Gran Bretaña vive estos días el alboroto causado por las revelaciones de News of the World. Incluso la caída del periódico amenaza con hundir al Gobierno británico. Pero el polémico imperio mediático de Murdoch se extiende mucho más allá del Canal de la Mancha.

Philippe Lopez/AFP/Getty Images
Philippe Lopez/AFP/Getty Images

CHINA

El potencial del enorme mercado de China había hechizado a Murdoch hace mucho tiempo, pero su primera incursión en el país en 1993 fue un desastre sin precedentes. Tras comprar un canal de televisión por satélite de Hong Kong por casi mil millones de dólares (unos 700 millones de euros), pronunció un discurso en Londres jactándose de que la tecnología de los modernos medios de comunicación “estaba demostrando ser una inequívoca amenaza para los regímenes totalitarios en todas partes”. A los líderes chinos no les hizo gracia y como represalia prohibieron la propiedad privada de antenas parabólicas, amenazando la viabilidad del canal.

Cuando Murdoch lo intentó de nuevo varios años más tarde, tuvo mucho más cuidado. Cultivó las relaciones con los líderes chinos, se embarcó en alianzas estratégicas con emisoras de propiedad estatal y eliminó a los informativos de la BBC de su red por satélite Star porque su cobertura crítica había enfurecido a Pekín. Sus esfuerzos para lograr un acercamiento contaron con el muy hábil apoyo de su esposa, Wendi Deng, una antigua empleada china de News Corp. con quien se casó en 1999.

Sin embargo, la adulación no sirve para abrir todas las puertas en China. En 2005, News Corp. chocó con lo que Murdoch denominó “una muralla de ladrillos” cuando su intento de adquirir derechos de emisión en prime-time se vino abajo la compañía vendió el control de sus tres canales de televisión chinos a una empresa de este país el año pasado. En definitiva, Murdoch invirtió más de 2.000 millones de dólares en el país, y perdió al menos la mitad.

AFP/Getty Images
AFP/Getty Images

AUSTRALIA

El ascenso a la primera línea de la popularidad internacional de Murdoch comenzó cuando heredó News —un tabloide diario de Adelaida— de su padre, Keith, en 1952. Hoy, el magnate posee docenas de periódicos y emisoras en su país de origen, incluyendo el más importante diario nacional, Australian.

Murdoch ha sido una presencia influyente en la política australiana desde la década de los 60. Controla la mayoría de los periódicos importantes del país, y una reunión con el magnate se considera de rigor para los primeros ministros en el cargo (o aspirantes a serlo). Mientras que sus críticos en la izquierda dibujan Australia como una Murdochracia y señalan que el aumento de su protagonismo ha coincidido con un giro a la derecha en la política australiana, el empresario en ocasiones ha apoyado a líderes de ambos partidos mayoritarios según ha convenido a sus intereses.

El magnate tenía estrechos vínculos con el ex primer ministro laborista Paul Keating, que se remontan a cuando ambos cooperaron en la adquisición por parte de Murdoch de Melbourne Herald Sun, ahora el diario más leído de Australia, mientras Keating era ministro del Tesoro. El empresario fue un abierto partidario del Partido Liberal (de tendencia conservadora según la definición estadounidense) del primer ministro John Howard, pero su sugerencia de que Howard debería renunciar y su apoyo a Kevin Rudd contribuyeron a inclinar el resultado de las elecciones australianas de 2007.

Murdoch es menos cercano a la actual primera ministra Julia Gillard, especialmente en lo que se refiere a las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, pero una portavoz de Gillard fue de lo más diplomática al describir a la más famosa de las exportaciones empresariales del país diciendo: “Por supuesto que no estamos de acuerdo en todo, pero creo que es justo decir que deberíamos estar orgulloso de que él sea un producto australiano."

En Australia, como en todos los demás sitos, por lo general Murdoch parece menos interesado en imponer una agenda social o ideológica que una que le beneficie a él.

MURDOCHberlusconi
Alberto Pizzoli/AFP/Getty Images

ITALIA

Murdoch y el magnate de los medios y primer ministro del país Silvio Berlusconi fueron en el pasado amigos íntimos y acostumbraban a cenar juntos en las villas del mandatario a mediados de los 90. Pero los esfuerzos de Murdoch para expandir sus participaciones en los medios de comunicación italianos han irritado, como era previsible, a Berlusconi. Entre las cadenas de televisión de Mediaset, propiedad de éste, y su control de facto sobre los canales públicos del país, el primer ministro disfruta de una influencia prácticamente hegemónica sobre el panorama mediático de Italia.

Ese control parecía destinado a ser desafiado a comienzos de la década de 2000 por Sky Italia, una cadena de televisión por satélite propiedad de Murdoch que empezó a ir despojando a Mediaset de sus espectadores y a contratar a sus presentadores. A buen seguro no escapó a la atención de Berlusconi el que los periódicos británicos de Murdoch, en especial The Times, se mostraran implacables en su cobertura de los escándalos sexuales y empresariales del primer ministro italiano. Berlusconi rechazó la crítica mediática británica por ser parte de una campaña orquestada por Murdoch para abrirse paso a la fuerza en el mercado de los medios italianos. El responsable de News Corp. descalificó esta acusación en una entrevista con Fox Business Network: “Yo no controlo lo que el director de The Times dice en Londres, o The Economist, que han estado atacándole, diciendo que es una vergüenza haberle tenido como primer ministro durante los últimos cinco años”.

Ohn Macdougall/AFP/Getty Images
Ohn Macdougall/AFP/Getty Images

INDIA

El hijo y socio de Murdoch, James, presidente de News Corp. para Europa y Asia, ha descrito a los medios de India como “un tigre durmiente esperando a ser despertado”, y la empresa se ha movido con rapidez y agresividad para llevarse su parte del pastel. Star India, propiedad de News Corp., es el líder indiscutible de la televisión por satélite en el país. Uno de sus canales, la cadena de entretenimiento en hindi Star Plus, tiene 45 de los 50 principales programas nacionales y 56 millones de espectadores. En 2008, Murdoch amplió este compromiso, invirtiendo 100 millones de dólares en India.

No obstante, la expansión en India no siempre ha sido fácil para Murdoch. Durante algún tiempo, debido a las leyes que rigen la propiedad por parte de extranjeros de los medios de comunicación, Star News tenía que solicitar permiso del Gobierno indio cada semana sólo para continuar emitiendo. Además, en el país se han dictado varias órdenes de detención contra Murdoch: la primera la emitió un juez en 1995 después de que un participante en un talk show de uno de los canales del magnate se refiriera a Mahatma Gandhi como un “vaisia bastardo” —en alusión a su casta—. En 1998, se emitió una orden por la emisión en sus cadenas de películas “vulgares” como Desnuda para matar y Una mamá sin freno.

En 2007, una turbamulta de nacionalistas hindúes atacó las oficinas de un canal de noticias propiedad de Murdoch en Mumbai después de que éste emitiera una entrevista con una joven pareja —una hindú y un hombre musulmán— que había escapado de sus familias.

Torsten Blackwood/AFP/Getty Images
Torsten Blackwood/AFP/Getty Images

FIJI

El imperio mediático de Murdoch con frecuencia se ha convertido en una piedra en el zapato de gobiernos por todo el mundo, y más de un mandatario probablemente ha deseado en secreto poder simplemente dar la patada a News Corp. Pero, hasta la fecha, el único que de verdad lo ha hecho ha sido el líder de la junta de Fiji, Frank Bainimarama, que accedió al poder tras un golpe de Estado incruento a finales de 2006. Poco después de su llegada al Gobierno comenzaron las quejas sobre el acoso a periodistas, incluyendo a los empleados del periódico más antiguo y popular del país, Fiji Times, propiedad de Murdoch. El diario suspendió su publicación por un breve periodo poco después del alzamiento para no someterse a la exigencia del nuevo régimen de permitir que el Ejército comprobara cada edición antes de su publicación con el fin de asegurarse de que éste no incluía contenidos contrarios al Ejecutivo.

La junta en última instancia dio marcha atrás, pero 18 meses después deportó a Evan Hannah, el director australiano de TheTimes, tras declararle una amenaza para la seguridad nacional. El periódico continuó publicando informaciones críticas con la Administración de Bainimarama, pero News Corp. se vio finalmente obligada a vender la propiedad en 2010 después de la aprobación de una nueva ley que exigía que los periódicos de Fiji fueran de propiedad local en un 90%.