinoamerica de forma exclusiva, mientras que los estudiantes procedentes de esta región son los que cubren principalmente la matrícula de los programas dedicados sólo de modo parcial. Los programas en los que la ausencia de alumnos españoles es más acusada (menos del 10%) son los de Historia de culturas indígenas, Pensamiento iberoamericano, Estado de Derecho y Corrupción o Desarrollo urbano y territorial.

Los encuestados señalaron con frecuencia que el conocimiento previo de los españoles es muy bajo, llegan con opiniones sesgadas por los medios de comunicación y con una imagen obsoleta sobre las oportunidades actuales de trabajo en el continente.

En cuanto a la motivación, se encuentran entremezclados tanto el desarrollo profesional como la carrera académica. Entre los alumnos latinoamericanos es más común la motivación de profesionalizarse para ejercer en sus países de origen, pues con frecuencia se trata de personas que ya trabajan en la universidad. Por el contrario, la inclinación por la investigación es algo más predominante entre los españoles.

Los estudiantes latinoamericanos buscan el prestigio social de un título europeo, mientras que los procedentes de Europa ven España como una plataforma para acercarse a América Latina. Otro de los aspectos reseñados es la incidencia sobre la atracción de alumnos extranjeros debido a la imagen exterior que proyectan los profesores españoles que están realizando actividades formativas en universidades de Iberoamérica y Europa.

El diagnóstico

A la vista de los estudios citados, se observa la falta en nuestro país de un plan estratégico sobre las relaciones de España con América Latina y, para el tema que nos ocupa, una política científica ad hoc. Existe además un cierto desajuste entre la oferta y la demanda. No hay diálogo, colaboración y trabajo conjunto entre las instituciones académicas y las políticas y de cooperación. En definitiva, es necesario diseñar una estrategia de acción concertada entre empresas, centros de docencia e investigación y las respectivas administraciones.

Comprobamos, por otra parte, que la presencia de los estudios latinoamericanos está bastante extendida en las universidades públicas españolas, reflejando la existencia de un alto número de especialistas en su profesorado. Sin embargo, al profundizar en el alumnado, se comprueba que esta oferta atrae parcialmente a estudiantes españoles. La formación  de postgrado especializada sobre el continente parece dirigirse a la captación de alumnos latinoamericanos, de Estados europeos y de otras nacionalidades, a lo que hay que sumar los becados por los propios países de América Latina. Estos hechos contribuyen a internacionalizar la universidad española, pero no a mejorar el conocimiento sobre esta región entre los jóvenes españoles.

Además habría que cambiar las relaciones de España con América Latina, revisando la imagen que de ambas se maneja en ciertos círculos y abriendo una nueva etapa de relaciones horizontales y entre iguales. Para que todo ello tenga una incidencia real en las sociedades hay que potenciar el trabajo de educación y comunicación.

Este artículo es un resumen sintético del publicado en Papeles de la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid, nº 1, 24 de marzo de 2014 y que se puede consultar aquí.