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A la izquierda, un pueblo en el sur de Islandia, el Estado más pacífico del mundo, según el Índice de Paz Global 2015. A la derecha, la ciudad de Alepo, destruida por la guerra que asola Siria, el país más violento del planeta, según el mismo estudio. Joel Saget/AFP/Getty Images. Zein Alrifai/AFP/Getty Images

Los países más pacíficos y más violentos en cada una de las nueve regiones seleccionadas por el Índice de paz global 2015, estudio que define el grado de violencia de un país en función de 23 indicadores relacionados con los conflictos en curso, el nivel de seguridad y la militarización de cada Estado. 

 

Europa: Islandia / Turquía

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Europa sigue siendo la región más pacífica, y el mejor ejemplo lo da Islandia: es el país menos violento del mundo, el que menos porcentaje de su presupuesto dedica a la contención de la violencia, uno de los que menos conflictos domésticos o internacionales en curso presenta y el segundo más seguro después de Japón. Esta isla ostenta un elevadísimo índice de posesión de armas de fuego (se calcula que hay unas 90.000 en un país de sólo 300.000 habitantes), pero su alto nivel de igualdad socioeconómica ayuda a que no se utilicen inadecuadamente.

El Índice señala a Turquía como el país más violento de esta parte del mundo (ocupa el puesto 135 de un total de 162). Este Estado está muy mal situado en el indicador de conflictos domésticos o internacionales en curso, y también está en la parte baja de la tabla en lo que respecta a seguridad. A pesar de su creciente prominencia, o quizá en parte gracias a esa mayor estatura internacional, en Turquía se respira conflicto. En el ámbito interno, la polarización política entre el Gobierno islamista moderado, de claros desmanes autoritarios, y la oposición laico-atakurkiana, con presuntas conexiones militares conspiratorias, envenena el debate público. A su vez, el enfrentamiento entre el Estado y los kurdos, sujeta ahora a una frágil tregua, es un constante polvorín.

A Turquía le corresponde el tremendo papel de guardián de un vecindario en llamas, pues comparte frontera con Irak y con Siria y recibe (con un prudente cuentagotas) a los refugiados. La proximidad con estos conflictos incentiva la militarización y sume al país en un estado permanentemente cercano a la violencia.

 

Norteamérica: Canadá / Estados Unidos

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El Índice no incluye México, lo que contribuye a que la región sea la segunda mejor clasificada. Al norte, Canadá es el séptimo país más pacífico del planeta y el duodécimo más seguro, y presenta además uno de los más bajos costes de contención de la violencia en relación al tamaño de su economía. A pesar de la creciente amenaza del terrorismo islamista, de la que el mundo fue testigo tras el ataque al Parlamento nacional el año pasado, Canadá sigue caracterizándose por un grado de militarización comparativamente bajo y por una convivencia pacífica en su gran diversidad. Sin embargo, la amenaza islamista ya ha tenido consecuencias que apuntan a una mayor militarización; el país, de la mano de Estados Unidos, ha intensificado su papel en la misión contra EI.

Estados Unidos ocupa el puesto 94, en la media baja del Índice. En términos absolutos, su grado de militarización es el más alto del mundo y su presupuesto militar el más abultado. En términos relativos, es el cuarto país más militarizado del planeta, por detrás de Israel, Corea del Norte y Rusia. El rol estadounidense de policía del mundo deteriora sus índices de paz, pone al país aún más firmemente en el punto de mira del terrorismo internacional, encona la opinión pública y aviva el debate de con qué legitimidad (y con qué grado de eficacia) se justifica que EE UU se inmiscuya militarmente en contextos tan lejanos. Todo esto ha llevado a la Administración Obama a una obsesión con mantener al mínimo la presencia militar del país en conflictos foráneos.

Dentro de sus fronteras, Estados Unidos hace frente a una sociedad desigual y crispada en la que los homicidios han repuntado y en la que la conflictividad social ha aumentado como resultado de los abusos contra la población afroamericana y las crecientes revueltas originadas por estos hechos. Así, el gasto absoluto en prevención y gestión de homicidios en sus ciudades es también el más elevado del mundo, pero no por ello se ha puesto coto a la posesión de armas de fuego en manos privadas, ya que las restricciones, incluso contando con el beneplácito del Presidente, se enfrentan a fuertes intereses y garantías constitucionales.

 

Asia-Pacífico: Nueva Zelanda / Corea del Norte

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La región de Asia-Pacífico es la tercera más pacífica del mundo, a pesar de que las crecientes ambiciones militares chinas hayan provocado crecientes recelos (y adquisiciones de armamento) entre sus vecinos. En un extremo se sitúa Nueva Zelanda, el cuarto país más pacífico del planeta según el Índice, el menos corrupto según Transparencia Internacional y entre los diez que ostentan mayor grado de desarrollo humano, de acuerdo con Naciones Unidas. Nueva Zelanda está entre los 13 países menos militarizados, es el noveno más seguro y figura entre los 30 que menos gastan en contención de la violencia. En 2013, la criminalidad alcanzó el nivel más bajo de los últimos 29 años.

Las cosas son bien diferentes en Corea del Norte (puesto 153). El país más oscuro del mundo es también el más militarizado. Esto no se debe sólo al hecho de estar técnicamente en guerra con su vecino del sur, sino a la necesidad de sostener una dictadura de paranoia sin límites, en la que hasta el propio ministro de Defensa es ejecutado (con un misil). Esto ilustra el tremendo azote que representa un régimen que mantiene inmensos campos de concentración de inspiración estalinista y que recurre más que ningún otro a lo que el Índice denomina “terror político” (la violencia ejercida por el propio Estado). El país se encuentra también entre los cuatro que más dinero deben gastar en contención de la violencia (destina el 26% de su presupuesto a estos propósitos) y entre los veinte que presentan un mayor nivel de conflicto. Corea del Norte es motivo de preocupación global por sus intentos de desarrollar armamento nuclear.

 

Suramérica: Chile / Colombia

En América del Sur, las relaciones entre vecinos han mejorado y los conflictos internos que persisten se han aligerado en cierta medida, pero el aumento de la criminalidad, la inestabilidad política y la conflictividad social continúan siendo preocupantes, y el nivel de paz ha caído por debajo de la media global. La región es, no obstante, la cuarta más pacífica del mundo.

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Chile se ha convertido hace años en el alumno aventajado, sobre todo por su gestión económica. Pero sus méritos van mucho más allá de eso: es el país más pacífico de la región y el tercero menos conflictivo, lo que le sitúa entre los 30 más pacíficos del mundo, según el Índice. Tiene además la tasa de homicidios más baja de Suramérica (3,1 por cada 100.000 habitantes). El año pasado saltaron las alarmas al producirse un atentado terrorista en el metro de Santiago. Pero no se han registrado nuevos incidentes sustanciales de esa naturaleza, y hoy Chile figura como el tercer país del planeta con menos conflictividad interna e internacional.

Por el contrario, el Índice considera a Colombia como el país más violento de la región (puesto 146) y el décimo menos seguro del mundo.  El poderío del narcotráfico ha menguado, la tasa de homicidios es mucho más baja que la de Venezuela y el Ministerio de Defensa ha informado recientemente de que la del año pasado fue la más baja en 34 años. Pero nada de esto debería dar lugar a ninguna complacencia, puesto que Colombia es el noveno país con mayor nivel de homicidios por habitante.

El coste de contención de la violencia en relación al tamaño de la economía es también el noveno más alto del mundo, al llevarse por delante una cantidad equivalente al 18% del PIB. Los homicidios comunes representan la mayor parte de este ingente gasto, pero la guerra entre el Estado y las FARC multiplica el coste. Las negociaciones de paz pasan por un momento delicado, la violencia no ha cesado y el país agrupa al 23% de los desplazados internos de todo el mundo, una proporción sólo superada por Siria. El nivel de paz se resiente también por cuestiones como el terror político (en este caso, la violencia gubernamental contra los rebeldes).

 

Centroamérica y el Caribe: Costa Rica / México

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Es la quinta región más pacífica, pero los contrastes entre unos países y otros son notables. El mejor posicionado es Costa Rica, que ocupa el puesto 34 en el Índice. Esto es especialmente meritorio si tenemos en cuenta la violencia extrema que azota a algunos de sus vecinos: según Naciones Unidas, la tasa de homicidios de Costa Rica es de 8,5 por cada 100.000 habitantes, frente a los 90,4 de Honduras. Su posición de liderazgo pacífico en la región deriva no sólo de su tasa de homicidios comparativamente baja, sino de la ausencia de conflictividad sustancial en las relaciones con sus vecinos. Costa Rica carece de un Ejército formal y es uno de los seis países menos militarizados del mundo, así como el decimosexto menos conflictivo.

México, que aun siendo un país norteamericano, es incluido en el Índice dentro de la región centroamericana por compartir muchas de sus singularidades, es el Estado más violento de la región y ocupa el puesto 144, situándose además entre los 17 que presentan mayor nivel de conflicto. La preponderancia del narcotráfico, y sus acciones cada vez más violentas, han hecho que la tasa de homicidios (que es la decimoquinta más alta del mundo), se desboque, al crecer hasta un 64% con respecto al año pasado. Hoy, México es el sexto país del planeta que más gasta en contención de la violencia (el 10% del PIB nacional se destina a ese propósito). La respuesta a la fuerza de los cárteles es eminentemente militar y, por tanto, implica un mayor gasto en armamento.

 

África subsahariana: Mauricio / Sudán del Sur

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La paz en la región mejoró respecto al año pasado, pero el África subsahariana sigue siendo la cuarta región más violenta, sobre todo por la desastrosa situación en Sudán del Sur, República Democrática del Congo o Somalia. Lejos de ese escenario está Mauricio, el país más pacífico de la zona y el 25º del mundo. Este Estado insular se encuentra dentro de la mejor categoría del Índice: la de países con un muy alto nivel de paz. Se trata del cuarto país del mundo con menos conflictividad interna o externa, está relativamente poco militarizado y tiene la reputación de haber logrado una convivencia armoniosa entre las diversas etnias y religiones que componen su heterogénea población. A su vez, Mauricio cuenta con uno de los sistemas democráticos más sólidos de la zona y una economía diversificada. Toda una receta para la estabilidad.

En el extremo contrario se sitúa Sudán del Sur (el tercer país más violento, según el Índice). El Estado más joven del mundo lleva fracasando desde 2011 por culpa de la deslealtad política, la violencia tribal, el efecto desestabilizador de su vecino del norte, la codicia y sobre-dependencia que gravitan en torno al crudo, los conflictos territoriales y la pobreza extrema. La paz sigue perdiendo enteros: este año empeoró por tercera vez consecutiva.

La guerra civil entre los partidarios del presidente y su rival y antiguo adjunto Riek Machar sacude al país desde diciembre de 2013. Esto ha hecho que caigan varios indicadores: es el decimotercer país que más gasta en contención de la violencia en relación a su PIB, el cuarto con mayor nivel de conflicto y el quinto más inseguro. A su vez, el Gobierno ha tenido que intensificar el gasto militar, a pesar de las terribles necesidades del país, para seguir librando la guerra contra los rebeldes. El enfrentamiento armado ha hecho que aumente en un 17% el número de desplazados internos en el país, mientras que al vecino del norte, Sudán, se le acusa de azuzar el conflicto mediante el apoyo a grupos rebeldes.

 

Eurasia: Moldavia / Rusia

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La paz en esta región ha experimentado un ligero deterioro respecto al año pasado como consecuencia de la prorrogación del conflicto en Ucrania, y hoy el Índice la sitúa como la tercera más violenta del mundo. Incluso el país mejor situado, Moldavia, ocupa un puesto mediocre, el 70. Moldavia cuenta con un grado de militarización relativamente bajo, y se encuentra entre los 17 Estados del mundo con un menor gasto proporcional en contención de la violencia.

Pero la región se encuentra permeada por la violencia que emanan los movimientos geoestratégicos de Rusia, que cierra la clasificación regional y ocupa uno de los peores puestos de todo el Índice (152). Tras la anexión de Crimea, a Moscú se le acusa de financiar y respaldar con sus propios soldados a los rebeldes del este de Ucrania. Los esfuerzos rusos por dominar el entorno postsoviético le han llevado a una retórica crecientemente intimidatoria. Este discurso se apoya en hechos: es el tercer país más militarizado del mundo y también el tercero con mayor gasto total en contención de la violencia, tras EE UU y China.

 

Sur de Asia: Bután /Afganistán

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Es la segunda región más violenta del planeta, principalmente por la situación que atraviesan Afganistán y Pakistán. Sin embargo, esta parte del mundo cuenta también con un ejemplo único de paz: Bután, un pequeño reino del Himalaya que ha guardado celosamente sus tradiciones ancestrales. Es el decimoctavo país más pacífico del mundo, uno de los más seguros y el tercero menos militarizado. Frente a la beligerancia geoestratégica que caracteriza a los gigantes entre los que está encajonado (India y China), el país promueve medidores alternativos tales como la “Felicidad Nacional Bruta”.

Lo contrario sucede en Afganistán, el segundo país más violento del mundo, el tercero más inseguro y el sexto con mayor nivel de conflicto. La retirada de las tropas extranjeras ha llevado a un recrudecimiento del conflicto y ha coincidido con un aumento de los ataques terroristas. A medida que los efectivos internacionales se van, Afganistán tiene que suplir ese vacío con un incremento de su gasto militar (no en vano, es uno de los cinco países del mundo que más lo han aumentado); el gasto afgano en contención de la violencia es, después de Siria, el más alto del globo en relación al PIB (32%). La acción terrorista de los talibanes y grupos afines ha aumentado, y el que puede huye: el 22% de los refugiados de todo el mundo son afganos.

 

Oriente Medio y norte de África: Qatar / Siria

Es la región más violenta del mundo. La guerra abierta entre chiíes y suníes, el terrorismo anexionista del Estado Islámico, la inestabilidad tras las fracasadas primaveras árabes y el enquistado conflicto árabe-israelí le aseguran ese triste título.

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Nada de esto parece afectar a Qatar, al que el Índice sitúa entre los 30 más pacíficos del mundo y que es además el decimonoveno país más seguro. Este Estado del Golfo ha apostado además por un rol diplomático y pacificador muy superior al que podría sugerir su pequeño tamaño. Qatar es un mediador con los talibanes, pero se le acusa de un cierto papel desestabilizador en el vecindario, por ejemplo por apoyar a las milicias islámicas que disputan el poder gubernamental en Libia. A su vez, es el duodécimo país más militarizado del mundo, habiéndose apuntado a la carrera armamentística emprendida por los países del Golfo.

En Siria se concentran los grandes males de Oriente Medio. La colisión entre suníes y chiíes es más fuerte que en ningún otro país (con excepción de Irak). Ese conflicto religioso soterrado salió a flote tras el intento fracasado de derrocar a Bashar al Asad, lo que dio lugar a una guerra civil en la que han muerto decenas de miles de personas y que ha dejado un vacío de poder que ha sido llenado por el odio oportunista de EI.

Siria es hoy el país más violento del mundo, según el Índice. Los principales indicadores que miden su nivel de paz están en caída libre. El número de refugiados y desplazados internos por la contienda equivale a más del 40% de la población. El coste proporcional de intentar contener la violencia es el más alto del planeta y se lleva alrededor del 40% del PIB. Es el segundo país que más intensamente se ha militarizado en los últimos años, el más inseguro después de Irak y también el segundo que presenta un mayor nivel de conflicto doméstico y externo (el primero es, según el Índice, Pakistán). El acceso a armas de fuego ligeras por parte de la población es desmesuradamente sencillo, y las ramificaciones internacionales del conflicto son devastadoras.