Cuál es la mejor forma de valorar la capacidad de un país para hacer la guerra? Por lo visto, los sueldos son una buena pista. Los Estados que disfrutan de una mayor igualdad económica tienen más posibilidades de salir victoriosos de un conflicto que los menos igualitarios, según un reciente artículo de la revista británica Defence and Peace Economics (Economía de Paz y Defensa).

Tras examinar los resultados de 24 conflictos durante la segunda mitad del siglo xx, sus autores concluyeron que un 74% de las guerras las ganaron las naciones que gozaban de una distribución más equitativa de la riqueza. Después analizaron otros ochenta conflictos armados que tuvieron lugar desde 1816. Empleando textos históricos para determinar el grado de estratificación social, descubrieron que el bando socialmente más igualitario venció en el 80% de los casos.

La relación entre la destreza militar y la igualdad puede proceder de varios factores: la solidaridad militar de un Ejército popular, el hecho de que las Fuerzas Armadas de sociedades desiguales con frecuencia tienen que dedicar sus esfuerzos a aplastar a la oposición y la existencia, en esos países, de una quinta columna formada por los más pobres que pueden simpatizar con el enemigo.

Pero las pruebas de que los combatientes más iguales suelen triunfar complica la creencia de que las políticas económicas liberales deberían implicar la superioridad militar, sostiene James Galbraith, economista de la Universidad estadounidense de Texas, en Austin, y coautor del estudio. El moderno Israel, por ejemplo, ha experimentado un gran incremento de las desigualdades en los últimos años, lo que coincide, según Galbraith, con un brusco descenso de la efectividad de su Ejército, como pudo comprobarse en su indeciso enfrentamiento con Hezbolá en el verano de 2006.

“Cuanto más descuidemos los valores de igualdad y solidaridad social”, afirma Galbraith, “más se reflejará en dificultades a la hora de ganar un conflicto militar”. En otras palabras, lo mal que lo pase una nación en el campo de batalla puede depender simplemente de cuántos de sus ciudadanos lo pasan mal para llegar a final de mes