Un cartel de Daesh en la ciudad de Faluya después de que ésta fuera recuperada por el Ejército iraquí. (Haidar Mohammed Ali/AFP/Getty Images)
Un cartel de Daesh en la ciudad de Faluya después de que ésta fuera recuperada por el Ejército iraquí. (Haidar Mohammed Ali/AFP/Getty Images)

El éxito de la campaña de propaganda de Daesh no puede entenderse sin la importancia y actividad del portavoz de la organización y emir de Comunicación, recién abatido por la Coalición Internacional, y cuyo legado revolucionará el discurso de los grupos terroristas modernos.

“Aprendió a recitar el Corán de memoria siendo apenas un niño y desde los 20 supo que quería ser yihadista”. Pero no uno cualquiera, Taha Subhi Falaha, más conocido como Abu Mohamed al Adnani, fue ante todo un visionario del terror. Su muerte debe considerarse, pues, como uno de los golpes más duros que haya encajado nunca el autodenominado Estado Islámico. No en vano, se trataba de una pieza fundamental en el engranaje de la organización terrorista. Como ejemplo, un detalle bien revelador. El propio Daesh se refería a él como “Al Quraishi”, es decir, aquel de la misma tribu que Mahoma, una condición sine qua non para ser candidato a Califa, lo que sugiere que Al Adnani estaría en las quinielas para sustituir, llegado el momento, bien por muerte bien por incapacidad, a Abu Bakr al Baghdadi, el líder actual. No es de extrañar, pues, que EE UU y Rusia se peleen por adjudicarse la caída del “perro de presa” yihadista.

Pero más allá de su peso jerárquico, Al Adnani no era sólo el responsable último de la Emni (una rama de Daesh que entrena y adoctrina futuros terroristas para posteriormente enviarlos a Occidente para perpetrar atentados), sino también el portavoz y el emir de Comunicación del Califato, cuya propaganda del terror ha marcado un antes y un después en la historia del terrorismo moderno. Su actividad en esta parcela ha sido tan intensa y exhaustiva como revolucionaria, amén de efectiva. Y es que si a día de hoy se reconoce al instante la iconografía y la factura de los contenidos audiovisuales de Daesh (como por ejemplo, los infames monos naranjas, los verdugos embozados en negro, la música característica, etcétera), el ‘mérito’ se le debe atribuir a Al Adnani y su equipo de profesionales. Un equipo formado por periodistas, informáticos, montadores, cámaras, y más, todos, en su mayoría, con reconocida formación académica en centros de estudio superiores europeos y de Oriente Medio. Ese saber hacer, unido al aprovechamiento de una logística puntera, ha provocado el nacimiento del sello característico de la comunicación de los yihadistas. Tanto es así, que la mismísima Al Qaeda ha copiado la misma iconografía para sus vídeos.

El terrorista nacido en la septentrional ciudad siria de Binnish en el 77, llegó a interpretar como nadie la importancia de la comunicación, la propaganda y la narrativa audiovisual al servicio del terror, de ahí que muchos analistas lo llamasen el “Goebbels yihadista”. Al Adnani diseñó con extraordinaria capacidad tanto la producción de material yihadistas como su posterior distribución, llegando a alcanzar, en su mejor momento, ...