Con las elecciones presidenciales iraníes cerca y con un enfrentamiento abierto del régimen de los ayatolás con la comunidad internacional, esglobal habla con Seyed Hossein Mousavian que sirvió en la diplomacia iraní durante varios lustros, presidió el Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de Seguridad Nacional iraní y encabezó las negociaciones sobre el programa nuclear con la UE, sobre los intereses del país, su relación con Occidente y su posible papel en el mundo.

 

 

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BEHROUZ MEHRI/AFP/Getty Images

 

esglobal. ¿Qué podemos esperar de las rondas de conversaciones ente Irán y el llamdo P5+1 (Rusia, China, Estados Unidos, Reino Unido, más Alemania)?

Seyed Hossein Mousavian. No se puede decir que la reunión mantenida en Almaty, donde comenzaron estas rondas, haya sido un éxito. Por parte de Estados Unidos y de los países europeos participantes no se plantearon cambios en su actitud negociadora que puedan calificarse de estratégicos. Hubo, eso sí, algunas señales que parecen indicar cambios tácticos, es decir, al menos se pusieron sobre la mesa las sanciones a Irán como un tema sujeto a negociación. Sin embargo, no se propuso a la Républica iraní retirar las sanciones ya existentes, lo que habría supuesto un cambio estratégico en las negociaciones. Sólo se planteó que si Teherán se avenía a cumplir con las exigencias occidentales, se consideraría la oportunidad de no imponer nuevas sanciones.

Espero, por tanto, que si Occidente es sincero cuando dice querer una solución pacífica, estos pequeños cambios, que denomino tácticos, puedan transformarse en un futuro próximo en un auténtico cambio estratégico. Sólo entonces habría razones para ser optimista sobre una solución negociada.

esglobal. Respecto a las negociaciones sobre el programa nuclear iraní, ¿cuál debería ser el marco ideal para alcanzar un acuerdo entre Irán y Estados Unidos y Europa?

SHM. Ambas partes deberían sentarse a discutir partiendo de posturas bien definidas. La parte iraní debería estar dispuesta a aceptar dos puntos clave: absoluta transparencia en el desarrollo de su programa nuclear, conforme a las regulaciones internacionales, y aceptación de mantener su programa nuclear únicamente para uso civil, tal y como está reconocido en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), asumiendo además un nivel de enriquecimiento de uranio del 5% como máximo. Por la parte occidental, se deberían retirar las sanciones y reconocer el derecho de Irán a desarrollar un programa nuclear civil. Lo que difícilmente puede aceptar Irán es que se le pida, como ha ocurrido en Almaty, solicitar la máxima transparencia a cambio de no recibir más sanciones. Se debe subrayar esta petición: se pide un esfuerzo negociador a Teherán a cambio de no imponer más sanciones, no se hablar de retirar las sanciones vigentes. China y Rusia, sin embargo, son unos negociadores más realistas y han mostrado una mayor voluntad de alcanzar un acuerdo.

esglobal. Ha escrito que, a la hora de negociar un acuerdo, Irán no pensará sólo en sus intereses, también necesita una solución que le permita salvar su integridad política.

SHM. Hay dos conceptos que deberían explicarse si quiere entenderse bien la posición iraní respecto al programa nuclear. Por una parte, la palabra maslahat, que usamos en farsi para referirnos a la propia conveniencia e intereses. Por otra, la palabra aberu, que significa cara, aunque también se emplea para expresar que alguien ha salido airoso de una situación difícil sin ver comprometida su integridad.Ni Estados Unidos ni Europa han comprendido que Irán necesita una solución negociada que no pierda de vista ambos conceptos. Se ha de tener en cuenta que, por encima de los propios intereses, está el honor, el salvar las apariencias. Y no se sacrificará este aspecto sólo por favorecer los propios intereses. Un ejemplo son las sanciones económicas. Han causado mucho daño a la economía iraní y sufrimiento a buena parte de la población. Estadounidenses y europeos han ido incrementando la presión en este sentido, creyendo, tal vez, que Teherán cedería a la presión al ver comprometido sus intereses, principalmente, económicos aunque también de política interna. ¿Y cuál ha sido la respuesta iraní? Aumentar el nivel de enriquecimiento de uranio hasta el 20%, cuando no tendría problemas en pactar un techo máximo de enriquecimiento que superase el 5%, siempre y cuando se respetase su derecho a desarrollar un programa nuclear civil y se levantasen todas las sanciones.

esglobal. ¿Se ha visto el proceso negociador obstaculizado por Ahmadineyad y Netanyahu?

SHM. En primer lugar, debo decir que no soy un gran fan de los excesos retóricos que incluyan afirmaciones negacionistas sobre el Holocausto o que hablen de borrar a Israel del mapa. Estuve en desacuerdo con esta retórica desde el principio, entre otras cosas porque creo que sólo beneficia a los israelíes. Asumo que Ahmadineyad es el presidente más radical que ha tenido Irán desde la Revolución, pero también hay que reconocerle que fue el primero en este cargo que escribió una carta a su homólogo estadunidense, George Bush hijo. También escribió a Obama en dos ocasiones. Ni uno ni el otro respondieron a esas cartas. Sin embargo, cuando Obama envió una carta al ayatolá Alí Jamenei, éste mostró respeto y sí le contestó. ¿Puede verse la diferencia entre ambas actitudes? También debería tenerse en cuenta que cuando Netanyahu manifiesta sus amenazas militares contra Teherán nadie en occidente le critica con la misma intensidad crítica que recibe el presidente iraní. Por mi parte, yo me opongo a los excesos verbales de ambos. Aunque cabe preguntarse también: ¿cómo puede aceptar Irán críticas de un país, Israel, que no es parte del Tratado de No Proliferación Nuclear, a pesar de tener armas nucleares? Irán sí lo es y hay que recordadr que el TNP reconoce el derecho de los estados a desarrollar programas nucleares para uso civil.

esglobal. ¿Podemos estar seguros de que Irán no desarrollará armas nucleares?

SHM. Durante la guerra entre Irak e Irán, miles de iraníes murieron debido al uso de armas químicas usadas por los iraquíes, armas de destrucción masiva facilitadas en gran medida –conviene recordarlo- por países occidentales. Sin embargo, y a pesar del gran número de bajas, los iraníes no contratacaron usando armas químicas, porque consideraron que eran armas haram, prohibidas. Además, hace ya unos años, Alí Jamenei dictó una fatwa en la que se refería a las armas nucleares como armas haram. A finales de 2012, el ministro de Asuntos Exteriores iraní declaró la voluntad de su Gobierno de convertir esa fatwa en un documento con validez jurídica internacional, vinculante para Irán. Son datos que muestran la voluntad de Irán de no desarrollar armas de destrucción masiva, incluidas las nucleares. Teherán no tiene problemas en pactar las garantías necesarias para que la comunidad internacional sepa que no quiere usar la energía nuclear para desarrollar un programa armamentístico nuclear. Me gustaría decir también que, aún en el supuesto de que la República iraní dispusiese de armas nucleares, Israel no tendría derecho a amenazarle con una intervención militar, contraviniendo los principios de la legalidad internacional.

esglobal. ¿Qué podemos esperar de las próximas elecciones presidenciales en Irán?

SHM. Los europeos no trataron bien al presidente Rafsanyani, que no es precisamente un radical. Tampoco el moderado Mohammed Jatamí recibió un buen trato por parte de la comunidad internacional. Estados Unidos, por ejemplo, incrementó las sanciones durante su mandato. En mi opinión, se equivocaron. Cuando no tratas bien a los moderados, es bastante probable que refuerces a los radicales. Esta es al menos la ecuación en Irán.

Respecto a las próximas elecciones, espero que sea elegido un presidente moderado, que podría provenir incluso de dentro de las filas de los conservadores. No todos los conservadores son radicales: de hecho, diría que un 80% de los conservadores no lo son. El próximo presidente iraní, aunque sea un moderado, necesitará contar con la buena disposición de Europa y Estados Unidos a la hora de reconocer los derechos de Irán. También debería mostrarse un poco de respeto hacia la República iraní como interlocutor necesario a la hora de gestionar los conflictos regionales.

esglobal. Irán llegó a alcanzar acuerdos de cooperación con EE UU sobre Afganistán e Irak. ¿Sería posible un entendimiento parecido entre Irán y Arabia Saudí?

SHM. A pesar de que se han producido tensiones -algunas de las cuales aún persisten- entre Irán y Estados Unidos respecto a Afganistán e Irak, en estos momentos Teherán y Washington son los dos grandes soportes tanto del Gobierno suní de Kabul como del Ejecutivo de mayoría chií de Bagdad. Creo que este dato transmite un gran mensaje positivo: es posible la colaboración. Se está cooperando, por ejemplo, en controlar el tráfico de drogas en la zona y también en combatir a Al Qaeda. Es cierto que hay disputas, y diferencias, en Palestina y Líbano, respecto a Hamás y Hezbollah. Pero en Irak y Afganistán se ha llegado a un cierto entendimiento. ¿Por qué no ampliar este entendimiento a una búsqueda de puntos comunes? En Irán se cree que EE UU no respeta todo lo que debería el papel iraní en mantener la estabilidad en ambos países.

Respecto a Arabia Saudí, yo diría que en Riad están mucho más preocupados por la influencia de Irán en la región de lo que lo están en Teherán por la influencia saudí: el influjo de Irán en Irak, en Líbano, en Palestina, incluso en Afganistán con un gestor suní. Creo que los saudíes se equivocan al ejercer presión sobre Estados Unidos para que a su vez aumente la presión sobre los iraníes. Con esta estrategia sólo pueden propiciar más actividad e poder de Teherán en la región. Ambos Gobiernos deberían sentarse para negociar como vecinos sobre cómo solucionar sus diferencias. Por ejemplo, respecto a Siria. En mi opinión, Irán se mostraría favorable, y colaboraría, con una iniciativa que sentase a todas las partes implicadas en el conflicto sirio –comenzando por los dos bandos sirios, tanto del régimen como de la oposición, y continuando con los actores internacionales, incluidos, Arabia Saudí, Turquía y Egipto-. De esas conversaciones debería salir una propuesta que incluyese el derecho de los sirios a decidir por quién quieren ser gobernados. Unas elecciones cuya transparencia se encargaría de supervisar Naciones Unidas.

 

Seyed Hossein Mousavian sirvió en la diplomacia iraní durante varios lustros. Llegó a presidir el comité de asuntos exteriores del Consejo de Seguridad Nacional de su país, y encabezó entre 2003 y 2005 las negociaciones con la Unión Europea sobre el programa nuclear iraní. En 2007, Mousavian –próximo a Rasfajani y Jatamí- fue acusado de espionaje y tuvo que enfrentar un proceso que no terminó en una condena prisión, aunque sí se le impuso una inhabilitación de varios años para el desempeño de cargos públicos en su país. Actualmente, trabaja como investigador y profesor en la Universidad de Princeton, al tiempo que escribe artículos para medios internacionales –como The New York Times y Foreign Policy– e imparte charlas sobre el programa nuclear iraní.

 

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