Agricultores, activistas de la seguridad alimentaria y cocineros promovieron el 16 de noviembre de 2017 un banquete frente al Teatro Municipal en el centro de Sao Paulo, Brasil, en rechazo a la propuesta, ya descartada, del alcalde João Doria de proporcionar farinata de alimentos próximos a vencer) para la población de bajos ingresos y los alumnos de las escuelas municipales. (Foto de Cris Faga/NurPhoto vía Getty Images)

La gastronomía se perfila como elemento catalizador y motor para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A mediados de septiembre Zamora, esa pequeña capital de provincia de la España vaciada (547 defunciones más que nacimientos en 2020, según el INE), lograba que pasearan entre sus iglesias románicas y su piedra de sillería, en torno a 300.000 visitantes, 5 veces su población habitual. Lo dicen los organizadores de Fromagô (queso en esperanto), la primera edición de una feria internacional del queso con vocación bianual. Un éxito de asistencia, según la Diputación, y de ventas de acuerdo con muchos productores que colgaron el cartel de “todo vendido” y se fueron “a hacer turismo”. Duró cuatro días y puso a disposición de los asistentes más de 1.200 tipos de queso de todo el mundo, conciertos, eventos culturales y demostraciones de cocina y conferencias. Además, presentó en sociedad otros productos de calidad de la región que maridan con los quesos: vinos de denominaciones de origen como los de la Tierra del Vino de Zamora, la harina tradicional (en forma de pan o dulces), el chorizo, las mieles o, incluso, los garbanzos de Fuentesaúco. Durante Fromagô también se difundieron historias de emprendimiento como la de Buleza, una cooperativa donde un grupo de amigos y miembros de la Asociación del Asno Zamorano-leonés (ASZAL) se ha empeñado en llevar la leche de burra a los hogares para mantener el futuro de la raza. La cadena alimentaria en su apogeo y un paradigma de cómo la gastronomía puede ser una pieza fundamental en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Algunos productores de queso zamorano, sin embargo, no estuvieron presentes, es el caso del Beato de Tábara, que perdió sus cabras en el incendio de la Sierra de la Culebra este verano, y lucha por mantener el negocio familiar. La miel de menta de Laura Fernández, platino en los London Honey Awards, se agotó en la feria: una buena noticia tras haber perdido en el mismo incendio gran parte de sus colmenas pero, sobre todo, tras perder los bosques en los que sus abejas libaban. Un desastre climático, económico y humano en el que ardieron 32.000 hectáreas: 20.000 de arbolado y matorral, casi 7.000 de pasto y otras 5.000 agrícolas. Murieron tres personas, un pastor, un brigadista y un vecino. El área se ha declarado zona catastrófica, lo que podría ayudar. Ecologistas y lugareños, sin embargo, denuncian que el terreno baldío estará pronto a disposición de las eólicas. ¿Qué será de los que viven de la recolección de las setas, que también estuvieron ...