He aquí los países con más casos de rechazo hacia nacionales chinos.

Los recientes ataques contra empresas chinas en Vietnam, derivados de una disputa territorial en el Mar de China entre Pekín y Hanói, ha sido uno de los conflictos diplomáticos más graves a los que se han enfrentado las autoridades de Pekín en los últimos tiempos. La deseada ascensión pacífica  a nivel internacional de China está teniendo que hacer frente a diversas tensiones en otros países en los que tiene una presencia destacada.

Myanmar

A mediados del pasado mayo, los habitantes de un pueblo en el noreste de Myanmar (antigua Birmania) secuestraron a dos mineros chinos y a un birmano que trabajaban en una de las mayores minas de cobre del país. Los tres fueron liberados días más tarde. Al parecer, tras haber sido golpeados y amenazados de muerte si no dejaban de trabajar en la mina. Las poblaciones que rodean el yacimiento minero llevan meses protestando contra la explotación minera, propiedad de capital chino y del Ejército birmano. Los habitantes de la zona han visto cómo les expropiaban las tierras y cómo sus protestas han sidoreprimidas –en ocasiones fuertemente– por las fuerzas del orden.

Desde hace años, en diversos puntos de Myanmar se han producido protestas contra proyectos en los que está implicado capital chino: construcción de gaseoductos y oleoductos, presas hidroeléctricas, explotaciones madereras, etcétera. Las quejas de la población local, amplificadas por algunas ONG, son casi siempre las mismas: expropiaciones de tierras, impacto medioambiental y escasa disposición al diálogo de las autoridades birmanas.

Uno de los mega proyectos chinos más relevantes en Birmania, la presa hidroeléctrica del río Irrawaddy, que implicó el desplazamiento de miles de habitantes locales, fue paralizado por el Gobierno en 2011. Un trabajador chino había muerto en 2010 debido a una de las bombas colocadas en las obras de la presa, situada en el conflictivo estado Kachín, en el que viven diversas una minorías étnicas que están tratando de sobrevivir y luchar en dificilísimas condiciones al fuerte acoso militar del Gobierno. Tanto en el estado de Kachín como en el de Arakan –allí el Ejército ha llevado a cabo operaciones represivas que Human Rights Watcha ha calificadode limpieza étnica en el caso de los musulmanes Rohingya– se hallan abundantes recursos naturales.

China no tendrá sólo que hacer frente al descontento que ha generado entre la población con sus grandes proyectos, respaldos por la Junta militar. Desde la apertura del país, iniciada en 2011, Pekín ha vistocomplicarse sus intereses estratégicos y económicos en el país. Potencias como la Unión Europea y Estados Unidos quieren incrementar su presencia e influencia política y económica en el país, y el régimen militar que todavía gobierna Birmania parece dispuesto a negociar ese futuro escenario multilateral.

Zambia

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Un miembro del Frente Patriótico Nacional protesta en la Embajada China en relación al incidente de la mina Collum.

Michael Sata, el actual presidente de Zambia, hizo del sentimiento antichino un pilar de la campaña electoral de 2011 que le permitió alcanzar el poder tras varios intentos electorales fallidos. Cientos de compañías de China operan en este país africano, uno de los destinos preferidos de las inversiones chinas en el continente destinadas al sector minero. Zambia dispone de importantes yacimientos de cobre –es el mayor productor de este metal en el continente–, carbón y piedras preciosas.

Algunas de las huelgas de trabajadores zambianos en empresas chinas han derivado en enfrentamientos directos contra sus patronos. En 2012, un trabajador chino fue asesinado en una de esas protestas que reivindicaban salarios más altos y mejores condiciones laborales. El incidente se produjo en la mina de cobre de Collum.  Un par de años antes, en esa misma explotación minera, los capataces chinos habían abierto fuego contra los trabajadores locales en huelga, hiriendo a 13 manifestantes.

Las organizaciones sindicales zambianas acusan a algunos propietarios de minas chinos de cometer abusos contra los trabajadores que incluyen condiciones de trabajo sin medidas de seguridad, sueldos bajos e incluso maltrato físicos. También acusan a las autoridades zambianas de corruptas y de no tener suficientemente en cuenta las denuncias por abusos laborales y medioambientales que se plantean, no sólo en relación a las compañías del gigante asiático. China, por su parte, se quejan de la inseguridad a la que tienen que hacer frente sus nacionales. A comienzos de 2014, un ciudadano chino fue asesinado en un ataque contra empresas del Imperio del Centro en la periferia de Lusaka, ataque en el que resultaron heridos otros seis trabajadores chinos.

Mongolia

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Un trabajador chino en un área de contrucción en la capital de Mongolia, Ulan Bator

El crecimiento del PIB de Mongolia en los últimos años, por encima del 10% anual, se ha basado sobre todo en las exportaciones de minerales. Las reservas de carbón y cobre del país son impresionantes, contando además con reservas considerables de oro, plata, hierro, zinc, uranio, tungsteno, níquel, wolframio o fosfatos. China es el principal comprador del carbón extraído en Mongolia, y ya se han firmado nuevos contratos para aumentar tanto la producción como la exportación de ese mineral a través de las nuevas líneas ferroviarias que se están construyendo, favorecidas por inversiones chinas.

A pesar de que el Gobierno de Mongolia mantiene serias disputas con compañías mineras de diversos países –australianas, estadounidenses, canadienses o chinas–, los sentimientos xenófobos y nacionalistas se han centrado en los últimos años en los trabajadores chinos que han emigrado a Mongolia. A pesar del aumento de los indicadores macroeconómicos del país, más del 25% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. La inflación es uno de los principales problemas económicos, e incide especialmente sobre el sector más pobre de la población.

Medios internacionales se han ocupado ya de los grupos neonazis mongoles que han llegado a agredir a extranjeros en las calles de la capital y cometer actos vandálicos contra negocios propiedad, sobre todo, dechinos. La historia del país, con prolongadas ocupaciones del Imperio Chino y del Imperio Soviético, refuerza los temores de algunos mongoles sobre el precario futuro de la soberanía de su país. El fenómeno de invasiónextranjera moderna más visible para los ciudadanos son los miles de chinos –hasta 200.000 en 2010, la población mongola es de unos 3 millones– que han emigrado a Mongolia en busca de oportunidades, montando prósperos negocios en la capital y también con el fin de trabajar en las compañías mineras chinas: para algunos mongoles éstos estarían ocupando puestos laborales que deberían ser para los nativos. Las empresas del gigante asiático, por su parte, justifican la contratación de chinos porque cumplen mejor con los requisitos de productividad que esas compañías necesitan. Las autoridades de Mongolia ya han endurecido las leyes migratorias para mantener un mayor control sobre los flujos de personas, que incluye el pago de un canon por cada trabajador extranjero que entra en el país.

Kirguizistán

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Vendedores chinos comen en el mercado de Kara-Suu, a unos 700 kilómetros Bishkek, donde trabajan.

En agosto de 2011, unos trescientos manifestantes locales golpearon a trabajadores chinos en una mina de oro. Un mes más tarde, las protestas pedían el cierre de una mina de oro explotada por una empresa del gigante asiático. En otoño de 2012, unos 250 empleados chinos tuvieron que ser evacuados de un yacimiento en fase de exploración propiedad del grupo minero chino Zijin.

De los más de 200 yacimientos mineros que existen en Kirguizistán, unos 50 son propiedad de capital chino. Las reclamaciones de los mineros kirguizos que trabajan en ellos son las mismas que las exigidas a compañías mineras occidentales: mayor seguridad laboral, aumento de sueldos, mejor protección medioambiental y mayores inversiones en servicios sociales en las poblaciones que rodean los yacimientos.

A pesar de que el comportamiento de muchas de las compañías mineras extranjeras en Kirguizistán es muysimilar, en sus aspectos negativos, al de las empresas chinas, el nacionalismo y la xenofobia en el país se ha centrado especialmente en los inmigrantes del Imperio del Centro. La razón principal parece ser la creciente presencia de chinos en varios sectores económicos del país. En alguno de ellos, como en el transporte por carretera o el comercio de mercancías fabricadas en China, las ventajas competitivas de los chinos han motivado la aprobación de leyes proteccionistas redactadas ad hoc para contrarrestar esa superioridad

A pesar de las dificultades que afrontan algunas empresas chinas en el país, las autoridades de Pekín parecen haberse asegurado la casi total cooperación militar kirguiza a la hora de controlar la complicada frontera que comparten ambos Estados: Pekín quiere evitar que su vecino se convierta en un refugio seguro para los rebeldes uigures. A nivel geopolítico, Kirguizistán también es una pieza apetecible para otras potencias, como Estados Unidos. Las autoridades del país centroasiático han aprovechado en los últimos años esa relevancia para mejorar las contrapartidas que recibía el país por el uso de la base de Manas, clave en la intendencia estadounidense durante la invasión de Afganistán. El Parlamento kirguizo ya ha votado en contra de que el uso de la base se extienda más allá de julio de este año, y la progresiva retirada militar estadounidense lleva en marcha ya varios meses.

Ghana

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Un minero chino que acaba de volver de Ghana explica como suelen ser robados a punto de pistola en el país africano.

A principios de 2013, se conocía que las autoridades de Ghana habían deportado a unos 4.500 extranjeros, acusados de dedicarse a la minería ilegal. La mayoría de los deportados eran chinos dedicados a la extracción de oro: buena parte de las reservas de oro del país son extraídas en pequeñas explotaciones mineras, muchas de ellas ilegales. Varios miles de chinos –entre 10.000 y 50.000, según la fuente consultada– podrían estar viviendo y trabajando en Ghana, la inmensa mayoríasin registrarse legalmente. Las detenciones de chinos acusados de practicar la minería ilegal continuaron durante el primer semestre del 2013. Se estima que habrían llegado a Ghana unos 12.000 nacionales del gigante asiático, la mayoría procedentes de la provincia china de Shanglin, en el sureste.

Más allá de las políticas del Gobierno ghanés, los sentimientos hacia los chinos en este país africano sonambivalentes. Por una parte, les acusan de ser empleadores abusivos, que en sus labores mineras usan tóxicos que contaminan ríos y lagos. Por otro lado, se les reconoce que en ciertas zonas rurales han mejorado la economía de la zona, además de su labor como buenos comerciantes, facilitando el comercio de bienes diversos, incluidas las herramientas para proceder a la extracción del oro que abunda en el país. Ghana, que también cuenta con unas reservas de petróleo significativas, es el segundo país con más reservas de este metal precioso en el continente africano, tras Suráfrica. Todos esos recursos no parecen estar siendo bien gestionados: al menos si nos atenemos a la crecimiento deuda pública del país, en aumento, y que ya representa en torno al 49% de su PIB.

A su vez, los inmigrantes chinos que trabajan en Ghana se quejan de la corrupción de las autoridades. También de la inseguridad, con grupos armados dedicados a robarles el oro, algo que les ha obligado a desplazarse con escolta armada con fusiles semiautomáticos.

Las relaciones entre los gobiernos de Accra y Pekín parecen no haberse resentido mucho tras la deportación de nacionales chinos. Los créditos a bajo interés ofrecidos por China no han dejado de incrementarse en los últimos años, así como el intercambio comercial, que en los primeros nueve meses de 2013 alcanzó casi 4.000 millones de dólares. La ayuda económica y las relaciones comerciales se complementan con programas de becas patrocinados por el Imperio del Centro y el envío de personal sanitario chino.