
La invasión rusa de Ucrania está generando un nuevo juego de alianzas para poder así garantizar el suministro de energía. Este nuevo contexto geopolítico podría representar una gran oportunidad para Argelia siempre y cuando sea capaz de llevar a cabo cambios fundamentales en su política económica y energética.
Ahora que Europa se esfuerza por diversificar sus proveedores de gas, hay muchos países que van sumándose a la lista de posibles socios: desde pesos pesados como Australia, Catar y Estados Unidos hasta otros importantes como Azerbaiyán, Egipto, Libia y Argelia. El posible papel de este último país se ve reforzado por la existencia de tres gasoductos submarinos que ya lo conectan con la Península Ibérica e Italia. Al menos dos de ellos, el Pedro Durán Farell, que une Argelia con España y Portugal a través de Marruecos (cerrado desde el 1 de noviembre por las tensiones cada vez mayores entre Argelia y Marruecos) y el Enrico Mattei, que une Argelia con Italia a través de Túnez, están infrautilizados. El segundo, también conocido como TransMed, transporta 22.000 millones de metros cúbicos al año, un 30% por debajo de su capacidad real. El gasoducto Medgas, que une Argelia directamente con España, transporta 8.000 millones de metros cúbicos al año.
Si en los próximos meses y años la Unión Europea decide comprar más gas a Argelia, junto a otros proveedores extranjeros, habrá que responder tres preguntas: ¿es Argelia, históricamente, un proveedor fiable para los clientes occidentales?, ¿tiene grandes reservas?, ¿y la capacidad de garantizar un mayor volumen de exportaciones de gas en el futuro?
La respuesta a la primera pregunta es que Argelia exporta gas desde 1964 y siempre ha respetado escrupulosamente sus contratos. Shell inventó el gas natural licuado en Argelia entre 1961 y 1964, año en el que se hizo el envío del primer cargamento argelino al Reino Unido. Más de medio siglo después, la empresa estatal argelina de petróleo y gas Sonatrach vende gas a Grecia, Turquía, Italia, Francia, Reino Unido y Bélgica. E incluso Alemania, por primera vez desde que se apartó de los contratos de GNL que había firmado con Sonatrach en 1978 —por motivos que todavía hoy desconocen los negociadores argelinos—, muestra su interés por el gas de este país. Ni las disputas comerciales que necesitaron arbitraje internacional ni la guerra civil de los 90 han perjudicado la fiabilidad de Sonatrach.
En cuanto a la segunda pregunta, conocer el volumen exacto de las reservas de petróleo y gas de cualquier país es bastante difícil. Lo que sí sabemos es que al menos la mitad de la masa terrestre del Estado más grande de África está todavía por explorar; que algunas zonas se exploraron hace años y que es muy posible que las técnicas modernas puedan aumentar las reservas conocidas. Además, ...
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