La periodista rusa Yulia Latinina es conocida como la sucesora de Anna Politkóvskaya y por sus críticas al Kremlin. Defensora del presidente georgiano Saakashvili y con una visión polémica, habla con FP en español sobre una región salpicada de conflictos olvidados.

FP en español: En una zona de reducidas dimensiones, coexisten las cuestiones sin resolver de Chechenia, Abjasia, Osetia del Sur, Adjaria, Alto Karabaj, y los atentados en Ingushetia, Daguestán y Kabardino-Balkaria. ¿Qué explica la constante inestabilidad en el Cáucaso?

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Ellos mandan: El primer ministro ruso, Vladímir Putin, y el líder checheno, Ramzán Kadírov en Moscú (2009). AFP/Getty Images

Yulia Latinina: Las regiones montañosas son siempre más convulsas. La situación en el Cáucaso hoy podría compararse a la de los Balcanes a principios del siglo XX. Es una zona de Estados que no se fundaron a sí mismos, sobre todo en el norte, en la parte rusa. Son naciones en las montañas, musulmanas, que fueron invadidas.

Rusia tenía un sueño, que era conquistar Constantinopla, para lo que había que cruzar las montañas caucásicas. Esto fue muy positivo para Europa, porque decidió invadir el Cáucaso y no la propia Europa. Si no, las cosas habrían sido muy diferentes en el continente. También hay que recordar que chechenos y otras comunidades fueron deportados por Stalin a Kazajistán y la mitad murió durante el trayecto. Y esto lo recuerdan muy bien. Los chechenos dijeron que no, y cuando te niegas a algo la reacción no suele ser buena. Y lo que ocurrió en Chechenia en los 90 fue un caos: chechenos matando rusos, quitándoles sus casas, robándoles. Mi impresión es que la primera guerra no comenzó por la parte rusa, sino por la chechena.

FP: ¿Cómo es Chechenia con el presidente Ramzán Kadírov?

YL: Kadírov ha conseguido retener el poder. Es un hombre que puede matar a cualquiera en Chechenia y, en esos casos, es fácil mantenerlo. Rusia no tuvo éxito en imponer otra alternativa, quería pero no pudo. Y ahora Vladímir Putin y Kadírov actúan como padre e hijo, con grandes exhibiciones de amor mutuo. Además, ha conseguido la reconstrucción de Grozni. El problema es que todavía hay muchas personas que permanecen en los bosques, gente joven con un bajo nivel educativo que no lucha por la independencia sino por Alá. Son wahabí y muy peligrosos. Con ideas del estilo de Bin Laden, quieren imponer la sharía en el Cáucaso. Kadírov está en contra de ello.

Lo que pasó después de la primera guerra, cuando Chechenia consiguió la independencia, es que empezaron a luchar unos contra otros y no consiguieron ningún signo de prosperidad. Era un caos. Había gente que vivía de los secuestros, del tráfico de drogas y en televisión mostraban imágenes en prime time decapitando a soldados rusos. Al igual que en Afganistán tras la victoria sobre los soviéticos, se dividieron en dos grupos. Unos querían luchar por la libertad, como el presidente Masjádov, y otros pensaban que Chechenia tenía que ser un Estado wahabí. El gran problema es que su independencia no tuvo éxito ni en el plano económico ni político.

FP: Conocía bien a Natalia Estemirova, activista asesinada en julio de 2009, y ha declarado que tras su muerte todo ha cambiado en el Cáucaso Norte. ¿En qué sentido?

YL: Era una activista que murió por denunciar las violaciones de los derechos humanos. Y eso está fuera de los límites. Su asesinato ha supuesto un gran cambio. El principal problema es que no hay información independiente de lo que pasa en Chechenia. Se oyen rumores, pero no existe una cobertura real del número de gente asesinada, cuántas casas son quemadas y cuántas familias sufren. No es una cuestión sobre la muerte de una mujer, sino sobre cómo usar el poder en Chechenia: para crear prosperidad o para asegurarse el propio poder.

Occidente es hipócrita en el tema de los derechos humanos

FP: ¿Cuál es su opinión sobre el papel internacional en Chechenia?

YL: Siento decir esto, pero Chechenia es parte de Rusia. Y con el principio de integridad territorial de un país, no puede hacerse nada, es un asunto entre Moscú y Chechenia. En realidad, en este momento Chechenia es independiente, Rusia está pagando tributo a Kadírov y la guerra la ha ganado él. En la teoría, aún es parte de Rusia y un problema interno. Lo que ocurrió en la campaña en Chechenia ha sido discutido en Europa y Washington, pero Occidente es hipócrita en el tema de los derechos humanos.

FP: La Guerra de los Cinco Días en Georgia acaparó las miradas internacionales y de Bruselas. ¿Qué diferenció esta crisis del olvido en el que se encuentran las demás?

YL: La diferencia es que Georgia es un país independiente y se convirtió en un asunto internacional. Chechenia es parte de Rusia y, por lo tanto, un problema interno hasta que consiga su independencia. También que Mijaíl Saakashvili es un presidente normal que controla su país y con quien se puede hablar.

FP: ¿Cómo explica la guerra en Georgia?

YL: Mi país hizo una guerra allí, la preparó durante años porque personalmente a Putin no le gusta Mijaíl Saakashvili. En términos de la construcción del Estado, Saakashvili es muy buen presidente, que ha tenido éxito en erradicar la corrupción y está haciendo de Georgia un país más transparente. Es un hombre que puso su poder a disposición de algo contrario a lo que hizo Putin. Ha convertido Georgia en un Estado europeo.

Putin inició la guerra y no se ha hecho nada. Mira lo que explica el informe de la Comisión Tagliavini: Rusia dice que Georgia comenzó la guerra y Georgia que la inició Rusia. Y las dos partes son culpables. Este informe muestra que Europa quiere ser diplomática porque no puede hacer nada sin Rusia.

Se produjo en ese momento por la posible incorporación inmediata de Georgia a la OTAN tras la cumbre de Bucarest en abril de 2008. También por el cambio de poder en Rusia, cuando Dmitri Medvédev se convirtió en presidente y Putin quiso mostrar que él es el hombre que manda en Rusia. Tras la guerra en Georgia, sigue siendo el que manda. Medvédev no es nadie. Y Saakashvili la perdió por sus propios errores.

FP: Reporteros Sin Fronteras ha publicado la clasificación de la “Libertad de prensa en el mundo en 2009”. Por primera vez, Rusia se encuentra en peor posición que la Bielorrusia de Lukashenko. ¿Qué ha cambiado desde el anterior informe?

YL: ¿De verdad? Para mí lo que ha cambiado en Rusia es la muerte de Natalia Estemirova, porque es una mujer que no hizo nada malo. Sólo hacía lo que creía que debía hacer. Es increíble matar a gente por eso. En cuanto a la situación general en Rusia, no diría que los periodistas son asesinados directamente por el Estado. Aunque la excepción fue el caso de Alexander Litvinenko. Y otras personas son asesinadas por el caos que hay en el país. Es más peligroso ser un  ciudadano ruso que un periodista. Sobre todo, si eres un hombre de negocios.

En los últimos años han muerto asesinados cinco periodistas de Novaya Gazeta [medio para el que escribe], pero no tengo miedo. He tenido serios problemas hace unos meses, aunque no por parte del Estado ruso sino por Osetia del Sur, pero no puedo contar nada por seguridad. Y fueron las autoridades rusas las que se involucraron en resolverlos. Sé que me protegen. Fue algo embarazoso para ellos porque se dieron cuenta de que si me pasaba algo todo el mundo les acusaría. Este es un buen ejemplo del caos que hay dentro de Rusia.

 

La periodista rusa Yulia Latinina acaba de publicar El caos del Cáucaso (Los libros del lince, 2009).

 

 

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