Las criptomonedas experimentaron durante el final del 2020 y buena parte del 2021 un crecimiento tan intenso que la capitalización total de este mercado en su conjunto llegó a superar con creces los dos billones de dólares (billones de los que tienen doce ceros, no los billions anglosajones, de tan sólo nueve ceros), una cifra que en la actualidad se ha reducido hasta poco más del billón de dólares, de los cuales aproximadamente cuatrocientos cuarenta y cuatro mil millones corresponden a bitcoin, casi doscientos mil millones a ethereum, y el resto, apenas otros cuatrocientos mil millones, se reparten entre un buen número de criptomonedas, entre las cuales se encuentran algunas tan conocidas como solana, cardano, xrp, tether, binance coin, etc.

Esta contracción de la capitalización del criptomercado ha sido la caída más brusca que han experimentado estos activos en su corto tiempo de vida, aunque es algo que también ocurre con otros activos financieros como el petróleo, de hecho no hay que olvidar que los futuros del WTI llegaron a cotizar en negativo durante el 2020, poco después de que comenzasen las medidas más estrictas del confinamiento. Sin embargo, a pesar de que las criptomonedas tienen grandes detractores, lo cierto es que incluso después de la caída de la cotización las criptomonedas podrían seguir avanzando en su adopción en buena parte del mundo.

Estados, ballenas y pequeños inversores

La adopción de las criptomonedas se ha acelerado mucho desde que a finales del 2017 el precio de bitcoin comenzase a crecer rápidamente llegando al entorno de los veinte mil dólares, cifra que el máximo histórico alcanzado durante el 2021 ha dejado en anécdota, pero que en su momento supuso que multitud de medios de comunicación de masas llevasen a sus titulares un activo que poco antes era conocido por una comunidad más bien reducida. Aún así, el hecho de que tanta gente conociese de pronto las criptomonedas con bitcoin a la cabeza y que no pocos se decidiesen a invertir viendo lo rápido que subía el precio supuso que en demasiados casos los nuevos inversores sufrieran una pérdida considerable de su inversión por haber entrado en el pico de la cotización o cerca de ella, ya que la caída del precio posterior llegó a ser superior al ochenta por ciento, lo que, al igual que el último desplome de la cotización, debe servir como advertencia ante cualquier tipo de inversión en general, y en el caso de invertir especulando con el precio de bitcoin a través de Plus500, dado que las criptomonedas son uno de los activos más volátiles que existen a pesar de su popularidad.

Una de las razones que pueden ayudar a explicar el éxito de las criptomonedas es la adopción de estos activos por parte de grandes inversores institucionales, conocidos como ballenas en alusión al tamaño de sus carteras, e incluso por parte de Estados como El Salvador (que está aprovechando la caída del precio para incrementar su reserva de bitcoin) y la República Centroafricana, que a pesar de ser pequeñas economías, la adopción por parte de sus autoridades de bitcoin como una divisa de curso legal no ha dejado de ser la rotura de una línea que podría ayudar a que otros países con mayor peso en la economía mundial se animen a equiparar al menos algunas criptomonedas a sus propias divisas nacionales, sobre todo si el experimento de estas dos naciones termina por salir bien, lo cual todavía está por ver.

Hasta el momento de que se produzca una hipotética adopción de las criptomonedas como monedas de curso legal por más Estados, el grueso de las criptomonedas más capitalizadas parecen encontrarse en manos de grandes tenedores como son los fondos institucionales (las ballenas), las cuales tienen un importante impacto en la cotización de las criptomonedas dependiendo de cómo actúen, por ejemplo haciendo caer el precio si se producen ventas masivas o haciéndolo subir al comprar o si se producen noticias potencialmente positivas, como la ley alemana del 2021 que permitía a sus fondos institucionales invertir hasta un veinte por ciento de su capital en criptomonedas, lo que supuso que se liberasen cientos de miles de millones de euros para invertir en este tipo de activos, algo que generó muchas expectativas entre algunos inversores.

El último tipo de inversores son los pequeños tenedores, que son millones a pesar de que poseen un porcentaje pequeño de las mismas, a pesar de lo cual juegan y jugarán un papel muy importante en caso de que las finanzas descentralizadas terminen por encontrar su lugar en la economía mundial.

Con la colaboración de Sofía Sofer.