¿Retirase o no retirarse? Las potencias occidentales saben que pronto no podrán asumir los costes políticos y económicos del conflicto, que tendrán que negociar con los talibanes y que probablemente la de Afganistán será una guerra sin victoria. A estas alturas, la cuestión parece ser cuándo y cómo salir de este embrollo de la manera más honrosa posible.

Dos entrevistas que muestran visiones diferentes sobre la estrategia, la guerra y el futuro de Afganistán. FP en español plantea las mismas dudas e incertidumbres a la coordinadora de la organización británica Stop the War, Lindsey German, y al profesor de política de la Universidad George Mason (EE UU) Mark Katz.

 

FP en español: ¿Una retirada de las tropas significaría que se ha perdido la guerra?

Lindsey German: Sería admitir que la guerra ha fracasado. Por esta razón, los gobiernos que participan en la ocupación se niegan a aprobar la retirada, diciendo que agravaría la situación. Afirman que las tropas están ayudando al pueblo afgano, pero en realidad la mayor parte del dinero de las principales potencias, que entra en Afganistán, se destina a los mandos militares u operaciones relacionadas con ellos (por ejemplo, la financiación de la policía y del Ejército afgano). El problema de este conflicto reside en que los británicos y Estados Unidos se encuentran en un dilema porque saben que no están ganando y que no puede ganar, pero admitirlo supondría una gran derrota para EE UU, incluso peor que la de Vietnam. Como no quieren reconocer su error, la solución es mantener las tropas, y de hecho, la guerra se ha intensificado por el reciente envío de más soldados.

Mark Katz: Una retirada de Afganistán puede suponer un fracaso para Occidente. Pero también hay otras opciones entre mantener (o aumentar) la actual intervención y una completa retirada. Por ejemplo, la comunidad internacional podría retirar la mayoría de sus tropas pero continuar apoyando al Ejecutivo de Kabul con armas, entrenamiento y otras ayudas. Por otra parte una reducción o retirada de tropas forzaría a los países vecinos a hacer frente, por ellos mismo, a los talibanes, o bien a arriesgarse a asumir las consecuencias en caso de no hacerlo.

 

FP: ¿Debe asumir la OTAN que no va a lograr la victoria?

L. G. Se ha hablado mucho de permanecer en Afganistán durante cinco, 15 o incluso 30 años más. Estar allí por tanto tiempo significa admitir el fracaso de la guerra, y que la ocupación sólo puede continuar sosteniéndose con un gran número de tropas y una administración colonial dirigida por Occidente. La OTAN debe saber que alargar la misión no va a brindar garantías de éxito, y que es políticamente inaceptable para muchos ciudadanos de Gran Bretaña y EE UU. Además acarreará  un gran número de muertes de soldados y privará a los afganos de su autonomía.

La OTAN debe saber que alargar la misión no va a brindar garantías de éxito

M. K. Muchos de los países de la Alianza están concluyendo que Afganistán es una guerra perdida. Quizás la fase actual lo sea. Pero así como la misión de la OTAN puede haberse alargado demasiado en Afganistán, la reducción o retirada de sus tropas podría llevar a los talibanes al poder en la región. A menudo, cuando los adversarios piensan que han ganado se vuelven arrogantes y eso les lleva a cometer errores que pueden ser aprovechados.

Hay un dicho popular que dice “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Una retirada, seguida de la expansión de los talibanes a lo largo del país, no sería el fin de la historia. La última vez que los radicales estuvieron en el poder (1996-2001), se granjearon muchos enemigos. Creo que de haber una nueva victoria podría suceder lo mismo. No son propensos a comportarse de forma moderada. En la medida en que vuelvan a gobernar erróneamente, les surgirán adversarios a escala local. Estados Unidos y la OTAN pueden ayudar a los enemigos de los talibanes para impedir que éstos se propaguen fuera de Afganistán -y con ello, Occidente podría hacerse cargo del corazón pastún en el sur del país.

 

FP: ¿Por qué la estrategia de la comunidad internacional no funciona en Afganistán?

L. G. Es uno de los países más pobres del mundo. Necesita desesperadamente una infraestructura moderna, agricultura y desarrollo. Pero en lugar ello, ha sufrido décadas de guerra, muchas lideradas por potencias extranjeras. La comunidad internacional ha planteado su  presencia durante los últimos 8 años y medio como una intervención humanitaria. Pero nada de esto ha sucedido. Mientras se continúe invirtiendo diez veces más en armas que en la reconstrucción del país, es más difícil que la OTAN, y a las potencias que la representan, se granjeen  el apoyo del pueblo afgano. La invasión y la ocupación nunca funcionan. La maquinaria militar está diseñada para conquistar, no para ayudar a la gente pobre. Se suele pensar que países como Gran Bretaña y EE UU son los que mejor saben qué se debe de hacer, y que ellos van a jugar un papel civilizador en la región; este argumento justifica su actitud colonizadora.

M. K. No debe de ser una sorpresa que la guerra en Afganistán esté fallando, considerando las intervenciones anteriores -la británica en 1840 y 1880, y la soviética en 1980- las cuales también fracasaron. Occidente quiere pensar que esta vez es diferente, porque la OTAN no quiere conquistar a los afganos sino ayudarlos. Pero es muy difícil ayudar a Afganistán, ya que es un Estado muy pobre y su gente carece de educación. Además, en la parte sur del país la pastunes piensan que en Kabul la OTAN patrocina a un Gobierno afgano dominado por los norteños (especialmente los uzbekos y tayikos), a los que guardan rencor. Por eso, son simpatizantes de los talibanes, ya que los ven como un frente de liberación de pastunes. A menos que esta etnia se integren plenamente en el Ejecutivo, es poco probable que cambien de opinión.

 

FP: ¿Es posible negociar con los talibanes?

L. G. No sólo es posible, sino que ya está sucediendo. En 2008 hubo negociaciones mediadas por Arabia Saudí. Ahora hay planes para sobornar a los talibanes moderados, para evitar que luchen contra las fuerzas de la OTAN. La verdad es que toda guerra termina con una negociación, y ésta no será una excepción. Pero la pregunta clave es: ¿cuántas personas morirán antes que esto suceda? En la actualidad, los talibanes se presentan como el mal, por lo que se envían más soldados para combatirlos, pero a la vez también se acercan a ellos para negociar. Esto demuestra la hipocresía de Gran Bretaña y otras potencias de la OTAN.

Por desagradable que pueda parecer, la OTAN debe negociar con los talibanes

M. K. Las insurgencias suelen finalizar no sólo con medios militares, sino también mediante negociaciones con los insurgentes, a fin de cooperar con aquellos que estén dispuestos a hacerlo y aislar a los que se nieguen.  En mi opinión, Afganistán, no es diferente. Por desagradable que pueda parecer, la OTAN debe negociar con los talibanes en algún momento. Pero muchos creen que estos no tienen incentivos para negociar si creen que están ganando. Sin embargo, sólo la oferta de negociar, puede ser útil en la división de sus propias filas y, por tanto, tiene que llevarse a cabo aunque las operaciones militares continúen en la región.

 

FP: ¿El único objetivo es acabar con el terrorismo, o hay otras razones detrás de la guerra?

L. G. No creo que el fin de la guerra sea acabar con el terrorismo. Si fuera su verdadera intención debería ser juzgada como el fracaso más grande de la historia. Más bien se trata de controlar la riqueza y el poder, razón por la cual los militares son indispensables. Estas intervenciones se hacen para deshacerse de los llamados Estados fallidos y crear regímenes neoliberales prooccidentales.

M. K. Creo que el objetivo principal de estadounidenses y británicos en Afganistán es derrotar a los terroristas, pero su presencia en Afganistán también acarrea consecuencias políticas internas a los Gobiernos de ambos países. Por un lado, la guerra es cada vez más impopular en Gran Bretaña y EE UU (como lo es en otros lugares). Pero mientras los ciudadanos de otros países de la OTAN no pueden culpar a su propio gobierno por el fracaso en Afganistán, los líderes estadounidenses y británicos podrían ser culpados por sus votantes. Entonces se genera un dilema para los dirigentes anglosajones; ya que permanecer en Afganistán es cada vez más impopular, pero tampoco quieren acarrear la responsabilidad de las consecuencias imprevisibles que traería una completa retirada.

 

FP: ¿Podría dibujar el futuro escenario en Afganistán?

L. G. EE UU es una potencia económica en declive, pero es indiscutible desde el punto de vista militar. Necesita aumentar cada vez más su poder militar para compensar su descenso económico, lo que llevará a situaciones peligrosas e inestables y propagará guerras en otros Estados fallido, tales como Yemen, Somalia e Irán.

M. K. Lo que creo que va a ocurrir es que Estados Unidos y la OTAN comenzarán el retiro de tropas en 2011, porque los costos políticos internos en EE UU, Europa y Canadá de permanecer superarán los de la retirada. En ese punto, tendremos que pensar en cómo ayudar a los afganos a ayudarse a sí mismos.

 

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