2. Barack Obama

por reinventar el papel de EE UU en el mundo.

PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS

 

Cuando Obama llegó a la Casa Blanca tenía por delante varios obstáculos aparentemente inextricables: dos guerras encarnizadas quizá imposibles de ganar, una crisis económica de proporciones comparables a la de los años 30 y fuertes enfrentamientos en el Congreso en torno al gasto público y la sanidad, entre otros temas. Esta dura realidad ha hecho que Obama -un orador destacable por su retórica de altos vuelos y su importancia simbólica como primer presidente negro de EE UU- a veces parezca más un arregla-desperfectos que un visionario.

Pero en realidad es ambas cosas. Un empollón impenitente con aspecto profesional, un "incrementalista radical" (según el útil término acuñado por sus detractores) que sopesa los asuntos, busca consejo, medita, vuelve a asesorarse, y entonces realiza un pequeño reajuste. También es un presidente con grandes ideas, sobre todo en política exterior. Siempre fiel a su lema de "poder inteligente", el hombre al mando del ejército más poderoso del planeta ha diversificado el arsenal diplomático a base de escuchar. Se dirigió al mundo musulmán desde El Cairo, aparcó las diferencias con Europa, y tendió la mano a incorregibles regímenes sin escrúpulos. Aun así puede que fracase. Pero si tiene éxito, el cambio en las relaciones de EE UU con el mundo podría convertirse en una gran ola imparable.