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3. Barack Obama
por trazar un rumbo a pesar de las críticas.
Presidente de EE UU

No demos por perdido a Obama todavía. Es verdad que el joven e inteligente presidente de Estados Unidos ha tenido un segundo año difícil, con una economía que se empeña en la lentitud, el empeoramiento de la situación en Afganistán, una reacción electoral en contra y el inesperado problema de los más de cuatro millones de barriles de crudo que se vertieron en el Golfo de México. Sus amplios planes para revisar la política de inmigración y reinventar el uso que hacen los estadounidenses de la energía no consiguieron despegar nunca, y no puede presumir ni de haber logrado la paz en Oriente Medio ni de de haber controlado a los republicanos descontentos que se oponen a lo que consideran la llegada de un socialismo de estilo europeo.

Pero Obama sigue siendo probablemente el líder más popular del mundo desarrollado, aunque la opinión pública estadounidense lo juzgue con más dureza, y está inventando, con paso lento pero seguro, una nueva forma de gobernar que acompañe a su visión de un EE UU capaz de volver a proyectar su poder a través de la fuerza de sus ideas. Obama tiene una difícil tarea: la de contribuir a la construcción de un nuevo orden que suceda al dominio indiscutido de EE UU como única superpotencia tras el final de la guerra fría. Ahora bien, por suerte para el mundo, es una tarea que éste está dispuesto a asumir, aunque a veces lo haga de forma vacilante. Ha decidido jugarse el prestigio de su país al hablar en defensa de las potencias emergentes aún no bien representadas en los órganos que dirigen el mundo, ha renovado los lazos de amistad con las democracias de Asia y, en su vibrante discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre, aseguró estar listo para “retar a quienes reprimen las ideas” y “servir de voz a quienes no la tienen”.

Este idealismo todavía no define el legado de Obama en el mundo; a pesar de su retórica wilsoniana, sigue siendo precavido y prefiere avanzar poco a poco en la mayoría de las cuestiones. En muchos aspectos, es el más realista de los últimos presidentes de Estados Unidos, decidido a centrarse en los terribles retos que le ha tocado afrontar, desde Afganistán hasta el cambio climático. Con el tiempo, es posible que el mundo tenga que agradecérselo.