Soldados del ejército de defensa de Nagorno Karabaj usan la artillería contra las fuerzas azerbaiyanas, abril de 2016. Vahram Baghdasaryan/AFP/Getty Images
Soldados del ejército de defensa de Nagorno Karabaj usan la artillería contra las fuerzas azerbaiyanas, abril de 2016. Vahram Baghdasaryan/AFP/Getty Images

La reactivación de las hostilidades en el enclave disputado por Azerbaiyán y Armenia podría poner en peligro la estabilidad no solo del Cáucaso sino de toda Europa. ¿Cómo evitarlo? He aquí las principales líneas de acción para tener la situación bajo control.

Los peores combates habidos en la Línea de Contacto (LoC) en torno a Nagorno-Karabaj desde el alto el fuego de 1994 parecen haber remitido con el cese de hostilidades anunciado el 5 de abril. Si Azerbaiyán conserva el territorio ganado y mantiene los avances tácticos conseguidos, el presidente Ilham Alíyev podría proclamar un cambio importante en la situación del conflicto; sin embargo, Armenia tiene fuertes alicientes para impedirlo y demostrar su capacidad de rechazar cualquier ataque del país vecino. Aunque el alto el fuego se consolide, existe un grave peligro de que la lucha se reanude de forma periódica, tanto para modificar el statu quo como para capturar la atención de los medios diplomáticos.

Hasta la fecha existen pocas informaciones fiables sobre las causas inmediatas de este brote, las bajas causadas y los cambios en la disposición táctica de las respectivas fuerzas. No obstante, las declaraciones procedentes de Bakú y Yereván dejan claros los peligros si la situación no se tranquiliza cuanto antes. El ministro de defensa de Azerbaiyán ha amenazado con que, si “[los separatistas] no dejan de bombardear nuestros asentamientos”, sus tropas atacarán Stepanakert (50.000 habitantes), la capital de la región de mayoría armenia en disputa, que pertenecía a la república azerbaiyana en la época soviética y hoy es parte oficial del Azerbaiyán independiente. Las autoridades de facto de Nagorno-Karabaj prometieron una “reacción demoledora” al ataque, y el presidente Serch Sargysan de Armenia dijo que la prolongación de los combates podría desencadenar una guerra a gran escala que “afectaría a la seguridad y la estabilidad del Cáucaso sur y de Europa en general”.

 

No puede haber acuerdo sostenible por medios militares

Aparte de la pérdida de vidas humanas −militares y civiles− y la destrucción de bienes y costoso material militar, la consecuencia inmediata será probablemente una mayor conciencia de las posibilidades de que se produzca una escalada en el conflicto de Nagorno-Karabaj. Y el resultado podría acabar siendo mucho más peligroso que la guerra que estalló inmediatamente después de la caída de la Unión Soviética.

La carrera de armamentos entre Azerbaiyán y Armenia aumenta aún más el riesgo y empuja a pensar en la opción militar como alternativa a un acuerdo pacífico. Los combates de los últimos días deben situarse en el contexto de los cálculos estratégicos sobre la necesidad de obtener victorias como sea, por medios diplomáticos o militares. A pesar de la gran modernización del Ejército realizada por Bakú en años recientes, existía la opinión general de que Azerbaiyán era todavía incapaz de llevar a cabo grandes operaciones combinadas. Sin embargo, da la impresión de que el éxito de sus ataques en ...