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10. Angela Merkel
por dirigir Europa a través de la recesión con una determinación teutónica.
Canciller| Alemania.

En plena crisis financiera, cuando la mayoría de los dirigentes políticos estaban buscando sus ejemplares de Keynes, Angela Merkel prefirió citar una fuente de sabiduría menos previsible: “El ama de casa suaba -famosa por lo ser ahorradora- es el modelo para la economía mundial”, dijo. A juzgar por los resultados, la frugalidad de Merkel merece crédito. Por consiguiente, cuando Grecia insinuó hace unos meses que tal vez iba a necesitar ayuda para pagar sus deudas, Merkel no se sintió inclinada a contribuir.

Sin embargo, la férrea determinación de Merkel está suavizada por el pragmatismo: al final, reconoció que era necesario rescatar a los países europeos endeudados, aunque se aseguró de que la solución, que costó un billón de dólares, respetase, al menos en parte, los principios alemanes.

Merkel tiene esa misma actitud firme en su propio país. Después de reconocer la necesidad de medidas de estímulo en 2008 y 2009, este año insistió en progresar hacia un presupuesto equilibrado. A juzgar por los resultados, su frugalidad parece haber salido bien parada en comparación con el déficit público ortodoxo: Alemania tuvo un crecimiento sin precedentes en el segundo trimestre de 2010, y su tasa de desempleo se encuentra en el nivel más bajo desde 1992. Después de todo, Keynes quizá tendría algo que aprender de la hausfrau alemana.