
Fueron esclavos hasta 1952, pero la discriminación y el racismo perdura hasta hoy, aunque con el Gobierno de Evo Morales han ganado cierto reconocimiento institucional. ¿Quiénes son y cómo viven los afrodescendientes bolivianos?
Tras una larga historia de discriminación, los afrodescendientes bolivianos han decidido reivindicar sus derechos, sin perder la memoria de la esclavitud, pero pidiendo, también, la riqueza y la alegría de unas raíces africanas que fueron sistemáticamente invisiblizadas en el país. Hasta 2012, los censos del Estado boliviano los ignoraban. Desde la llegada de Evo Morales a la presidencia del país, la situación ha mejorado para ellos: han visto cómo un afroboliviano llegaba al Congreso y han sido incluidos en la Constitución de 2009. Sin embargo, son todavía muchos los retos que tienen por delante.
La suya es una historia de resistencia. Los africanos que arribaron a la actual Bolivia desde países como Senegal y Congo, para ser esclavizados y trabajar en las minas de plata de Potosí, debieron enfrentar no sólo el trato inhumano de los colonizadores blancos y el duro trabajo en las minas, sino el frío y la altura de 4.200 metros sobre el nivel del mar que tan diferente era de sus latitudes tropicales. Cuando la producción minera comenzó a decaer, se los llevaron hacia las yungas o valles cálidos de La Paz, donde tuvieron que aprender a cultivar la hoja de coca.
En 1826 se abolió la esclavitud, pero la presión de los terratenientes hacenderos fue tal que fue restituida hasta su definitiva abolición, el 23 de septiembre de 1851; sin embargo, los hacenderos continuaron explotándoles como esclavos hasta que, ya en 1952, se eliminó el trabajo gratuito y la servidumbre. Sí permanecieron la discriminación, el racismo y la pobreza de los más necesitados en el país más pobre de América del Sur.
Hoy, los afrobolivianos son algo más de 16 mil personas, según el censo de 2012, aunque hay quien piensa que son bastantes más, y habitan mayoritariamente en las yungas del departamento de La Paz; si bien la pobreza en estas comunidades rurales ha obligado a buena parte de ellos a emigrar a la capital o a ciudades como Cochabamba o Sucre.
Las comunidades “yungueras” viven, como antaño, del cultivo de la hoja de coca, café, frutas tropicales y cítricos. Habitan en uno de los territorios más fértiles del país, y sin embargo no han logrado salir del círculo de la pobreza que les impide, por ejemplo, pagar el transporte para desplazarse a mercados en los que vender sus productos. Han asimilado en parte la cultura indígena aymara, sobre todo en la zona denomiada Sud Yungas, donde el mestizaje es mayor; en el área Nor Yungas hablan todavía un español muy influenciado por las lenguas africanas. También conservan un conocimiento ancestral de las plantas medicinales, así como ricas manifestaciones ...
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