El continente asiático nunca ha sido un paraíso de la libertad de expresión, pero muchos países, especialmente del Sureste Asiático, están endureciendo sus políticas de censura.

Activista tailandés que lleva una máscara que dice "Freedom" (libertad). Mike Clarke/AFP/Getty Images
Activista tailandés que lleva una máscara que dice "Freedom" (libertad). Mike Clarke/AFP/Getty Images

Asia nunca ha sido el paraíso de la libertad de expresión. Durante décadas, buena parte de los países asiáticos han estado gobernados por dictaduras que dejaban poco margen a las voces disidentes y en aquellos supuestamente democráticos las denuncias por violaciones de la libertad de expresión han sido frecuentes. Además, los altibajos en las políticas han sido numerosos y periodos de mayor apertura se han visto seguidos de otros menos tolerantes. Así, mientras que en 2011 Reporteros sin Fronteras se mostraba bastante optimista sobre la libertad de expresión en el continente y hablaba de progresos en muchos de los países, en el último informe sobre Libertad de Prensa, que repasa los hechos de 2014, la organización pintaba un panorama más sombrío. “El último año ha mostrado que ciertos gobiernos en la región de Asia-Pacífico, incluso los democráticos, pueden ser extremadamente sensible a las críticas”, aseguraba el informe. Los primeros meses de 2015 han confirmado esta tendencia y la represión en muchos de los Estados, especialmente en el sureste asiático, se ha recrudecido.

El último caso ha sido el de un joven bloguero singapurense de 16 años, Amos Yee, quien criticó en un vídeo colgado en Youtube al fundador de la isla-Estado y primer ministro entre 1959 y 1990, Lee Kuan Yew, justo después de su muerte hace dos meses. Amos Yee, quien relacionaba a Lee Kuan Yew con Jesucristo en un vídeo titulado “Lee Kuan Yew por fin está muerto”, acaba de ser declarado culpable por comentarios ofensivos contra la cristiandad y por emitir imágenes obscenas. Singapur es un país con una tensa mezcla étnica y religiosa donde este tipo de crímenes está fuertemente penado, pero muchos relacionan la sentencia con la crisis por la que atraviesa el partido fundado por el propio Lee Kuan Yew, el People's Action Party (PAP), en el poder desde 1959. “El partido ha perdido popularidad y esta es la razón por la que se está incrementando el control sobre la ciudadanía”, asegura Pavin Chachavalpongpun, profesor asociado en el Centro de Estudios sobre el Sureste Asiático de la Universidad de Kyoto.

La tendencia, aseguran Pavin y otros académicos y activistas, no es algo particular de Singapur, ya que muchos otros países están endureciendo las legislaciones o la aplicación de las ya existentes por miedo a las voces disidentes. “No ha habido ningún lugar [en el Sureste Asiático] que haya destacado en libertad de expresión el año pasado y la tendencia regresiva ha continuado durante los primeros cuatro meses de 2015. Muchos Estados están enfrentándose a inestabilidad política y mantener a los medios bajo control es clave para una victoria política”, asegura Kulachada Chaippat, responsable de campañas de la Alianza de Prensa del Sudeste Asiático (SEAPA en sus siglas en inglés).

Los casos durante los últimos meses ...