Reunión del Presidente Armenio, Nikol Pashinyan, con el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel en Bruselas. (EU Council/Anadolu Agency via Getty Images)

Las relaciones políticas y económicas de Armenia y la Unión Europea, entre las posibilidades y los límites.

El 2021 podría representar para la República de Armenia el comienzo, aunque paulatino, de un mayor acercamiento a la Unión Europea. Y lo es porque este año ha entrado en vigor el Acuerdo de Asociación Global y Reforzado (CEPA, por sus siglas en inglés). Esto sucede en un momento político en el que el primer ministro, Nikol Pashinián, se ve reforzado tras vencer con una amplia mayoría en las elecciones anticipadas de junio 2021, convocadas después de su aparente pérdida de popularidad después de que la República de Azerbaiyán ganara territorios a Armenia en Alto Karabaj tras la escalada del conflicto que tuvo lugar en otoño de 2020.

 

Entre Oriente y Occidente

No cabe duda de que el gran aliado de Armenia en la región es la Federación Rusa, donde reside la mayor comunidad de armenios fuera de sus fronteras. Aunque no existen datos fiables, se estima que hay hasta 2,5 millones de armenios este país. Por contextualizar, 3 millones viven en Armenia y esta cifra se superaría hasta tres veces por la población de armenios que viven fuera. En la UE, Francia acoge, con diferencia, a la mayor comunidad armenia (alrededor de 650.000 armenios), seguida por Alemania (unos 55.000), España (45.000) Bulgaria y Grecia (30.000).

Ereván y Moscú firmaron en 2000 una declaración para fortalecer la colaboración en todos los ámbitos y garantizar la seguridad y la paz en el Cáucaso. Rusia copreside, junto con Estados Unidos y Francia, el Grupo de Minsk de la OSCE para buscar soluciones al conflicto de Alto Karabaj. La colaboración militar entre Armenia y Rusia llega hasta el punto de que guardias de frontera rusos vigilan la frontera armenia con Turquía y con Irán, y la presencia rusa en el país caucásico se ha reforzado tras la escalada del conflicto de 2020. La relación de Ereván con Bruselas no puede hacerse a espaldas del Kremlin, ya que Rusia es el primer inversor extranjero en la economía armenia, lo que explica que el gobierno de Ereván, en septiembre de 2013, sucumbiera a las presiones y no firmara el Acuerdo de Asociación con la UE, que incluía un acuerdo de libre comercio de alcance amplio y profundo (AA/DCFTA). En cambio, decidió formar parte de la Unión Económica Euroasiática (EEU), promovida por Moscú, a la que también pertenecen Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán.

A pesar de ello, la Unión Europea y Armenia continuaron el diálogo bilateral a nivel político y comercial, centrándose en áreas compatibles con las nuevas obligaciones armenias con respecto a la EEU. En 2015 comenzaron las negociaciones de cara a un nuevo acuerdo vinculante, cuyo fruto fue el nuevo Acuerdo de Asociación Global y Reforzado (CEPA), firmado en 2017, y que ha entrado completamente en vigor en marzo de 2021. El CEPA, que reemplaza al Acuerdo de Asociación y Cooperación UE-Armenia (1999), desempeña un papel importante para la modernización del país, en particular mediante la aproximación legislativa a las normas de la Unión, lo que incluye reformas sobre el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos, sobre todo en lo referente a un sistema judicial independiente, eficiente y responsable. Proporciona también un marco de colaboración en otros ámbitos como la creación de empleo y las oportunidades empresariales, la seguridad pública, el medio ambiente, así como la educación y la investigación.

Esta agenda bilateral contribuye, asimismo, al objetivo general de la UE de profundizar y reforzar sus relaciones con los países de su vecindad en el Este a través del marco de la Asociación Oriental, dimensión específica de la Política europea de vecindad (PEV), lanzada en 2009 para fortalecer las relaciones de la UE con Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania, y apoyar sus respectivos procesos de reformas para conseguir el mayor grado posible de integración económica.

 

¿Es la Unión Europea un objetivo real?

El actual primer ministro, Nikol Pashinián, votó en 2013, desde la oposición, en contra de que Armenia se uniera a la Unión Económica Euroasiática, alegando que suponía una amenaza para la seguridad y la soberanía del país. De hecho, su partido, Contrato Civil, apostaba por un acercamiento a la UE. Además, afirmó que “la Federación Rusa no puede considerarse un garante real de la seguridad de Armenia”. Pashinián se define como “proarmenio”, reflejando con ello un nacionalismo sin retratarse como ni a favor de Occidente ni de Rusia. El espíritu de supervivencia que ha arrastrado Armenia a través de su historia y el temor a fuertes influencias externas llevan al Primer Ministro a apostar por una sólida defensa de la soberanía armenia, sin querer comprometerse con alianzas que supongan cesión de la soberanía nacional. Pero también ha adoptado posiciones movido por una cierta improvisación política: antes de las elecciones de 2018, donde Pashinián resultó vencedor, su partido apostaba por un acercamiento a la UE. Sin embargo, tras los comicios, apoyó la pertenencia de Armenia a la EEU. En definitiva, el Ejecutivo apuesta por una posición en la que no deba elegir entre Oriente u Occidente. No pretende una integración en la UE, algo que tampoco contempla Bruselas, sino una cooperación a la carta, es decir, sobre los asuntos que más interesan como, por ejemplo, la eliminación de visados para la Zona Schengen. Una mayor vinculación con la UE, por ejemplo, a través de un acuerdo de libre comercio, como se quiso incluir en el Acuerdo de Asociación que no se llegó a firmar en 2013, implicaría retirarse de la Unión Económica Euroasiática, algo que no está encima de la mesa actualmente por las represalias que pudiera tomar Moscú.

Tras la reciente pérdida de territorios en Alto Karabaj, Armenia se ve humillada, y Rusia es el único país en la región en el que puede ver cierta protección y cuya presencia en Armenia se prolongará sine die. Los armenios sienten que por sus propios medios no pueden proteger la supervivencia de la nación, de ahí que vean en Moscú su gran aliado. Sin embargo, para el Kremlin, tanto Armenia como Azerbaiyán son vistos como sus socios por el interés geoestratégico de la región en torno a los yacimientos de gas y petróleo del Mar Caspio. Además, Rusia suministra armamento a ambos Estados para controlar las capacidades armamentísticas de estos países caucásicos, por lo que Moscú se mantuvo neutral en la última escalada del conflicto en 2020.

 

¿Puede la UE contribuir a la gestión de crisis y al progreso de Armenia?

Puesto de control militar en la línea de contacto en la frontera entre Azerbaiyán y Armenia (Gavriil Grigorov via Getty Images)

La Unión Europea tiene gran interés en que el Cáucaso Sur se mantenga como una región estable políticamente y próspera en términos económicos. Hoy en día, el conflicto de Alto Karabaj es foco de inestabilidad regional y representa un obstáculo para el desarrollo socioeconómico de Armenia. ¿Por qué? En primer lugar, el comercio, debido a las fronteras terrestres cerradas con Turquía y Azerbaiyán, se ve dificultado por la escasez en el intercambio de productos entre países vecinos, lo cual perjudica también a la creación de empleo y a la generación de ingresos. Una hipotética solución al conflicto de Alto Karabaj facilitaría una normalización no solo de las relaciones de Ereván con Bakú, sino también con Ankara. Esto podría añadir una nueva red de gasoductos y oleoductos desde el Caspio hacia Europa. Actualmente, el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan, el segundo mayor del mundo, lo que hace es reforzar las relaciones entre Azerbaiyán y Turquía, aislando aún más a Armenia, a pesar de ser una ruta más larga que si dicho oleoducto transitara a través de territorio armenio, con las pérdidas económicas que supone para Ereván la falta de cuotas de tránsito, y que sí recibe Georgia (estimadas en 62,5 millones de dólares por año).

El Grupo de Minsk de la OSCE es un medio a través del cual la UE puede mediar para establecer la paz en el territorio. Los miembros europeos permanentes del grupo son, además de Francia, que ostenta la copresidencia, Alemania, Italia, Suecia y Finlandia. La UE también cuenta con un representante especial de la UE para el Cáucaso Sur y la crisis en Georgia para promover la cooperación regional y contribuir a un arreglo pacífico del conflicto de Alto Karabaj.

En el marco de un conflicto, fomentar la confianza entre la población de ambas partes es un paso clave en su solución. De ahí que la UE haya financiado iniciativas para fomentar el entendimiento y la confianza entre ambos países, y haya concedido becas para que actores de la sociedad civil contribuyan a establecer puentes en la grieta causada por el conflicto armenio-azerbaiyano a través de iniciativas bilaterales o multilaterales para la construcción de la paz.

Europa puede representar una gran oportunidad para el progreso de Armenia. La UE ha intensificado su apoyo y casi ha duplicado su asignación anual en subvenciones hasta los 65 millones de euros anuales en 2019 y 2020 para respaldar la agenda de reformas del Gobierno armenio, el desarrollo del sector privado, el capital humano y las regiones. Además, según datos de la Comisión Europea, se han invertido desde 2014 más de 1.000 millones de euros en forma de préstamos y subvenciones en los sectores de la energía, agricultura y transporte.

Cabe destacar que la UE sigue siendo el principal mercado de exportación e importación de Armenia y una de las mayores fuentes de flujo neto de inversión extranjera directa en la economía del país. Además, las empresas con capital de los Estados Miembros de la UE se encuentran entre los mayores inversores y empleadores en el país caucásico. Los exportadores armenios siguen beneficiándose de la preferencia comercial ofrecida por la Unión en el marco del Sistema de Preferencias Generalizadas (GSP+, por sus siglas en inglés). De hecho, las exportaciones armenias a la UE en el marco del GSP+ aumentaron de 108 millones de euros en 2016 a 197 millones de euros en 2019.

Invertir en el futuro es clave para toda sociedad, y eso pasa por compartir conocimiento y experiencias. De ahí que la UE proporcione a las empresas armenias acceso a los conocimientos y a la financiación, así como apoyo a la exportación a nuevos mercados, a través de la iniciativa EU4Business. Digitalizar una sociedad y su economía es una de las necesidades de hoy en día para cualquier Estado, y Armenia tiene mucho margen de mejora en este sentido. De ahí que el Gobierno del país haya adoptado este año su Estrategia de Digitalización, que prevé la transformación digital de la Administración, la economía y la sociedad mediante tecnologías innovadoras, la ciberseguridad, la política de datos, los servicios y sistemas de administración electrónica, etcétera. Dos terceras partes de la población armenia utilizan Internet (datos de 2021), incrementándose 5,6% en el último año, y cuenta con una penetración de 68,2%.

 

Sin rumbo definido

Por supuesto, aún queda camino por recorrer, ya que Armenia cuenta por delante con gran margen para poder seguir estrechando las relaciones con la UE y mejorar en cuestiones que son prioridad en Bruselas, como es la revolución digital y la transición ecológica. Hay muchos factores en juego y muchos frentes por resolver. Lo que está claro es que a todos los actores implicados directa o indirectamente les conviene la estabilidad y prosperidad en una zona geoestratégicamente valiosa como es el Cáucaso. Armenia estrechará algunos lazos con la Unión Europea, pero, mientras el presidente ruso, Vladímir Putin, siga liderando Rusia, no se prevén movimientos que desvinculen a Ereván del Kremlin, ya que Moscú depende la supervivencia de la nación armenia a corto y medio plazo.