En esta imagen facilitada por la Fuerza de Defensa Australiana, el submarino de la Marina Real Australiana HMAS Sheean llega para una visita logística al puerto el 1 de abril de 2021 en Hobart, Australia. (Foto de LSIS Leo Baumgartner/Fuerza de Defensa Australiana vía Getty Images)

Un escenario en la región Indo-Pacífico cambiante hace que los próximos avances del tratado sean difíciles de predecir. ¿Cuál podría ser el futuro del AUKUS?

Hace un año el mundo se sorprendía por el anuncio del pacto entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos para estrechar su colaboración en seguridad y defensa en la región del Indo-Pacífico. El tratado recibió el nombre de AUKUS, por las iniciales en inglés de los Estados firmantes. ¿En qué hechos concretos se traducía esta nueva alianza? Una de las primeras medidas presentada por los asociados fue la venta al gobierno de Canberra de submarinos nucleares para aumentar su capacidad disuasoria.

El anuncio provocó un terremoto diplomático, especialmente en Francia que tenía un acuerdo firmado en 2016 con Australia para proporcionarle sumergibles, pero este quedaba anulado por la incorporación australiana al AUKUS. El gobierno de Emmanuel Macron criticó con dureza el pacto —consideraba que países aliados habían tenido un comportamiento “inaceptable”— y París llamó a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra.

Hace un año, esta cuestión de los submarinos fue la que acaparó los titulares en los medios de comunicación internacionales. Pero el AUKUS contempla otras muchas áreas donde pretenden cooperar sus integrantes y otros países —como China— lo miran con recelos. Así que, con motivo del primer aniversario, se puede hacer un balance más reflexivo de lo que puede suponer esta nueva alianza en un ámbito tan sensible para la geopolítica global como es el Indo-Pacífico.

El polémico despliegue de submarinos nucleares por parte de Australia se estima que será hacia 2040. Su puesta a punto requiere tiempo y ya se está trabajando en ello, como demuestra el anuncio del pasado 1 de septiembre de que la Royal Navy británica comenzaría a entrenar a las tripulaciones australianas.

Desde Canberra, Richard Marles, ministro de Defensa, anunció que en marzo de 2023 se darían más detalles sobre el despliegue de estas unidades, en la línea de lo recogido en el acuerdo inicial. Por su parte, Washington presentó su nueva estrategia para el Indo-Pacífico en febrero de 2022 donde la entrega de estos sumergibles se presenta como un factor para disuadir cualquier agresión contra EE UU y sus aliados en el Indo-Pacífico.

Más allá de la venta de submarinos nucleares a Australia, el AUKUS contempla una importante cooperación entre sus socios en tecnologías con una clara aplicación militar: ciberseguridad, inteligencia artificial, tecnología cuántica… En este sentido, Inés Arco, investigadora de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), señala que “la alianza pone de manifiesto las capacidades marítimas en una región enmarcada por los mares y por la creciente preocupación hacia las amenazas híbridas en los dominios cibernéticos”.

La propia Casa Blanca publicó un documento en abril de 2022 que concretaba las áreas de trabajo del AUKUS en materia de defensa. El texto resalta las capacidades marítimas que explica Inés Arco y habla de puntos concretos. Por ejemplo, el propio gobierno estadounidense reconoce que los integrantes de la alianza que en 2023 comenzarán a trabajar en el desarrollo de un vehículo autónomo subacuático y que “será un importante multiplicador de fuerzas para nuestras fuerzas marítimas”.

La certificación de un nuevo escenario geopolítico

Pero el AUKUS tiene implicaciones además del desarrollo de diversas tecnologías militares. En el terreno diplomático se está diseñando un escenario totalmente nuevo. Para Inés Arco, la constitución del AUKUS hace un año “solidificó la centralidad del Indo-Pacífico como eje de la competición geopolítica actual”. En una línea similar se manifestó Samuel M. Makinda, profesor de Relaciones Internacionales y Estudios de Seguridad de la Universidad de Murdoch (Australia), en una entrevista en Chatham House: “el acuerdo refleja la creciente atención que EE UU, Reino Unido y Australia le prestan al Indo-Pacífico y su implicación para contener la proyección de poder de China en la región”.

Makinda menciona específicamente que el pacto ha sido visto como “una respuesta a la creciente actividad militar china en la región”, en referencia a lo visto en los últimos años en el mar del Sur de China o en las aguas cercanas a Taiwán.

Arco recuerda que “no ha habido ninguna referencia directa del AUKUS hacia China”, pero la analista de CIDOB señala también que este pacto “es una de las iniciativas regionales más importantes para decantar todavía más la balanza militar en favor de Washington”. La experta en Asia-Pacífico recuerda también que la República Popular “se siente cada vez más rodeada por la emergencia de iniciativas de seguridad y defensa [capitaneadas por EE UU] en su vecindario”.

El presidente ruso Vladimir Putin (izq.) y el presidente chino Xi Jinping (der.) se reúnen en Pekín, China, el 4 de febrero de 2022. (Foto de la Oficina de Prensa del Kremlin/Handout/Anadolu Agency vía Getty Images)

Por su parte, China también se ha referido al AUKUS en intervenciones diplomáticas. En una declaración conjunta entre Moscú y Beijing del 4 de febrero de 2022, la atención se centró en la crítica a la OTAN —en un momento en que la tensión previa a la invasión de Ucrania se encontraba en su punto más alto—, pero el párrafo final también se refería al pacto entre los países anglosajones en el Indo-Pacífico. En el texto, la Federación Rusa y la República Popular consideraban que esta alianza podría desencadenar una carrera armamentística en la región.

Más allá de estos recelos en Moscú y Beijing, Inés Arco también explica que el AUKUS “ha provocado cierta desconfianza en los Estados cercanos a Australia por el componente nuclear que tiene el pacto”. Un rechazo que China ha sabido aprovechar para acercarse a ellos y lograr acuerdos de seguridad como el firmado con Islas Salomón. Asimismo, la República Popular ha ofrecido tratados comerciales y de cooperación económica a otras naciones insulares de la región. 

El carácter limitado del AUKUS a tres miembros es un cambio de tendencia frente a otras grandes alianzas como la OTAN (con 30 Estados socios  y a la espera de que Finlandia y Suecia formalicen su ingreso). Para Arco, este pacto entre EE UU, Reino Unido y Australia muestra cierta preferencia de Washington por “iniciativas de cooperación con menos integrantes que faciliten alcanzar consensos, así como una coordinación más eficaz para responder a los retos existentes”.

Esta cuestión abre la pregunta de cómo EE UU puede coordinar los diferentes acuerdos de defensa que tiene en la región. Por ejemplo, los tratados bilaterales de defensa con Japón y Filipinas, otra alianza que está dando mucho de qué hablar, o el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (también conocido como Quad) que incluye también a Australia, India y Japón. Para Arco, “Washington tiene un gran interés en conectar estas iniciativas en la región Indo-Pacífico para decantar la balanza a su favor”.

Europa busca su lugar

En un terreno donde los expertos demuestran cierta unanimidad son las consecuencias de la alianza entre EE UU, Reino Unido y Australia para la política de la UE en Asia-Pacífico. Como ya se ha comentado, la encarnación de los problemas que supone el AUKUS para los intereses europeos ha sido el caso de Francia.

El sentimiento de engaño ha dejado mella en el Elíseo, tal y como explica ampliamente el profesor Makinda, ya que no se rompió solamente un acuerdo comercial. Este experto recuerda que “no era una relación basada solo en la compra-venta de submarinos, Francia consideraba a Australia un socio estratégico para los próximos 50 años en el Indo-Pacífico”.

Tras la tormenta diplomática de otoño de 2021, Makinda también señala como la relación se ha intentado arreglar desde la llegada del gobierno laborista a Canberra en la primavera del año pasado. Los gestos del primer ministro Anthony Albanese fueron correspondidos por el presidente Macron, invitando al mandatario australiano a una visita de Estado y este accedió a compensar con 555 millones a la empresa francesa Naval Group (encargada de construir los submarinos de la discordia).

Además, Macron trató de cerrar los principales flecos de la crisis diplomática asegurando que “nosotros siempre pensamos en el futuro, no en el pasado. Él [en referencia a Albanese] no es responsable de lo que ha pasado”. Pero, pese a estos acercamientos, según Makinda, “todavía no está claro si la relación volverá al nivel que tenía antes de la crisis, y si Francia podrá volver a confiar en Australia en cuestiones delicadas de seguridad nacional”.

Si se amplía el zoom, y se observan las repercusiones del AUKUS para el conjunto de la UE, Makinda recuerda en la entrevista en Chatham House que “el sentimiento de traición” que experimentó Francia se hizo extensivo al conjunto de Estados europeos al verse desplazados en la región por el eje anglosajón.

Para el profesor de la universidad de Murdoch este desencanto europeo ha llevado a que haya “un aumento de llamamientos dentro de la UE para perseguir con más fuerza la “autonomía estratégica”, es decir, una política exterior comunitaria más asertiva e independiente”.

Inés Arco se expresa en términos similares y añade que “el énfasis en la defensa será necesario si la UE quiere establecerse como una alternativa a EE UU y China, así como un socio fiable en la región”. De cara a proyectar la relación en el futuro entre el AUKUS y los socios europeos la experta considera que la guerra de Ucrania ha puesto en perspectiva las diferencias entre las partes, pero también los intereses comunes.

Con este nuevo escenario, Arco considera que “los futuros acontecimientos podrían llevar al inicio de un diálogo entre la UE y el AUKUS sobre cómo contribuir más eficientemente a sus intereses en el Indo-Pacífico o, al contrario, romper la unidad actual”.

De todas formas, a la hora de hacer previsiones de futuro, la analista reconoce que “la falta de información actual y de declaraciones por parte del AUKUS hace muy difícil predecir sus próximos movimientos más allá de la venta y construcción de los submarinos”. Arco considera que habrá que ver qué objetivos establece y cómo se relacionará con otras iniciativas de cooperación en seguridad y defensa.