Malas noticias para quienes creían en un Internet que sortea prejuicios y restricciones religiosas. He aquí ImHalal.com, un nuevo buscador islámico que filtra los contenidos que pueden herir la sensibilidad de sus usuarios musulmanes.

 

Hoy, hasta los más ardientes ciberescépticos estarán de acuerdo en que la mayoría de las experiencias de Internet están definidas por Google; esté uno en El Cairo o en Caracas, lo más probable es que su navegación diaria por la Red comience con la sencilla página de inicio de este buscador. Lo que es todavía más extraordinario es que los usuarios de El Cairo y de Caracas tienen muchas posibilidades de obtener resultados parecidos para búsquedas similares; la taxonomía del conocimiento de Google, basada en enlaces, no deja mucho margen para las diferencias culturales.

Los chinos son tal vez los únicos que obtienen resultados diferentes, porque Google ha tenido que modificar aquello que muestra cuando los usuarios del gigante asiático buscan términos delicados como “democracia” o “derechos humanos”. Pero la política -como en el caso chino- no es el único factor que influye en los resultados de búsqueda. La cultura y, sobre todo, la religión, también pueden cambiar Internet de forma muy parecida a cómo han modificado las relaciones económicas. El ascenso de la banca islámica sin intereses, con arreglo a la tradición de la sharia (ley islámica), es un ejemplo: si los bancos pueden modificar sus prácticas de préstamo para acomodarse mejor a sus clientes, ¿por qué no van a poder hacerlo los motores de búsqueda?

Ése es el principio en el que se basa ImHalal.com, un nuevo buscador con sede en Holanda que supuestamente protege la sensibilidad de los musulmanes porque filtra los contenidos que se consideran haram (es decir, prohibidos) por el islam. En su forma básica, ImHalal.com mostrará advertencias a los usuarios antes de mostrar resultados haram.

Todo el contenido que aparece en ImHalal.com recibe una calificación haram de “uno”, “dos” o “tres”; a los usuarios se les advertirá que sus búsquedas pueden producir resultados con contenidos de nivel “uno” y “dos” y que ellos pueden decidir seguir adelante o no (la cerveza y el cerdo tienen “uno”, porque no se pueden consumir por Internet; una explicación interesante). El contenido calificado con "tres" -la pornografía, por ejemplo- quedará bloqueado automáticamente.

Lo más peculiar de este servicio es que, cuando las búsquedas de los usuarios tengan probabilidades de obtener resultados con calificaciones de “uno” y “dos”, se les pedirá que piensen en buscar términos que no generen el contenido ofensivo.

Habrá que ver si la idea de ImHalal tiene verdaderamente éxito en el mundo musulmán. A los ateos les puede sorprender que alguien quiera utilizar un buscador deliberadamente censurado cuando tiene a su disposición alternativas no censuradas. Pero las creencias religiosas no se prestan al análisis racional con facilidad, así que no es de extrañar. Por consiguiente, si ImHalal tiene éxito con los usuarios musulmanes, sería un nuevo golpe para las teorías ciberutópicas que predicen que vamos a vivir en una aldea global tolerante, en la que la tecnología y los nuevos medios ofrecerán una forma de sortear los prejuicios y las restricciones religiosas. Como demuestra la proliferación de sitios como ImHalal, la llegada de Internet puede fomentar -en vez de debilitar- el compromiso religioso de una persona.

 

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