Fue Estados Unidos el que inventó a la clase media y es el que la está aniquilando. ¿Hacia dónde se precipita el país? 

  • Traición al sueño americano
    Arianna Huffington
    320 páginas
    Taurus, Madrid, 2012

Cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca aseguró que implementaría medidas que impulsaran a la clase media estadounidense, pero hasta ahora la mayoría de los analistas coinciden en que no solo no se ha conseguido, sino que está mucho peor que antes. ¿Pueden o quieren, realmente, sus presidentes acabar con el sistema tan desequilibrado e injusto que opera EE UU? El país más rico y más poderoso del mundo se precipita, incuestionablemente, hacia lo que la presidenta de The Huffington Post, Arianna Huffington, llama los Estados Unidos del tercer mundo,

La línea se ha cruzado y la clase media estadounidense está en riesgo con tendencia a desaparecer si el Gobierno americano no toma medidas. La crisis económica ha expuesto al insostenible sistema económico mundial que Huffington asegura debe ser rediseñado, desde hace algún tiempo.

Una mirada analítica y muy crítica a la situación económica y social del país es el ingrediente principal del libro. Qué está pasando, cómo se ha llegado aquí, quién es el responsable y quién es el principal afectado. Pero lo más importante: qué se puede hacer para cambiarla. Traición al sueño americano es una llamada de atención que nos hace replantearnos todo el sistema en el que vivimos y la funcionalidad de éste.

El libro está dividido en cinco capítulos. A través de ellos se describen las causas por las que el país está lapidando a la clase media y por las que se están quebrantando los fundamentos de la democracia tal y como la conocemos. El uso de recortes económicos y sociales desproporcionados y, en ocasiones, innecesarios, aún aumentan más la crítica situación. Los bancos son señalados como los grandes responsables de la devastación del país, pero al mismo tiempo, son los principales beneficiarios de ésta.

Pesadilla en la calle mayor es el nombre del segundo capítulo del libro donde se analiza qué es la clase media en EE UU, de dónde viene y en qué estado agónico se encuentra. El americano medio está endeudado y sumergido en un sentimiento depresivo y de miedo que le impide prosperar y mejorar su situación, llegando incluso a la, denominada por Huffington, retórica de la rabia (un sentimiento de hastío generalizado). El modelo económico actual no hace sino enriquecer a los ricos y empobrecer al resto de ciudadanos que siguen teniendo que hacer frente a hipotecas y créditos desorbitados sin trabajo y sin dinero.

América está en ruinas. Esta es otra de las tesis defendidas en el libro. El país más rico del mundo se encuentra en un estado decrépito. La enfermedad asola a EE UU con unas infraestructuras obsoletas, una red eléctrica sobrecargada, tuberías que datan de la guerra civil, vías deterioradas e inaccesibles… Todos estos sectores están sometidos a un abandono apabullante que se está ignorando, sin considerar la posibilidad de que curarlo, más que parchearlo, implicaría crecimiento y reanimación de la economía. Pero sin lugar a dudas, el mayor descalabro es la deplorable situación de la educación pública de Estados Unidos. Y es que nada acelera más a un país al estatus de tercer mundo como no tener una población formada.

Pero hay que buscar responsables de lo que está sucediendo, y en esto se centra el capítulo cuarto. Aquí juega un papel crucial la descripción de cómo los lobbies están acabando con la democracia. Los políticos se han vendido al dinero que les proporcionan las empresas, los bancos y las agrupaciones a sus campañas políticas. El juego de favores en el que han entrado, dan prioridad a las deudas que tienen con sus compradores, en lugar de dársela a los ciudadanos. Así, las decisiones y las leyes se toman y se dictan según los intereses de unos pocos, que en la mayoría de los casos riñen con los de la clase media y por ende del país. Wall Street y las grandes compañías son las que realmente gobiernan EE UU, los políticos son meros títeres que escogen a los zorros como guardianes del gallinero.

Pero, ¿quién mato al sueño americano? Esta es la clave de todo el libro: la cura para salvar a EE UU. Enderezar a Wall Street, abogar por los medios que ejerzan de narradores de la verdad y planten cara a los dirigentes o dar rienda suelta al periodismo del ciudadano en la forma de Twitter o Facebook. Romper con los grandes bancos y acercarse a los bancos locales o cooperativas de crédito es otra solución para el estadounidense medio. Pero la regla número uno es abogar por el optimismo del ciudadano.

El error ha sido hacer del sector financiero la economía del país. Emplear el dinero del contribuyente en políticas equivocadas que no generan crecimiento es otro. EE UU debe reducir gastos que no estimulan la economía, como la desproporcionada e ineficaz partida que gasta en defensa.

Gran parte de las críticas y de la descripción que Huffington muestra en Traición al sueño americano podría trasladarse, con algunas diferencias, a Europa, en general, y a España, en particular, otra enferma, por ahora sin cura. Mientras que Europa siguió ávidamente este desarrollo estadounidense con la clase media como núcleo, e incluso fue más allá, y lo hizo de una forma más repartida y equilibrada que el modelo estadounidense, a través del llamado capitalismo social europeo, ahora, sigue el mismo trayecto que su maestro. Mientras, países como China, India o Brasil intentan crear un modelo de desarrollo basado en la clase media, aunque con muchas contradicciones y desequilibrios.

Arianna Huffington ha dado voz a la situación actual estadounidense y al ciudadano medio, que tiene que luchar contra unos bancos y unos políticos atrincherados en su burbuja de poder. Todos los datos y estadísticas muestran que EE UU necesita un cambio radical. Debe encaminarse a una vida más saludable y arreglar el sistema político y económico anticuado que tiene. Pero, es la propia clase media americana la que debe actuar sola y no esperar a que sean los políticos los que reaccionen.

Qué pasaría si dentro de unos años no pudiéramos hablar de la clase media, si solo existieran ricos y pobres. Y si, efectivamente, habláramos de los Estados Unidos del tercer mundo o la Europa del tercer mundo.