Vista de Sarajevo, capital de Bosnia. Elvis Barukcic/AFP/Getty Images
Vista de Sarajevo, capital de Bosnia. Elvis Barukcic/AFP/Getty Images

Veinte años después de los Acuerdos de Dayton un repaso al relato vital bosnio a través de su cine.

"Oooh… šta ima?" ("Eeey… ¿qué hay?") Le dicen a uno cuando se encuentra con un conocido, por ejemplo, en la calle Ferhadija (Sarajevo): el korzo o gran paseo peatonal de Sarajevo (ver y ser visto). La exaltación del encuentro es un código más de los muchos que ofrece un mundo poliédrico que se expresa incluso a través de sus silencios. Una lista de cine para devolverle la generosidad de sus cafés, el gusto de sus dulces y el simbolismo de su carne a la brasa. Como dice uno de los antiguos integrantes del grupo de humor bosnio ya desaparecido Top lista nadrealista: "Nije sramota nemati, sramota je imati, a ne dijeliti"  (Vergüenza no es no tener, sino tener y no compartir):

Valterbrani Sarajevo (1972)

Si se trata de empezar fuerte: pues musculatura socialista. Todo tan duro como el hormigón armado de los monumentos partisanos repartidos por la orografía bosnia. Nunca un solo cartucho mató a tantos nazis. La lista es más amplia: Kozara (1962) o Sutjeska (1973). Toda sociedad necesita de sus héroes, de los que hacen pupa a los malos malísimos. Lo dice la banda de música Dubioza Kolektiv: "Volverá Walter, os va a joder a todos". Pundonor

Žena s krajolikom (1976/1989)

El guardabosques retrata mujeres desnudas, y las mujeres no le hacen ascos. Empieza el lío: los maridos se ponen nerviosos. Sin embargo, el talento de su director Ivica Matić consigue que la cosa no vaya ni de mujeres ni tampoco de sexo: el sentido del arte contra la cerrazón rural. Cine de pincel fino si detrás está la estética del filmógrafo Karpo Aćimović Godina. Ya lo dijo el insigne Emir Kusturica, que heredó su primer trabajo en TV de Matić: "Llevaría mejor la muerte si me enterraran con una copia de esta película". Emancipación

Miris dunja (1982)

"Si no estás de acuerdo, siempre puedes irte al bosque". Entre serbios, croatas, musulmanes o judíos, entre las callejuelas de la Baščarsija, entre aromas a leña y pan horneado también se revelan los aspectos más míseros de la existencia humana. Mustafa Nadarević personifica al inmoral, interesado y oportunista en tiempos de caos e injusticia. En el pozo de horrores y deslealtades que trajo la ocupación nazi, el más traidor se merece tocar fondo. Abuso

Flickr: Xiquinhosilva

Otac na službenom putu (1985)

El cine más inspirador de Emir Kusturica (la etapa bosnia) después de la confirmación con Sječaš li se Dolly Bell? (1981). Excelente elenco para retratar los difíciles equilibrios que hay entre ideología, pasión y familia cuando hablamos de Yugoslavia. Al final uno no sabe si se reniega más de Tito, de la amante despechada o del nepotismo; o de Stalin, la guapa de ojos azules o el cuñado burócrata. Visto así, no es difícil que las contradicciones yugoslavas atrofien la moral a cualquiera. Impulso

Dom za vešanje (1988)

Sin ser una película para entender Bosnia, apartado especial dentro de la filmografía de Emir Kusturica para Davor Dujmović, actor innato nacido en Sarajevo, fallecido demasiado joven. ¿Cómo expresar el desenfreno balcánico entre plumas de pavo, cristales rotos, poderes mágicos, la fiesta romaní de Đurđevdan (San Jorge) y una road movie desde el sur de Yugoslavia al norte de Italia? Combinando asombro e indiferencia en un solo gesto. Talento

Kuduz (1989)

Atrapado en las redes de su pulsión violenta, la infidelidad de su esposa y su debilidad: su hijastra. ¿Complicado, no? Nadie como el poeta y guionista Abdulá Sidran para profundizar en las habitaciones oscuras de la casa psicológica local. Lo hizo con Kusturica, y también con el realizador Ademir Kenović: crear personajes condenados por su propia naturaleza. De esta manera recibió al guionista el presidiario Junuz Kečo, personaje real en el que está basadala historia: "No puede el hombre luchar contra la fuerza cuando no la conoce y no la ve". Fatalismo hecho cine. Rabia

Gluvi barut (1990)

No hay músculo, cartílago y tendón que puedan expresar tanta tensión. Pongan a partisanos y četniks a repartir justicia durante la Segunda Guerra Mundial y descubrirán que algunos cortan la carne con cuchara. El medio rural tiene costumbres de hierro, y ahí no hay funcionario del poder público que trascienda. Cuando el Estado de derecho termina donde pastan mis ovejas. Triste y metafórico preludio de la guerra de los 90. Testarudez

Ovo malo duše (1991)

"La poca alma que tiene se la ha dado satán para que le fuera peor". Una reacción termita en forma de melancolía, traspasando cualquier membrana que proteja el alma. Sobre los sentimientos de un chaval condenado a sufrir la sevdah: esa emoción que desgarra, un amor que consume, añoranza por lo que no hubo y esa profunda insatisfacción que se proyecta hacia el horizonte sin soltar una sola lágrima. Melancolía

Praznik u Sarajevu (1991)

La crisis de valores yugoslava en versión bosnia, entre trapicheos, intrigas y excesos… tanto en casa como en la diáspora, hasta que pueda uno quedarse de noche sin zapatos en una comisaría de policía. Ruptura social entre la generación partisana, el periodo dorado (zlatno doba) y la crisis yugoslava. Ni tan felices ni odiándose. Convivir en Sarajevo tenía muchos más matices. Descomposición

Savršeni krug (1997)

Es difícil escribir sobre el cine bosnio y elegir un actor bandera. Si es por registros, uno puede decantarse por Mustafa Nadarević. La comicidad, el afecto y el desasosiego en el cruento paisaje del Sarajevo asediado. Entre francotiradores, explosiones y trincheras un artista y dos niños luchan por sobrevivir. Homenaje al extraordinario mundo artístico e intelectual sarajevita. Ternura

nomanslandEn tierra de nadie (Ničija zemlja, 2001)

"¿Quién empezó la guerra? ¡eh! ¿Quién? Dime ¿Quién?". La obra más reconocida de su director Danis Tanović y, también, del cine bosnio. Óscar a la mejor película extranjera, nos deja ese imponderable local donde el humor y la tragedia se combinan en fastuosa armonía. Metáfora del no papel de la comunidad internacional cuando el Tratado de Maastricht y la guerra fratricida en Bosnia eran distintas caras de una misma moneda europea. Complemento temático, la también sobresaliente Lepasela, lepo gore (1996). Contrariedad

Gori Vatra (2003)

"La guerra ha terminado". Corrupción, prostitución y crimen organizado… hasta aquí todo en orden. El problema viene cuando serbios y bosníacos tienen que hacer el papelón delante de Bill Clinton. Tan desternillante por momentos que la frontera entre el surrealismo (nadrealizam) y la cruda realidad solo la marcarían las volutas de un cigarrillo "Drina". Y, en eso, las divisiones étnicas no son tantas: entre broma y broma la verdad asoma. Perturbación

Kod Amidže Idriza (2004)

Pjer Žalica, solo un año después de Gori vatra, narra con delicadeza y buen gusto, tal como se elabora la pita y el burek, la soledad de los que pierden a un hijo en la guerra. Costumbrismo contra el dolor, misericordia (merhamet) vertida en una taza de café: la hospitalidad que cierra cualquier herida. Llegará un momento en el que el buen humor y la felicidad (ćeif) envolverán los corazones más atormentados, y es entonces cuando nos encontraremos con los ojos vidriosos de la actriz Semka Sokolović-Bertok. Decencia

GowestGo West (2005)

Milan y Ljubo son una pareja homosexual —uno serbio y elotro bosníaco— en los prolegómenos del asedio a Sarajevo. Ljubo no solo ocultará su origen musulmán, sino que también tendrá que hacerse pasar por mujer. Devastación y nacionalismo étnico, con un paisaje de barbas de varios días, grupos de música etno-folk, barbacoas al aire libre, ropa de deporte y armas de alto calibre. Su única salida escapar a Europa occidental, no solo como refugiados, sino con su condición sexual a cuestas, entre trincheras y demás trincheras. Dignidad

Grbavica (2006)

"Necesito 300 euros para la excursión de mi hija". El infinito sufrimiento que acompaña a una violación. Y no solo lo hace sola, sino con el fruto de aquel trauma: su hija Sara. Ganadora del Oso de Oro, testimonio poderosísimo contra la violación como arma de guerra. La realizadora Jasmina Žbanić retomaría el homenaje a las miles de mujeres violadas a través de los ojos de una turista con Za one koji ne mogu da govore (2013). ¿Cómo mirar hacia el pasado y cómo mirar al futuro sin olvidar a las víctimas? Cine comprometido, incomode a quien incomode. Alegato

Snijeg (2008)

Dolor familiar con el amargo sello de la viudedad y la orfandad, sin otro refugio que vivir solas haciendo mermelada de ciruelas. ¿Cómo llevar el luto y seguir adelante? A veces la respuesta se encuentra en lo buscado y, contradictoriamente, inesperado: un encuentro fortuito con el amor. Ante la amenaza de los nuevos tiempos, los primeros días de nieve para repensarnos. "No cae la nieve para cubrir la colina, sino para que las fieras dejen sus huellas". Dilema

Na putu (2010)

"No me doy la mano con mujeres". Jasmila Žbanić pone la cámara en la religión como salida a la crisis existencial. La paz en el interior en tiempos de desorden, zozobra y descomposición. Si la guerra es mala, también lo son las cicatrices infectadas de la postguerra. Representación inquietante del radicalismo religioso cuando atrapa a los más indefensos. El realizador Jasmin Duraković también abordaría la fe ante el caos mediante el retrato de un desminador en Sevdah za Karima(2010). Desorientación

Djeca (2010)

"Veo que Nedim no se educa en condiciones normales". Lucha denodada de Rahima por salvar a su familia:es decir, a su hermano. Estampa trágica de una generación aturdida sin referentes ni referencias ante la falta de integridad de la clase política, la desafectación del gigante administrativo y la lucha por conquistar la empatía. Sensibilidad filmográfica a cada instante, en cada encuadre. Vínculo

HalimasPathHalimin put (2010)

"La distancia aquí no se mide en kilómetros". Basada en hechos reales. Entre tanto dolor, maldad y desgracia, pues un análisis de sangre. La pérdida de dos seres queridos, divisiones étnicas, fosas comunes y los cuerpos por identificar no pueden superar el amor de una madre. Y ahí, justo ahí, ¿qué quiere que les diga? Se debería desactivar cualquier nacionalismo. Integridad

Epizoda u životu Berača Željeza (2013)

En formato documental con la distinguida firma de Danis Tanović. El personaje de Berač, miembro de la comunidad roma, tiene un corazón más pesado que los kilos de chatarra que lleva a pulso. Mensaje por la justicia y contra la deshumanización, pero en silencio, a base de determinación, dignidad y compañerismo cuando la desgracia se nos presenta en forma de monstruo burocrático. Entereza

Cómo explorar los espacios recónditos que esconden tantas esquinas entre paisajes abruptos, costumbres ancestrales, sentido del humor, pueblos recogidos, melancolía en las entrañas, secretos que presagian y grandes explosiones de afectividad… y de dolor? Un complemento es la buena literatura también llevada a la pantalla con Derviš i Smrt (1974), Buffet Titanik (1979) y Cirkus Columbia (2010). 20 años después de los Acuerdos de Dayton, cine con sensibilidad, poesía en forma de imágenes para entender el complejo relato vital bosnio. Cine y no solo cine: Bosnia y Herzegovina.